En una entrevista que le hizo Martín Pérez a Pablo de Santis en 2010, el escritor le contó que nunca logró olvidarse de las ocasiones en que sus padres volvían del cine y le contaban las películas que habían visto.
“El pájaro de las plumas de cristal”, que se estrenó hace 55 años, inició la carrera de un maestro del horror, pero también convirtió al espectador en cómplice de su juego macabro.
En una entrevista que le hizo Martín Pérez a Pablo de Santis en 2010, el escritor le contó que nunca logró olvidarse de las ocasiones en que sus padres volvían del cine y le contaban las películas que habían visto.
“No deseaba otra cosa que crecer para poder ver esas películas que me contaban mis padres: ‘Psicosis’, de Alfred Hitchcock, o ‘El pájaro de las plumas de cristal', de Dario Argento. Me quedaba fascinado, eran todas de terror o policiales”, dijo el escritor en esa oportunidad.
Justamente hoy cumple 55 años la película de Argento mencionada por De Santis. Que catapultó al director al reconocimiento global como uno de los maestros del thriller psicológico y el giallo.
Su estilo, caracterizado por la atmósfera inquietante, la mezcla de violencia estilizada y tensión psicológica, lo convirtió en un ícono del cine de terror europeo.
La historia -que en el cine de Argento es mucho menos importante que los recursos visuales a los que echa mano- se centra en un escritor que está de vacaciones en Roma.
Presencia un intento de asesinato y, aunque la víctima sobrevive, queda obsesionado por algo que cree haber visto y no le termina de cerrar. Pronto, se ve envuelto en una trama compleja, una madeja que tiene que desenredar.
Diego Brodersen da en el clavo cuando dice que “lo que destaca a este film de muchos de los giallos contemporáneos es su particular estilo, su diseño de arte, el ojo atento al detalle de sets y locaciones, la utilización de estructuras arquitectónicas que resultan funcionales al tiempo que se adhieren a la trama y el derrotero de los personajes”.
El aura de Alfred Hitchcock es evidente en “El pájaro de las plumas de cristal”. La película remite al suspenso y la angustia psicológica de los filmes del inglés, sobre todo “Psicosis”, “Vértigo” y “La ventana indiscreta”.
Argento adaptó el “toque” de Hitchcock al presentar a sus personajes en un escenario de misterio y peligro, pero con la característica de una violencia estilizada.
En la película, el espectador pronto se encuentra atrapado en un juego de perspectiva y engaño, que también está presente en el director de “Rebeca”, quien solía crear atmósferas de intriga para manipular al espectador.
Inclusive, uno de los actores del reparto es Reggie Nalder, quien tiene un cameo inolvidable en “El hombre que sabía demasiado”, rodada por Hitchcock en 1956.
Este último es un inteligente apunte autoconsciente de Argento: es que el protagonista sabe demasiado, pero no entiende cómo unir las piezas para completar el rompecabezas.
Lo que distingue a Argento, y es evidente en este film, es que subvierte las expectativas. Hay violencia explícita, pero está mostrada a través de un “prisma” artístico, que la convierte en una suerte de propuesta estética de alto nivel.
Los asesinatos -un poco en la línea que seguirá David Fincher en “Pecados capitales”- se parecen a obras de arte, en cuyos detalles el villano quiere enfatizar.
Lo dijo Javier Porta Fouz: “el cine de Argento es un plato fuerte, es una forma potente que transmite emociones fuertes”.
“El pájaro de las plumas de cristal” no inventó el giallo, pero lo hizo popular en todo el mundo. A tal punto que directores como Quentin Tarantino, Guillermo del Toro y Pedro Almodóvar citaron a Argento como una de sus influencias.
Su uso de la música -en particular las composiciones de Ennio Morricone- y su acento en los aspectos visuales del cine fueron una fuente de inspiración que ha trascendido el paso del tiempo.
Con su éxito, Argento sentó las bases para lo que sería su carrera en el cine de terror, pero especialmente en el giallo, subgénero que combina el crimen, el suspenso y la violencia de forma visceral.
Argento perfeccionó su estilo en títulos como "Rojo profundo" (1975), "Suspiria" (1977), y "Tenebre" (1982), obras que expandieron su universo visual y narrativo y lo posicionaron como una figura central del cine de terror internacional.
Como señaló el crítico Santiago García, “El pájaro de las plumas de cristal” es la entrada oficial de Darío Argento en la historia del cine.
“Tendría imitadores, seguidores y fanáticos. Argento realizaría mejores películas que ésta, pero se aseguró en su ópera prima que nadie dudara de su talento y su capacidad para producir un espectáculo impactante e inolvidable”.