El thriller surcoreano que desafió límites y vuelve 20 años después
Dos décadas después de su estreno, la película que redefinió el género retorna a las salas de cine argentinas. Inspirada en el manga japonés homónimo, la trama de este filme dirigido por Park Chan-wook incluye intriga, giros inesperados y reflexiones sobre la venganza y la moralidad.
Extraña, oscura e incómoda, la película se adentra en temáticas oscuras y violentas. Foto: Moho Films y CJ Entertainment
En el primer tramo del siglo XXI, una película llegó desde Corea del Sur y propuso nuevos horizontes para ese híbrido que se conoce comúnmente como “thriller”. Al tal punto que productos tan exitosos de estos tiempos, como la saga de John Wick tienen, en algún punto, una deuda con ella. Se trata de “Oldboy”, dirigida por Park Chan-wook, estrenada en 2003 con el manga japonés homónimo como inspiración. Que, en el contexto de los 20 años de su estreno, volverá a estar presente en los cines argentinos a partir del jueves 30 de noviembre.
Moho Films / CJ Entertainment
A la historia que narra “Oldboy” le caben muchos adjetivos, pero el que mejor le cuadra es “intrigante”. Está repleta de giros inesperados que descolocan al espectador y lo conducen a repensar varias veces lo que vio hasta el momento. El centro es un hombre que ha sido secuestrado y encerrado en una habitación, donde lo mantienen confinado por 15 años. Lo extraño es que jamás le explican los motivos. Cuando es, bajo el mismo esquema de incertidumbre, liberado, su deseo es comprender la situación y tomar venganza.
Incómoda, oscura y violenta
“Oldboy” remite a las películas de Alfred Hitchcock, sobre todo porque (como los héroes creados por el cineasta inglés) hay un personaje enfrentado a lo desconocido, que tiene que reconstruir un rompecabezas. Pero también hay ecos de David Lynch, por lo surrealista de la situación que afronta el protagonista y por lo retorcido de los personajes. Al igual que Hitchcock y Lynch, Park Chan-wook aporta a la película sus propios toques autorales. Así hay secuencias memorables cuidadosamente filmadas, donde secuencias cargadas de mucha violencia están bellamente coreografiadas. Mucho tiene que ver en esto el trabajo del actor Choi Min-sik, quien interpreta al hombre de negocios que termina secuestrado sin entender bien por qué.
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Tan extraña como, en muchos aspectos, incómoda, la película se adentra en temáticas oscuras y violentas. Analiza la venganza, la redención y la moralidad pero lo hace de una manera visceral. Quizás, en este último punto, sea posible trazar un paralelismo con un film que se estrenó casi a la par, en 2003 y que también coloca el eje en el tema de la revancha desde una perspectiva intensa: “Kill Bill” de Quentin Tarantino, que también tiene al manga japonés como una de sus fuentes. Philippa Hawker lo describió bien en The Age cuando indicó que el film es “una película llena de choques viscerales y placeres estéticos: tiene una inmediatez explosiva y una persistente vida posterior, un impacto persistente del que es difícil desprenderse”.
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Fuentes y derivaciones
La caracterización de los personajes en “Oldboy”, sobre todo el protagonista Oh Dae-su, fue una bisagra en el género del thriller y definió una tipología muy explotada en los años venideros, por lo atractivo de la mezcla entre motivaciones ambiguas y distintas capas psicológicas. Así, los oscuros héroes de acción creados por actores como Liam Neeson y Denzel Washington en los últimos años, tienen algunas líneas en común con “Oldboy”. Que, por su parte, se nutre fuertemente del cine noir (donde los personajes suelen dejarse ganar por las pasiones) y de los thrillers clásicos. Las intertextualidades no se detienen allí. Cómo señaló en su momento Joe Morgenstern en The Wall Street Journal, "Oldboy" es “shakespeariana en su violencia”, pero también evoca “imágenes de pesadilla de aislamiento espiritual y físico dignas de Samuel Beckett o Dostoievski”.
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Tras su desembarco en 2003, la película de Park Chan-wook incidió en la dirección que tomó la cinematografía surcoreana. Pero sus derivaciones fueron mucho más allá: en 2013, Spike Lee rodó una remake estadounidense, protagonizada por Josh Brolin, Elizabeth Olsen y Sharlto Copley, que intentó replicar los aspectos centrales de su antecesora, pero lo logró sólo a medias. Evidentemente, la alquimia era difícil de repetir. Volver a verla en el cine será una oportunidad para intentar reflexiones respecto al modo en que se resignificaron (o no) en estos años las problemáticas que despliega “Oldboy”.
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