Lunes 27.6.2022
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A mediados de la década de 1990 el estudio de animación Walt Disney había recobrado el poderío de antaño. Tras más de dos décadas de infortunio, en 1989 la necesaria renovación de contenidos llegó gracias a “La sirenita”, en la cual John Musker y Ron Clements fueron capaces de adaptar con sabiduría el cuento de Hans Christian Andersen, creando íconos como Ariel, Flounder, Sebastian, Ursula y el propio Tritón. Lo que vino después, en el primer lustro de la última década del siglo XX fue apoteósico: “La bella y la bestia”, “Aladdín”, “El rey león”, “Pocahontas” y “El jorobado de Notre Dame”. Más allá de los matices propios de la heterogeneidad de los proyectos elegidos, lo cierto es que el nombre “Disney” volvió a latir con fuerza en los corazones de chicos y grandes de todo el mundo.
Foto: Walt Disney PicturesEl próximo proyecto debía estar, obligadamente, a la altura de las circunstancias. El interrogante era obvio: ¿qué universo indagar? Musker y Clements sobrevolaron las novelas de Robert Louis Stevenson (“La isla del tesoro”) de Julio Verne (“La vuelta al mundo en 80 días”) y hasta se interesaron por Miguel de Cervantes (“El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha”) pero nada logró satisfacerlos. Hasta que volvieron los ojos a Grecia: primero a “La Odisea”, que no les terminó de cerrar por la complejidad de la adaptación y luego al mito de Hércules, que les aportó la “arcilla” que necesitaban para moldear la próxima película de Disney. Así “Hércules” se estrenó el 27 de junio de 1997, hace justo 25 años.
En los párrafos anteriores hacíamos referencia a “La Odisea” de Homero. Salvando las enormes distancias, la de Musker y Clements fue también una especie de aventura al estilo de la emprendida por Ulises en su larguísimo regreso a Ítaca. Es que trasladar un mito al mundo de los dibujos animados para toda la familia (lleno de posibilidades pero también de desafíos) no era, ni mucho menos, una empresa fácil. Sin embargo, fueron capaces de sortear las tribulaciones a partir de una fórmula infalible, que todavía sigue en uso: la mayor sencillez argumental posible, ambientes cargados de exotismo, buenos y malos bien definidos, personajes secundarios divertidos (función que en este caso cumplen, sobre todo, el fauno Phil y los demonios Pena y Pánico) y una banda sonora capaz de emocionar pero sin llegar a empalagar.
Foto: Walt Disney PicturesAlgunos críticos la acusaron de insípida, pero es en realidad una atrayente versión del mito. Tan segura de su triunfo final como el propio protagonista. De este modo Hércules, el hijo de Zeus y de la reina de Tebas, Alcmena, pasó a ocupar un lugar destacado entre los personajes “disneyanos”. Pero es el villano el que realmente queda grabado en la memoria, tal como el Scar de “El rey león'', el mago Jaffar de “Aladdín” y el juez Frollo de “El jorobado de Notre Dame”. Hades, inspirado en el Dios del inframundo de la mitología griega, intenta sin éxito robarle el trono del Olimpo a su hermano menor Zeus. Y es a él a quien le corresponden algunos de los mejores pasajes de la película, como aquel en el cual convoca a los Titanes para enfrentar a los dioses.
En la versión en español, el film contó con un aliciente: el entonces veinteañero cantante Ricky Martin le puso la voz al protagonista, al tiempo que grabó la canción “No importa la distancia”, que le brinda una brújula al protagonista. Y se convirtió en un auténtico hit. Un lustro después del estreno de “Hércules”, en el año 2002 la exitosa dupla John Musker y Ron Clements finalmente lograría redondear su propia versión de la obra de Stevenson en la arriesgada “El planeta del tesoro”. Pero esa es otra historia.
Foto: Walt Disney Pictures