Sábado 18.12.2021
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En tierras santiagueñas, a principios de la década de 1940 surgió un cuarteto vocal a capella que, con los años, llegaría a estar considerado entre los mejores del mundo y una referencia para todos los grupos similares que se formaron en el país después de 1960. Se trata del Cuarteto Gómez Carrillo, conformado por Carmen (conocida como “Chocha”), Manuel (“Manolo”), Julio (“Chololo”) y Jorge Rubén (“Gougi”). Todos ellos eran hijos del matrimonio formado por Manuel Gómez Carrillo, un ilustre compositor del folklore argentino y la pianista Inés Landeta César.
El grupo, que nació casi en forma espontánea en el entorno familiar, dado que todos amaban el canto y lo cultivaban en los tiempos libres que les dejaban sus estudios universitarios, fue el primero en su tipo en Argentina. En un proceso de experimentación que se extendió por varios años y que incluyó el contacto con estudiosos de la música, incursionaron en diversos géneros tanto clásicos como contemporáneos y en la música popular de nuestro país, de otros puntos de América Latina y de Europa. Pudieron, de esta forma, obtener un repertorio que fue capaz de reflejar cuatro siglos de música vocal a capella.
El propio Eduardo Falú, citado en un artículo firmado en 2011 por el Dr. Antonio Rodríguez Villar, opinó que “cuando aún no se conocían antecedentes sobre el original tratamiento que este conjunto imprimía a las voces con la incorporación de sensaciones y colores raros, imitación de instrumentos de viento, cuerdas y percusión, unida a un ajustado estilo polifónico a capella, el Cuarteto Gómez Carrillo inauguró una nueva forma de expresión musical con todos estos singulares elementos y recursos que luego serían adoptados por otros conjuntos similares. Es decir, los Gómez Carrillo son los precursores de un nuevo estilo en el que las voces se convierten en instrumentos merced a una paciente labor para lograr esos efectos”.
Archivo El Litoral / Hemeroteca digital Castañeda D.RFoto: Archivo El Litoral / Hemeroteca digital Castañeda
El martes 23 de mayo de 1944, cuando ya había conseguido el reconocimiento de la crítica y el público luego de una serie de presentaciones en Buenos Aires, una de las cuales se había desarrollado en el icónico Café Tortoni, este cuarteto se presentó en la ciudad de Santa Fe, a través de una iniciativa de la agrupación Amigos del Arte. Un día antes, el Diario El Litoral incluyó en su página 4 un artículo bajo el formato de anuncio, en el cual se deja constancia de la ansiedad que existía por la llegada de los artistas, cuya popularidad iba en crecimiento.
“En la audición de mañana, que ha suscitado gran expectativa, estos jóvenes cantantes ofrecerán un programa muy vasto, que comienza con música antigua, prosigue con expresiones de grandes maestros como Gluck, Schumann, Lizt y Ravel y concluye con música popular latinoamericana”, indica la mencionada nota periodística. Que anuncia, además, la decisión de los hermanos Gómez Carrillo de incluir una canción del compositor santafesino Carlos Guastavino (que por ese entonces apenas superaba los 30 años de edad), puntualmente “Pueblito, mi pueblito”, basada en un poema de Francisco Silva. Parte de cuyos versos dicen: “Pueblito, mi pueblo extraño tus tardes. Querido pueblito, no puedo olvidarte”.
Archivo El Litoral / Hemeroteca digital Castañeda D.RFoto: Archivo El Litoral / Hemeroteca digital Castañeda
El miércoles 24 de mayo El Litoral publicó, como solía hacerlo ante cada una de las iniciativas generadas por Amigos del Arte, una crónica del concierto. En la cual se expresa, además del beneplácito del público, que los integrantes del conjunto no solo eran artistas “bien dotados para la música”, sino que era posible apreciar en ellos una “educación artística que les ha permitido formar un cuarteto de cámara de cohesión y ajuste envidiables”.
El cronista del vespertino capitalino apunta a su vez que la interpretación de un variado programa “integrado por páginas de carácter y sentimientos distintos”, le permitió al cuarteto hacer gala de “su singular inquietud artística, ofreciendo versiones a capella que se singularizaron por la pureza de estilo, afinación y buen gusto, cualidades que justifican el éxito obtenido”. Al punto que durante la velada “hubo algunas páginas que sobresalieron por, no solo por la interpretación, sino por la belleza del motivo musical”.
Archivo El Litoral / Hemeroteca digital Castañeda D.RFoto: Archivo El Litoral / Hemeroteca digital Castañeda
En particular, el cronista se mostró conmovido por las versiones de “Stabat Mater” de Emanuele D’Astorga, “Gloria in excelsis Deo” de Giovanni Battista Pergolesi y “Coral y Fuga” de Johann Sebastian Bach. “Versiones todas perfectas, que el público premió con aplausos”, remarcó el periodista, al tiempo que puso especial hincapié en las interpretaciones realizadas por los Gómez Carrillo de “Nocturno n° 3” de Franz Liszt y “Nicolette” de Maurice Ravel, que constituyeron “un placer musical”.
“La concurrencia no escatimó sus aplausos por lo que el cuarteto tuvo que bisar y agregar varias canciones fuera de programa. Por momentos, la sala vibró de entusiasmo, escuchándose ovaciones poco usuales en el auditorio de Amigos del Arte, que anoche acreditó un acierto más en la ya larga lista de sus oportunas presentaciones”, cierra la crónica.