El vampiro inmortalizado por Bram Stoker en su novela decimonónica es, con Sherlock Holmes, uno de los personajes que más veces estuvo en la pantalla grande. Bajo diversas fisonomías y al servicio de casi todos los géneros. Ahora, Nicholas Cage lo interpreta en la comedia “Renfield”.
Nicholas Cage y Nicholas Hoult en “Renfield”. Foto: Universal Pictures
Si existe un personaje de origen literario que ha calado profundamente en el mundo occidental desde fines del siglo XIX ese es el conde Drácula, convertido hoy en un ícono popular de irresistible potencia. El mérito principal es de Bram Stoker, quien creó la novela homónima que se publicó en 1897 para describir la puja entre el progreso sustentado en la razón y la irracionalidad de un mal inmemorial. En efecto, como señala el crítico literario Seb Franklin, “Drácula es una presencia que acecha sin estar presente, contraviniendo las leyes de la física”. Y en este punto radica el auténtico horror que emana de su figura: en las impredecibles fisonomías que puede adquirir en tanto encarnación del Mal.
"Nosferatu" de 1922. Foto: Prana-Film GmbH
El poder del cine
Sin embargo, lo que constituyó el fundamento central para que el conde transilvano sea conocido por millones de personas y haya resistido varias generaciones tiene que ver sobre todo con el cine y la televisión. Es que las distintas adaptaciones que se hicieron para la pantalla grande la obra de Stoker (desde la no oficial y modélica “Nosferatu”, considerada una pieza clave de la historia del cine) hasta la miniserie que produjo Netflix en 2020, derivaron en un anclaje tal en el imaginario colectivo, con el que posiblemente solo pueden rivalizar otros monstruos (la criatura de Frankenstein, la momia, el hombre lobo) o el detective Sherlock Holmes.
Bela Lugosi como Drácula. Foto: Universal Pictures
El actor Bela Lugosi, que interpretó a Drácula en la versión oficial que hizo Tod Browning en 1931 es el “conde” que primero se fijó en la retina de los espectadores con su acento húngaro, el pelo negro engominado y la mirada penetrante. Pero sin colmillos ni sangre. Más adelante, ya con otros parámetros, el actor Christopher Lee le daría al conde un aspecto más terrorífico y, ahora sí, sangriento en la adaptación que hizo el director Terence Fisher para Hammer Productions en 1958. Tan grande fue la repercusión, que Lee volvería a encarnar al conde en varias secuelas, algunas tan rebuscadas como “Dracula A.D. 1972”, donde mediante la magia negra reviven al vampiro en la Londres de los años 70 y lo persigue Jessica Van Helsing, nieta del famoso cazador de vampiros.
Lee, el vampiro más terrorífico. Foto: Hammer Productions
Giros inesperados
Entre los 70 y los 80, el intento de mantener vivo al personaje en virtud de obtener réditos, llevó a giros de lo más disparatados. De estos años son “Blacula”, que formó parte del movimiento cinematográfico denominado blaxploitation, que tuvo lugar en los Estados Unidos a principios de los años 1970. Allí, un príncipe africano acude a Transilvania para pedir al conde Drácula que le ayude a combatir el tráfico de esclavos. También “Son of Dracula”, donde el hijo del conde compite con el Barón Frankenstein por el título de “rey de los infiernos”. Y la cómica “Drácula, padre e hijo”, de Edouard Molinaro, donde Ferdinand, hijo del conde, decide que no quiere ser vampiro.
"Blacula", de William Crain. Foto: American International Productions, Power Productions
Amor inmortal
En 1992 Francis Ford Coppola optó por un tono operístico para su desbordante “Bram Stoker’s Dracula”, que enfatiza en la historia de amor entre Drácula y Elizabetha y en el “cruce de océanos de tiempo” que realiza para recuperarla. Es, como dice el crítico Javier Ocaña un “arrebatado poema de amor teñido de sangre sobre la inmortalidad del deseo”, donde el director de “El padrino” se vale de una impresionante actuación de Gary Oldman, que explota lo siniestro y los seductor del personaje de Stoker.
Gary Oldman en la versión de Coppola. Foto: Columbia Pictures, American Zoetrope, Osiris Films
Comedia de terror
El 20 de abril próximo, a casi 130 años de la primera impresión de la novela “Drácula”, se podrá ver en los cines argentinos “Renfield: Asistente de vampiro”. El director Chris McKay, a partir de un guión de Robert Kirkman y Ryan Ridley ofrece una nueva vuelta de tuerca para la historia del vampiro de Transilvania. Esta vez, el eje está puesto sobre Renfield. ¿Quién es? En la versión original, el abogado que enloquece por influjo de Drácula, al que debe sustituir Jonathan Harker cuando viaja hacia Rumania. Aquí es quien cumple la terrible tarea de hallar las víctimas para su amo. Hasta que, tras siglos de servidumbre, decide salirse de la órbita de maldad que lo rodea. El conflicto se abre cuando no encuentra la manera de romper con esa relación de dependencia. El film tiene algunos alicientes: es una comedia de horror que ha cosechado buenas críticas y tiene nada menos que a Nicholas Cage como Drácula.
Dejanos tu comentario
Los comentarios realizados son de exclusiva responsabilidad de sus autores y las consecuencias derivadas de ellos pueden ser pasibles de las sanciones legales que correspondan. Evitar comentarios ofensivos o que no respondan al tema abordado en la información.
Dejanos tu comentario
Los comentarios realizados son de exclusiva responsabilidad de sus autores y las consecuencias derivadas de ellos pueden ser pasibles de las sanciones legales que correspondan. Evitar comentarios ofensivos o que no respondan al tema abordado en la información.