Lollapalooza 2024: Descubrimientos, reencuentros y sorpresas
Blimk-182, Arcade Fire y The Offspring fueron los números centrales de la extensa jornada, que tuvo un show especial de Ysy A, un anticipo de disco de Ca7riel & Paco Amoroso, la visita de Grupo Frontera, el show solista de Juliana Gattas y el debut en el país de Fletcher, entre muchos otros números.
Lollapalooza 2024: Descubrimientos, reencuentros y sorpresas
La edición 2024 de Lollapalooza Argentina comenzó en un mediodía soleado, pero con las señas de los lluviosos días previos. La grilla del Día 1 comenzó con una hora de retraso, con la actuación de Juana Rozas en el Perry’s Stage, el escenario más electrónico, seguida minutos después por Paula Prieto en el Escenario Flow, uno de los principales. La cantautora pasó de momento íntimos a guitarra y voz a la ampliación tímbrica de la banda completa, en la que ella misma alterna como guitarra solista.
Al rato, el trío masculino Mujer Cebra abrió el Escenario Samsung, el otro de los centrales, con una propuesta bastante emocore (entre el punk californiano y el dramatismo vocal a lo Robert Smith) atractivo para los fans de Blink-182 y The Offspring, dos de los headliners de la jornada. Así se ganaron el primer “Olé olé” y el primer mosh del día.
Daniela Milagros dio los primeros golpes en la batería antes de pasar al micrófono: con su voz profunda, su look gótico/sado (top de cuero y transparencias, falda tableada y borcegos) y una sonoridad hard rock/metal clásico. Pasó por “Para Elisa” en el keytar y por una versión intensa de “Psycho Killer” de Talking Heads. Fue al piano para dar una intro a lo Amy Lee a “Sweet dreams”, en la que sumó un segundo bajo: más cerca de Marilyn Manson que de Eurytmics. Tuvo tiempo para algún reggae rockero en plan No Doubt y algo de “new rock paramorero”.
Sin pausa, en el otro extremo del predio salió Pacífica, la banda de “las chicas de YouTube”, en formación ampliada: Inés Adam (guitarra y voz) y Martina Nintzel (bajo y voz) suman bajista y baterista (varones) para redondear su energía en vivo. Autoproclamadas fans de The Strokes, además de hacer honor a sus ídolos remiten en sus arreglos vocales a bandas como Elastica o Veruca Salt. Ese espíritu en sus canciones en inglés les abrió las puertas del mercado internacional, con su disco “Freak Scene”. “Anita” fue muy festejada, como su reinterpretación de “Take on me” de A-Ha y la saltable “Change Your Mind”.
Martina Nintzel de Pacífica. Crédito: Gentileza Lollapalooza Argentina
En la siesta nublada, los Winona Raiders salieron a mostrar su rock directo, de guitarras, pero también de sintes, con el que se están abriendo camino en festivales (ya estuvieron en el último Primavera Fest). Se les nota que han escuchado muchas cosas británicas, desde los Stones a Blur, pasando por Led Zeppelin.
Variedad
Pero a esa altura ya había arrancado Juliana Gattas, la festiva cantante de Miranda!, a mostrar las canciones de su disco solista, “Maquillada en la cama”. De negro y dorado, con mangas anchas, es imposible no asociarla con la Bella Baxter de “Pobres criaturas”: pura energía vital, aniñada y sabía. Tres músicos en vivo (más pista y saxofonista invitado) y tres bailarines, fueron el sostén de su performance.
Canciones como “Emocionalmente tuya”, “Lejos del fuego” y "Taxi al infierno” ya son coreadas por los fans: nuevas melodías en una voz familiar. La puesta visual se completó con proyecciones de stickers de WhatsApp, reforzando el lado bizarro de Juliana, mientras que sus interacciones actorales con el cuerpo de baile retoman lo que hace en su proyecto principal. El cierre fue con la canción que le da nombre al álbum, frente a un público que bailo y saltó, con saludos a su mamá y su hija.
Juliana Gattas. Crédito: Gentileza Lollapalooza Argentina
Para ese entonces, Facundo Yalve, aka Evlay, sacudía el Perry’s: el guitarrista y productor estrella de la escena urbana mostró su lado solista. Simultáneamente, la cosa se puso internacional con el tex/mex NSQK en el Alternative, mezclando y ejecutando en vivo su propuesta electrolatina (con la camiseta del Diego en el gol a Grecia) y el chileno Jere Klein (camiseta de los Dodgers, gorra y shorts a juego y cadenas bling bling) en el Flow, a puro dembow junto su crew de DJ, break dancers y MCs invitados.
Ícono queer
Fletcher retomó el color rockero, al frente de un cuarteto mixto. Salió de campera de cuero a pesar del calor, top y jeans rotos, sabedora de cómo administrar su seducción y lo que transmite su voz, en lo que algunos llaman power pop (entre las baladas midtempo, las melodías y las guitarras punkies). Se canto el “Olé olé” ella misma, celebrando su debut sudamericano. "La única regla es: 'sientan sus sentimientos'", propuso, ya sin la campera.
Dedicó a las chicas de la audiencia (“tengo un crush con ustedes”, comentó) “Girls Girls Girls”, la canción donde expone su identidad, afirmando: “Le dije a mi mamá que no era una fase”.
“¿Hay alguien a quien quisieran ‘descoger’?”, preguntó, una de las tantas cosas a deshacer en “Undrunk”. Contó que era su primer show después de tomarse un tiempo para ella y ser una mejor versión: hubo guitarras acústicas para “Better Version”, cantada al borde del escenario, antes de volver a levantar con el estreno de “Doing Better”, recorriendo la valla. Pasó “Sex (With My Ex)” y estrenó en vivo “Lead Me On”, para darse un nuevo baño de masas en las vallas en “All Love”: “No puedo estar lejos de ustedes, estoy obsesionada”. Cerró con “Becky’s So Hot” y “Bitter”.
Unidad latina
Una de las sorpresas del festival fue el mexicano Grupo Frontera y su cumbia romántica fusionada con el regional norteño, de botas texanas, guitarra acústica de 12 cuerdas y acordeón. No tanto como el “permitido” de otras veces (la Mona Giménez, Damas Gratis) sino como grupo latino internacional. Abrieron con “Tulum”, tema que grabaron con Peso Pluma
Adelaido “Payo” Solís III de Grupo Frontera. Crédito: Gentileza Lollapalooza Argentina
“Algo que tenemos en común los mexicanos y los argentinos es el amor por la cumbia”, afirmó el cantante Adelaido “Payo” Solís III. “Por eso hacen falta algunos ‘juntes’”, comentó antes de presentar “Ojitos rojos” compartida con Ke Personajes (con la voz de Emanuel Noir grabada). Ahí nomás encararon “Corazón” de Los Auténticos Decadentes. Pasaron por “El amor de su vida” y “Frágil”
“No nos podemos ir sin cantar la canción que hizo conocido al Grupo Frontera: ‘No se va’. Pero queremos que toda Argentina la cante”, dijo el vocalista, anticipando el hit compartido con Morat. Ahí se fueron, en medio de una nube de papelitos.
Zorzal siglo XXI
Ysy A revalidó las credenciales del Cosquín Rock, tocando en un horario central; en este caso, antes de los headliners internacionales. Encaró su fusión de trap y tango con una pequeña orquesta típica, con nombres estelares como Noelia Sinkunas en piano, Milagros Caliva en bandoneón Mateo Castiello en guitarra y Cucuza Castiello como cantor; con su punto alto en “Traje unos tangos”. Después del segmento ciudadano, el solista preguntó si querían escuchar trap, para dar paso a su repertorio más núcleo, como “Salgo a cazar”, a pura secuencia; solo so re el escenario, replicado en las pantallas.
“¿Alguien escuchó mi último disco, ‘El after del after’?”, preguntó, antes de presentar su nuevo universo sonoro, más cercano a la electrónica bailable. “Te amo, Duko”, dijo, antes de entrarle al feat “No da más”. Ahí entró Jere Klein para compartir “24/7 6.5”, otra de las nuevas, antes de pedir aplausos para Oniria, productor general del disco.
Fue a temas vitoreados, como “¿Cuántos términos?” y “A por todo”. Ahora que se puso de moda nuevamente, se llevó su propio “Olé olé”. “Soy independiente, mi carrera la aguantan ustedes”, respondió, antes de “Un piso más”, cerrando con “Tamo loco”.
Ca7riel & Paco Amoroso en jacuzzi.
Los que querían seguir en la misma onda se fueron al Alternative, donde Ca7riel & Paco Amoroso hicieron su show regreso, incluyendo una pasada en exclusiva de su próximo álbum en un jacuzzi y rodeados de amigos, “una perfo-party con Anita B. Queen pasando el disco entero”, según se promocionó en la previa.
California oscura
Pero la invitación para ver al doctor en biología molecular Dexter Holland y su troupe fundada en Orange County. Las pantallas decían The Offspring y sonó “Sustitute” de The Who por The Ramones, como primer homenaje. “Come Out and Play” fue señal de largada para el raíd acelerado que siguió con “All I Want” y Want You Bad”.
“Buenas noches, Lollapalooza; buenas noches, Buenos Aires”, saludó el cantante, respondido por el correspondiente “Olé Bud”. El agradecimiento lo siguió el guitarrista Noodles (Kevin John Wasserman), el otro patriarca. Fueron a “Staring at the Sun”; bajaron un cambio y se pusieron más festivos con “Original Prankster” con la percusión de Jonah Nimoy (también tercera guitarra).
Holland dejó la guitarra para un nuevo frenesí en “Bad Habit”. Los dos caudillos saludaron con los brazos abiertos: “Argentina fucking rules”, clamó Noodles. “Blitzkrieg Bop” celebró a los Ramones, incluyendo una pancarta con el “Hey, ho, Let’s go!”, llevada por un colaborador con máscara de gorila (The Ramones hacía eso con el “Gabba Jaba Hey” de “Pinhead”, y la máscara era de marciano)
Unos soldados-esqueletos aparecieron en la pantalla de fondo en “Gotta Get Away”, seguido por “Why Don’t You Get a Job?”, con un solo a doble bombo del joven baterista Brandon Pertzborn. “Mueva sus brazos”, apareció en la pantalla, al ritmo cansino de “(Can’t Get My) Head Around You”, que vino a continuación, con Dexter en la acústica y pelotas rebotando en el público.
“Mirá, Dexter, la multitud, es increíble”, dijo Noodles, que hizo un juego con la gente a lo Freddie Mercury, pero con “fuck you”. Ahí explotó “Pretty Fly (for a White Guy)”, con unos inflables de estacionamiento, con la imagen del rapero blanquito. Quedaron sonando el bajo de Todd Morse y batería, para hacer gritar, mientras la grúa mostraba la rueda de pogo desde arriba, y volaban cintitas doradas.
Las guitarras abrieron “The Kids Aren’t Alright”, recordando a toda velocidad que “las cosas no son como solían ser”. Salieron, y una grabación melódica precedió a “You’re Gonna Go Far, Kid”. “No sé vos, Dexter, pero yo no quiero terminar nunca” comentó Noodles, antes de dar las muchas gracias y entrarle a “Self Esteem”, con su ritmo sincopado en la batería para que el público salte y haga palmas en negras, bajo una lluvia de papel metalizado.
Paleta sonora
Para ese entonces ya había arrancado Arcade Fire en el Samsung, con el carismático Win Butler tirándose al público en “Age of Anxiety II (Rabbit Hole)”, apoyado en las voces de la multiinstrumentista Régine Chassagne (su esposa, a quien describió como “su mejor amiga”) y la violista Sarah Neufeld, que toca también vibráfono. Porque se trata de un octeto que va duplicando percusiones, quitarlas o teclados, en función de la búsqueda sonora; completan la formación los también multiinstrumentistas Richard Reed Parry (tecladista principal), Tim Kingsbury (guitarrista principal) y Jeremy Gara (baterista).
“Creature Comfort” pasó con las chicas bien agudas y el percusionista Tiwill Duprate invitando al meneo. Butler fue a la valla entre “Neighborhood #3 (Power Out)” y “Rebellion (Lies)”, en un mismo tramo de intensidad, con la melodía final interpretada por las voces, que la transfirieron al público para que la cierre.
Win Butler de Arcade Fire.
“Reflektor” trajo un beat disco, con Regine cantando en francés bajo una bola de espejos. Ella se puso un piloto transparente y empezó a lloviznar, Win terminó el tema sentado en el piano (ahí ella se sacó el piloto, y “cosa e’ mandinga”, dejó de gotear).
Hubo un nuevo cambio de orquestación (acordeón, piano, guitarra acústica de 12 y violín) en “The Lightning I”, antes de pasar al viaje eléctrico de “The Lightning II”. Órgano y guitarra abrieron “Intervention”, todo un manifiesto sobre el mundo. Régine en segunda batería para tema punk “Ready to Start” y se quedó para la siguiente. “Esta es sobre nacer en un lugar que no querías, que no te define”, afirmó el cantante; el percusionista pasó a la guitarra para “The Suburbs”, lo más parecido a un hit de esta banda atípica.
Régine en acordeón tocó el “Olé olé” con la gente, antes de “Unconditional I (Lookout Kid): “Esta canción es para Eddie”, dedicó Butler, en referencia al hijo de la pareja. La dama de los rulos encaró voz líder en la bailable “Sprawl II (Mountains Beyond Mountains)”, hizo su propia excursión al pasillo de la valla y terminó bailando con porras.
“Everything Now” fue muy coreada, con Win tocando el bajo. Invitaron a Javiera Parra en voz y ronroco para tocar “Gracias a la vida” de su abuela Violeta, y se quedó para “Wake Up”, cantada primero es castellano y luego en inglés; Win se fue cantando con su pandereta, poniendo la canción en fade out.
Pibes eternos
“Also sprach Zarathustra”, op. 30 de Richard Strauss fue el ampuloso anuncio del show Blink-182, el trío californiano que llegó tras retraso de un año por lesión del baterista Travis Barker, cuyo toque es parte de la identidad del punk Costa Oeste, como las voces del bajista Mark Hoppus, y el guitarrista Tom DeLonge. Por cierto, los tatuajes de Travis, el jopo de Mark y la gorrita de Tom (como así también los chistes sexuales) muestra que son unos adolescentes eternos, con sus pros y sus contras.
Abrieron con “Anthem Part Two”, “The Rock Show”, “Family Reunion” y “Wendy Clear”. “Somos Blink-182. Primero: lo logramos; segundo: Francia”, tiró Hoppus, cómplice. Hubo un especial arreglo vocal en “Feeling This”, entre imágenes de rejas y chicas haciendo gimnasia.
Travis Barker de Blink-182.
En “Violence”, Hoppus lo tapó a Barker con una toalla para que toque a ciegas, algo que no pudo detener su virtuosismo. “Me gustan las tetas en la noche, me gustan las bolas con mi padre en la cama” improvisó Tom en castellano, antes de tomar la voz líder en “Up All Night”.
Después de unos comentarios sobre zonas erógenas que descubrieron en el año que tardaron en venir, tocaron “Reckless Abandon” y “Dumpweed”. Una intro de piano grabada abrió para “More Than You Know”.
“Es una gran responsabilidad ser la mejor banda del mundo”, bromeó Mark, mientras que el desamor de “Edging” no impidió las señas sexuales de DeLonge.
“Nos dijeron que ustedes son los mejores para cantar esta canción”, en referencia al “Olé olé” del estribillo de “Dance with me”, que fue seguida por “Aliens Exist”. Saludaron a Diplo (ya lo habían hecho con Arcade Fire). Después de “Happy Holidays, You Bastard” y “Fuck Face”, Mark propuso: “Es tiempo de emo: prendan las linternas”, antes de “Stay Together for the Kids”, seguida de “Down”.
“Esta canción es sobre nosotros”, comentaron, antes de “Anthem Part Three”. Hubo batería sincopada para “Bored to Death” Bajaron un poco más, hasta la hondura de I Miss You”, con arpegios en la guitarra, para levantar con “Turpentine”.
“Tenemos algunas canciones más”, dijo Mark. El tramo final arrancó con el arpegio de la hitera “What’s My Age Again?”. Hicieron el propio homenaje ramonero, pasando por el “Gabba gabba, we accept you, we accept you, one of us” de “Pinhead”, y el “Hey, ho, Let’s go!” de “Blitzkrieg Bop”; todo para abrir a la popular “First Date”, entre animaciones playeras.
Ahí llegó “All the Small Things”, máximo éxito del trío, y “Dammit”. Se fueron, pero había tiempo para una más: la romántica “One More Time, con Travis tocando con escobillas. El batero se despidió envuelto en una bandera argentina, le deseó feliz cumpleaños a Mark, y lo envolvió en el pabellón nacional.
El cierre de la velada quedó entonces a cargo de Diplo, en su segunda presencia en el festival (estuvo junto a Skrillex en 2016, bajo el nombre Jack Ü). El cielo seguía amenazante, pero eso no cortó las ganas de bailar de unos cuantos.