Asha, la princesa que rompe moldes en el mundo Disney
La factoría de dibujos animados conmemora su centenario con la película “Wish”, de estreno próximo. Tiene una protagonista sin ataduras románticas que lucha por sus deseos. Un repaso por la evolución de las princesas Disney desde Blancanieves.
Asha vive en Rosas, un reino que tiene una particularidad: los deseos se hacen realidad. Foto: Disney
Para bien o para mal, Walt Disney fue una influencia central para la industria de contenidos audiovisuales del último siglo. En todo ese campo heterogéneo (y algo caótico) que constituye lo que comúnmente se denomina “el mundo de Disney”, ocupan un lugar central, protagónico y dominante las princesas, construidas en torno a estereotipos varios que la monumental usina norteamericana de dibujos animados constituyó a reforzar y luego a quebrar para reemplazar por otros de acuerdo a la cambiante coyuntura.
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A pesar de que siempre las villanas de Disney siempre resultaron mucho más interesantes (lo señala, de manera genial, Woody Allen cuando dice en “Annie Hall”, que mientras todos se enamoraban de Blancanieves, el se sentía atraído en cambio por la madrastra) es necesario decir que la proyección cultural de las princesas fue (y es) fundamental. No solo por los valores que encarnan y sintetizan, sino también por la representación femenina que proponen. Aunque desde el advenimiento de Blancanieves, en 1937, a esta parte evolucionaron mucho, no dejan de expresar la visión del mundo conservadora que (pese a todo) mantiene Disney.
Cenicienta, por ejemplo, expresa valores como la esperanza y la superación de la adversidad, pero su determinación apenas alcanza para convertirse en la esposa del príncipe. Es lógico, si se toma en cuenta que la adaptación del cuento la propuso Disney en 1950. Más acá en el tiempo, “La bella y la bestia” de 1991 coloca al espectador ante una joven protagonista que es independiente y librepensadora, pero también acaba “normalizada” como la pareja de la bestia reconfigurada en príncipe azul tras romper el encantamiento. Posiblemente en los años 90 la creación más interesante haya sido Pocahontas, una nativa americana conectada hondamente con la naturaleza, quien si bien expresa la unión intercultural, mantiene su esencia.
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En la última década, a tono con los nuevos tiempos, la construcción de las princesas Disney se basó más en la diversidad y en el empoderamiento, sobre todo en relación a la historia previa. Sin que esto implique, obviamente, una ruptura total con los valores más tradicionales que defiende la factoría. Así, Merida (“Valiente”) y Elsa (“Frozen”) y hasta Moana poseen fortaleza y liderazgo. Y nunca están atadas a una figura masculina de peso. En general, esa evolución refleja el cambio en las percepciones culturales sobre el papel de las mujeres, la belleza, la igualdad y la diversidad.
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Una nueva heroína
En el marco del centenario de la factoría, para la próxima película de Disney, titulada “Wish”, se pensó en la figura de Asha, la nueva princesa Disney luego de más de un lustro. ¿Qué características tiene? En principio, en la misma línea que Merida, Elsa y Moana, no está atada a un interés amoroso y tiene que luchar contra un villano con la colaboración de los clásicos personajes secundarios que suele construir Disney, para construir la arista cómica, que van desde los enanos de Blancanieves hasta el muñeco de nieve Olaf de Frozen.
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Asha es una joven morena que vive en Rosas, un reino (con muchas similitudes a los espacios míticos gestados en las películas anteriores de Disney) que tiene una particularidad: los deseos se hacen realidad. La protagonista, en un rasgo compartido con sus antecesoras, es optimista y férrea defensora de valores como la amistad y la familia. En este punto, es interesante mencionar que el término “asha” está relacionado con términos como “verdad”, “justicia” y “orden”. El complejo villano con el cual debe lidiar Asha en este caso es el rey Magnífico.
Además de la creativa corporización de una nueva princesa, “Wish”, para cuya gestación se combinaron técnicas de animación digital con acuarelas, posee otro incentivo: los escenarios, por primera vez, se inspiraron en espacios geográficos como Granada, Córdoba y Sevilla. Esto marca una novedad, porque si bien las princesas de Disney habitaron reinos basados en diferentes países y culturas, nunca la península ibérica había sido materia prima para elaborarlos. La película llegará a los cines argentinos a principios del año que viene, pero las expectativas no paran de crecer.
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