Viernes 9.7.2021
/Última actualización 16:43
Los amantes de la literatura le deben mucho a Claudia Piñeiro. Es que la escritora nacida en Burzaco, que empezó a publicar a principios de la década de 1990, desarrolló en sus novelas, guiones y obras teatrales algunos personajes que sintetizan no sólo diversos aspectos de la argentinidad, sino de la condición humana en general. El “Tano” de “Las viudas del jueves”, Nurit Iscar de “Betibú”, Inés Pereyra de “Tuya” y Pablo Simó de “Las grietas de Jara”, entre muchos otros, reflejan las contradicciones que nos hermanan como especie en lo más profundo.
Esto mismo se expresa en “Cuánto vale una heladera”, una recopilación de seis obras teatrales gestadas por Piñeiro que fue publicada recientemente por Alfaguara. El volumen incluye tres dramas y tres comedias que viajan por diferentes géneros y temáticas. “La obra que le da título al libro la escribí para Teatro por la Identidad. Es de humor y tiene que ver con una persona a quien reconocen quien es porque su apellido lleva una Ñ y en los papeles no aparece escrita con esa letra. Describe su derrotero kafkiano. ‘El mismo árbol verde’, que es un drama, se basa en una relación madre hija atravesada por la dictadura militar argentina y por el genocidio armenio. ‘Verona’ es una historia de humor sobre tres hermanas que se tienen que hacer cargo de la madre y ninguna quiere hacerlo. ‘Morite, gordo’ está entre el policial y el humor. ‘Tres viejas plumas’ y ‘Con las manos atadas’ son obras que adapté de cuentos que ya había escrito. Los temas son diversos”, explicó la propia autora en una entrevista concedida a este medio.
Gentileza de la autoraFoto: Gentileza de la autora
-¿La construcción de personajes para tus obras de teatro siguen un proceso similar al que concretás en tus novelas?
-En general, a una de las cosas a las que más le doy importancia cuando escribo ficción, novela, cuento y también cuando escribo teatro y guiones, es la composición de los personajes. Creo que, incluso a los personajes secundarios, hay que darles la posibilidad de una creación completa. De entender quienes son. Más allá de que después digan pocas cosas en escena, en el guión o en la novela. Si uno entiende quienes son, esas pocas cosas las van a decir de un modo muy particular. Para mí, la composición de los personajes en una obra dramática es igual de trabajosa que en una novela, un cuento o un guión. Tenés menos oportunidad para mostrarlos, porque tenés un rato, arriba de un escenario, de una persona hablando. En una novela tenés otros recursos. Pero eso no quiere decir que no los construyas. Los construís y después tenés que ver con qué recursos podés mostrarlos.
-Señalaste que la obra de teatro y los guiones “te sacan de la soledad”. ¿Esa es la sensación que aparece en relación a los demás géneros literarios que cultivás?
-En realidad, tiene que ver con el oficio. El oficio de la escritura de ficción es solitario. Escribís en soledad. Puede ser que tengas un amigo o un referente a quien le mostrás tus textos y te haga una devolución. Pero es un proceso absolutamente solitario. En cambio, las obras dramáticas en seguida la mostrás a un director, que empieza a hacer sus aportes. Cuando se realizan los ensayos con los actores, ellos hacen sus propios aportes sobre los parlamentos. Entonces hay un trabajo colectivo. Vos sabés que esa obra está destinada a ser el inicio de un proceso de representación donde va a haber otros actores que van a sumar valor agregado a ese producto que se inició con tu texto, pero que no termina en tu texto. Con los guiones pasa algo parecido, todos van sumando para que eso finalmente sea algo colectivo. Ese oficio de escribir con otros es muy diferente a cuando se escribe ficción literaria.
Gentileza de la autoraFoto: Gentileza de la autora
-¿Pudiste formar parte de alguna de las puestas en escena de tus obras? ¿Qué te pasó ante el resultado?
-En los estrenos de las seis obras que están en el libro, participé porque tuve una muy buena relación con los directores que la pusieron en escena. En mayor o menor medida, todos me llamaron para hacerme preguntas de la puesta, para mostrarme ensayos, para que opine sobre esos ensayos. Así que, en ese sentido, hubo un intercambio fluido y siento que participé. Pero no es que hice cosas concretas para la adaptación, porque eso lo hicieron en cada caso los directores y ellos con los actores. Tuve la posibilidad de observar el proceso. Y me parece que es una de las partes más lindas del proceso.
Gentileza de la autoraFoto: Gentileza de la autora
-¿Hacia dónde se orientan tus próximos proyectos literarios?
-Estoy escribiendo una novela, que recién estoy empezando. Espero que siga fluyendo y poder terminarla el año que viene. Estoy escribiendo una posible segunda temporada de “El reino”, el guión que hice con Marcelo Piñeyro para Netflix. Y después estoy tratando de adaptar una novela para hacer en teatro.