"Después de un buen día" desentraña el culto detrás de una película marginada
Estrenado en el marco del festival de cine independiente de Buenos Aires, el trabajo del director Néstor Frenkel reúne a los protagonistas de un film denostado por la crítica y analiza los motivos que lo convirtieron en un filme de culto amado por miles de fanáticos.
"Un buen día", película de 2010 que motivó un documental. Foto: Gentileza producción
“Después de un buen día” fue sin dudas una de los films más populares de la edición 2024 del Festival de cine independiente Bafici. El film documental del cineasta Néstor Frenkel (“Los ganadores”, “Los visionadores”) ha conseguido trazar puentes y conversar con unos espectadores que se sienten tanto o más responsables del trabajo que su propio realizador. Un hecho cuanto menos curioso, nada frecuente y que para ser plenamente entendido requiere que nos remontemos al 2010.
Ese año tuvo su estreno formal la cinta argentina “Un buen día”. A ciencia cierta no consiguió demasiadas salas para su proyección, reduciéndose las mismas tras las críticas negativas y la poca afluencia del público. Un paso por los cines efímero (como tantos otros), que no debería haber llamado la atención de nadie.
El largometraje cuenta la historia de Fabiana y Manuel, dos argentinos que se encuentran en Long Beach (Estados Unidos). Es difícil encuadrarla, como genero se acerca al romance intentando reproducir mediante diálogos que se pretenden profundos una mística similar a “Antes del amanecer” (Richard Linklater, 1995). Claramente no lo consigue.
Si bien está protagonizada por Lucila Solá (pareja de Al Pacino durante diez años) y Aníbal Silveyra, existe un tercer nombre, un secundario que permite comenzar a deslindar el porqué de lo imperecedero de la cinta: Andrea del Boca.
“Un buen día” es un trabajo del clan Del Boca. Esta dirigida por Nicolás del Boca - padre de Andrea y director de muchas de sus telenovelas - y escrita y producida por Enrique “Quique” Torres - yerno del director -. Un film de nicho familiar, plagado de curiosidades y decisiones extrañas.
Apenas una de ellas fue que consistió en el primer trabajo en pantalla grande tanto para su director como guionista. Una deuda o materia pendiente que Nicolás del Boca consiguió tachar a la edad de 82 años. Como rareza también podemos mencionar su locación, se rodó en la ciudad de California, y un numeroso equipo de trabajo constituido principalmente por estudiantes recién recibidos.
Meses más tarde, siguiendo esa vieja premisa de que las obras una vez concluidas dejan de ser del artista, es que fue recogida por un grupo de fans que encontraron cualidades en la cinta que el resto de los mortales no conseguimos apreciar.
Una comunidad de la red social Facebook - algo muy de moda en esos años - llamada “Grupo de Apreciación de Un buen día” la desarmó, analizo sus planos y repaso cita tras cita otorgándole así nueva vida a un producto tan único como excéntrico. Sus integrantes diariamente compartían material, lecturas e interpretaciones propias de sus escenas favoritas. Incluso llegaron a realizar un fan film/suecada - una versión precaria hecha por aficionados de una película - que rápidamente sumo miles de visualizaciones. Más tarde comenzaron a organizar proyecciones del film dando forma a un punto de encuentro y reunión para esos miles de fanáticos. “Un buen día” se transformó así en un objeto de culto que llamo la atención no solo del propio Torres sino del cineasta Néstor Frenkel, quien terminó realizando “Después de un buen día”, presentado el día 19 de abril en el BAFICI, antes de su estreno comercial en junio.
Gentileza producción
“La película fue distribuida por la empresa de Bernardo Zupnik. Se estrenó un jueves, hace muchos años. El lunes siguiente, con unas paupérrimas cifras de espectadores en la mano, entre a su despacho con mi mejor sonrisa. Era un día soleado, maravilloso. Bernardo me miró en silencio durante varios segundos. “Vos estás loco” me dijo, preocupado por mi salud mental. “¿Vos sabes la cantidad de directores y productores que se sientan en esa silla llorando cuando sus películas hacen sapo?, agregó. “Sólo te pido un favor, Bernardo. Decime que la mía es la peor película que distribuiste en toda tu vida”. “¡Pues no! ¡Ni siquiera la anteúltima!”. Y mi sonrisa se borró: Lástima. Yo pensé que siendo la última quedaría en la historia. Ni eso pude conseguir”. Y Bernardo, sonriendo, finalizo: “Confirmado, vos estás loco”. Pasaron 14 años. “Un buen día” fue mi fracaso más exitoso. Un grupo de seres maravillosos la adoptaron y “la contagiaron” a otro grupo, que se enamoró de mi peli. Y así fueron pasando “el virus”. Y como si eso fuera poco, años después aparece Néstor Frenkel, un prestigioso documentalista argentino, y se mete en el mundo “incalificable” de mi peli y filma “Después de un Buen Día”, señalaba Enrique Torres frente al estreno del documental a través de sus redes sociales.
Sin dudas resulta difícil encontrar otra película que despierte ese grado de fanatismo y Frenkel consigue expresarlo a la perfección. El trabajo del director reúne a los protagonistas de un film denostado por la crítica y analiza los motivos que lo convirtieron en un filme amado por miles de personas.
“Después de un buen día”, el documental
“Después de un buen día” se compone de dos partes claramente identificables. En la primera de ellas su director se encarga de presentar y describir a cada uno de los participantes de la fallida propuesta prestando una especial atención a Enrique Torres. El guionista y productor de telenovelas exitosas de los años ochenta y noventa, como "Celeste," "Antonella," "Perla Negra," "Nano," "Cebollitas," y "Muñeca Brava”, es de algún modo el centro del relato. Una personalidad magnética aprovechada al máximo por el realizador. Frenkel describe parte de su vida, sus inicios como futbolista, su trabajo como director de una revista erótica, para luego desembocar, en una de sus tantas reinvenciones, como productor de su famosa película.
En el documental también participa Aníbal Silveyra, uno de los protagonistas, mostrándose genuino y sincero frente a la cámara. Existe cierta catarsis en lo que dice, no hay que olvidar que los artistas son la cara más visible de cualquier fracaso. Se entiende así la ausencia Lucila Solá, la otra protagonista, quien prefirió mantenerse al margen del producto. Nicolás del Boca por su parte, si bien falleció en 2018, puede verse mediante material de archivo. A estos se suman declaraciones de Annabella y Andrea del Boca.
La segunda parte se ocupa de describir al autodenominado “grupo de apreciación” de la película. Unos personajes curiosos, que se visten como los personajes y que más allá de hacerse cargo de las proyecciones, mantienen viva la llama de la película mediante posteos en las redes sociales, citando, en muchos casos, frases extraídas de la misma como “El tiempo es todo el tiempo”. Oro puro. Entre ellos se destaca el animador y escritor Magrio González, también amigo de Frenkel, quien presta su voz para describir la génesis de la comunidad.
En “Después de un buen día” se respira historia, es un grato homenaje al film, a sus creadores y principalmente a la figura de Enrique Torres. Al mismo tiempo no descuida a los gestores del fenómeno, a los amantes de lo bizarro y del placer culposo, pero también del arte. Tras su visionado, los fans la amaran más y los “haters” la odiaran un poco menos.
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