Martes 13.9.2022
/Última actualización 12:35
A partir de este jueves se proyectará en distintas salas del país la película “Perros del viento”, escrita y dirigida por el rosarino Hugo Grosso. La trama se estructura en torno a Ariel (Luis Machín) un escritor que regresa a Rosario desde su autoexilio español para intentar saldar cuentas con un pasado que incluye amores y traiciones. El film cuenta con actuaciones especiales de Carlos Portaluppi y Marta Lubos y un elenco internacional que integran el uruguayo Roberto Suárez, la española Estrella Zapatero y los rosarinos Lorenzo Machín y Gilda Scarpetta.
Grosso parte de un mito urbano que circula en la ciudad del sur provincial desde 1992: los perros suicidas del Parque de España. Por motivos difíciles de establecer (un viento inaudible para los humanos que convoca a los canes, un engaño visual relacionado a las particularidades de la construcción que se hizo en el lugar, un primer suicidio capaz de desatar catárticamente el de una jauría) varios animales se arrojaron al vacío en el lugar. Estos hechos están mencionados en la película (de hecho, el personaje de Machín los investiga para un programa televisivo) pero están usados metafóricamente para reflexionar sobre el comportamiento humano.
Gilda Scarpetta en un fotograma de la película.De la realidad a la ficción
En una extensa charla con este medio, Grosso repasó el proceso de realización de la película y su propio itinerario autoral. “Tengo una formación, si se quiere, vinculada a la escuela de Birri. Una premisa basada en partir de la realidad, del documental, para llegar a la ficción. Arrancar por un hecho real me da seguridad y además tengo un gusto personal por tomar hechos reales y convertirlos en ficción. Me interesa construir un verosímil a partir de un hecho real. Me resulta más sencillo eso antes que tomar una cosa que está solamente en mi imaginación. Luego, trato de utilizar esos elementos como excusa para hablar de otras cosas. En este caso, el suicidio de los perros para compararlo con el comportamiento de los personajes que están en la película”, expresó.
“Un desafío en la película era que siempre que hubiera algo intenso, se cortara rápidamente", aseguró el director.Para el desarrollo de “Perros del viento”, la intervención de Machín fue medular. “Luis es un amigo, hice otras cosas con él. Es un gusto trabajar juntos. En este caso, venía de hacer otra película y tenía un guión que no avanzaba. Un día me reuní con Luis, le conté la idea y le interesó. A partir de ahí se incorporó como protagonista de la película. Me aislé durante dos semanas y saqué una primera versión. Ahí nos dimos cuenta que la película podía avanzar. Por supuesto que después pasamos por todas las situaciones complicadas del cine argentino para poder llegar a producir y a la vez estuvo la pandemia, que complicó el rodaje. Fue un proceso muy largo que contó con el acompañamiento de Luis”, explicó Grosso.
Todo en el film está en un nivel de contención que contribuye a la inminencia del salto al vacío.Progresión dramática propia
Una particularidad del film es que el personaje de Machín no tiene un arco de transformación. Como señala el propio director, “lo van sopapeando en el camino”. Atraviesa distintas situaciones, pero no sigue el clásico camino del héroe. “Eso es mucho más difícil de actuar que el que vive la aventura. Hay cosas que lo van modificando, pero que no son fáciles de expresar. Luis tiene una particularidad, una progresión dramática propia. Eso es de él, no del guión, sino de su procedimiento. Por supuesto, sabe leer muy bien los guiones y entiende en qué momento de la transformación dramática está ubicado”, opinó Hugo.
"Me interesa construir un verosímil a partir de un hecho real", aseguró el director.La inminencia del salto al vacío
Grosso tiene una marca de enunciación de la cual se jacta: no le gustan las situaciones sobrecargadas. “Un desafío en la película era que siempre que hubiera algo intenso, se cortara rápidamente. Que el sexo no fuera un desarrollo, que las emociones estuvieran contenidas. La idea era trabajar sobre la contención, sobre todo eso que no permite que ninguno de los personajes estalle. La idea era que todas las escenas tuvieran un límite”, planteó el director. En efecto, todo en el film está en un nivel de contención que contribuye a la inminencia del salto al vacío. “El punto justo entre el instinto y la razón”, finalizó.