Prensa Ministerio de Cultura
La Delegación Oficial de Santa Fe tuvo una celebrada actuación en el escenario central del Festival, donde presentó un repertorio marcado por el río, su gente y su cultura.
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El río, su gente y su cultura, marcaron el pulso poético y visual de la presentación de la Delegación Oficial de Santa Fe en el Festival de Cosquín, donde brindó un espectáculo de altísimo nivel. La actuación de la Delegación tuvo lugar pasada la medianoche del viernes, ante una Plaza Próspero Molina colmada, que celebró la propuesta presentada por el Ministerio de Cultura provincial, una puesta que tuvo al chamamé como eje sonoro y al río, y los humedales, como corazón conceptual. Desde el palco oficial, el gobernador Maximiliano Pullaro, la vicegobernadora Gisela Scaglia y la ministra de Cultura Susana Rueda acompañaron a la delegación junto a diversas autoridades provinciales y del municipio local.
Poco antes de la aparición de la delegación en el escenario central, el gobernador dialogó con medios de distintos puntos del país, en una conferencia donde destacó: “Quiero agradecer profunda y sinceramente al intendente de Cosquín, Raúl Cardinali, por su recibimiento y acompañamiento. El intendente nos decía que tenemos que estar juntos, unidos en estos momentos difíciles. Tenemos que escucharnos, acompañarnos. Ninguno de nosotros tiene la verdad revelada. Si nos entendemos y respetamos podemos encontrar una verdad que saque a la Argentina y a cada una de nuestras provincias adelante. Para nosotros Cosquín representa eso, la unidad del pueblo de la República Argentina”.
Pasada la medianoche, la Delegación Oficial de Santa Fe hizo su aparición sobre el escenario al ritmo de una de las obras más emblemáticas de Jorge Fandermole: “Oración del Remanso”, en una versión interpretada por el grupo Proyecto Mate que integran Nahuel Ramayo (batería), Agustín Casenove (guitarra), Esteban Mannarino (bajo), Luciano Stizzoli (piano) y Mauro Bertotti (voz), al que se sumaron el acordeonista acordeonista Javier Colli (Santa Fe), la percusionista Andrea García (Santa Fe) y las voces de Patricia Gómez (Reconquista), Myriam Cubelos (Rosario) y Luciana Rubio (Venado Tuerto). El vuelo poético de Fandermole, compositor nacido en Pueblo Andino, tuvo un correlato coreográfico de alto nivel a partir de la interpretación del Ballet Martín Fierro.
La función continuó con “Corazón de curupí”, chamamé compuesto por un nombre esencial de la música del litoral: Chacho Muller. Con un fantástico ensamble vocal, el río y su paisaje se instalaron como ejes, en una puesta que se vio reforzada por las imágenes editadas por el realizador audiovisual Baltasar Albrecht.
Siempre en ritmo de chamamé, cuyas variables fueron hermanadas notablemente por la banda, el segundo bloque del espectáculo abrió con “Río de camalotes”, de Mario Corradini, en un segmento que se completó con “Los inundados”, de Ariel Ramírez y el letrista Isaac “Guiche” Aizemberg.
Ante una Plaza repleta, el tercer y último bloque se nutrió de dos nuevas odas chamameceras: “Lo que sos mi chamamé”, de Miguel Angel Morelli, y “Jaaukanigás”, una composición de Mariano Peresón que, con letra de Gustavo Machado, dio cierre al concierto con su maravillosa síntesis de la vida en los humedales: “Santa Fe boreal, gente del agua, fluyo en vida y esperanzas, porque soy… Jaaukanigás”.
El repertorio celebró las vivencias y el paisaje ribereños, en una puesta escénica conmovedora. Dirigido por Ariel Sosa, el Ballet Martín Fierro logró combinar tradición e innovación, apelando a elementos simbólicos de la cultura litoraleña, a la historia de dolores y alegrías de la gente del río, del pueblo y la identidad santafesina.
A modo de despedida, el gobernador Maximiliano Pullaro y la comitiva santafesina recibieron la invitación para subir al escenario para recibir los ponchos coscoínos y hacer entrega del Poncho Santafesino a las autoridades del Festival. Detrás de escena, las artistas y los artistas de la Delegación abrazaron el regreso de la identidad santafesina al gran festival folklórico argentino: con el río como estandarte, Santa Fe volvió a Cosquín con su fluir de vida y esperanzas.
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