Roberto Maurer
Roberto Maurer
El actor francés Gérard Depardieu declaró que la televisión argentina es la peor del mundo. Y la peor de todas aún se sostiene en un mundo donde la televisión por aire agoniza según habían anticipado profetas y científicos. Si el cataclismo se demora en la peor del mundo es por un puñado de figuras, siempre las mismas, que son su aguante. Dos de ellas, las más estelares, culminaron sus campañas del año, la morruda Susana Giménez y el cerebralmente listo Marcelo Tinelli. Ella, revitalizada por sus hormonas en ebullición desde que conoció al joven legislador peronista, y él, a quien se consideró desahuciado durante su temporada irregular, bendecido por una resurrección inesperada ante un rival bíblico al que derrotó sobre el final.
Por atrás, no
Los primeros 45 minutos de la función de despedida de Susana fueron reservados al muy antiguo sketch de la empleada pública creado por Antonio Gasalla, cuya exhumación dio nueva vida al programa, esta vez con la participación explosiva de Moria Casán. La desbocada y animosa charla fue una exhibición de un par de improvisadoras virtuosas que compartieron la Historia Argentina y en la cual hubo desborde de zafadurías, chorradas y tocamientos. Moria se confesaba y revelaba intimidades, de ella y de Susana como si se tratara de una tercera persona que no estaba presente: en el sketch, Susana es una empleada.
Moria se sometió a lo que llamó un “reacomodamiento de moléculas” que no habría afectado a sus neuronas, y su aspecto físico es espléndido: todo en su lugar y bien sostenido. “No tengo novio, tengo amigos como tenemos todas las mujeres a partir de cierta edad”, comentó y arrojó el nombre de un abogado penalista, agregando que siempre le conviene tener cerca uno ya que recordó que hace un año había sido alojada en un correccional paraguayo.
Moria ha llegado a la Casa de Gobierno para hablar con Macri, según el sketch, y es una ocasión para reconocer con sinceridad su conocido oportunismo. “Yo tenía simpatía por Scioli, pero no soy de nadie. Me flexibilizo y me adapto a las circunstancias. Soy una oficialista de turno”.
En cuanto a su pedido de audiencia, dice que “si el presidente atiende a la señora Legrand cómo no me va a atender a mí que soy mucho más pueblo que ella”. Entonces le comentaron que Legrand había entrado por la puerta de atrás y contestó.
—La señora nunca va por la puerta de atrás.
Moyanito
Ya que tuvo intervención directa, Moria contó con detalles el primer encuentro de Susana con Facundo Moyano. “Este chico tan estupendo es el hijo de Moyano”, los presentó, “y quedó más caliente que una pava”, agregó sin que se entendiera quién, aunque pudo ser cualquiera o los dos. “Esta señora está teniendo grandes alegrías después de mucho tiempo”, comentó refiriéndose a los desahogos de Susana con “moyanito”, como lo llama.
En cuanto a su relación con el diputado José Ottavis, se declaró su coach. “Para mí es la reencarnación de Toulouse-Latrec”, afirmó refiriéndose al célebre artista contrahecho, “que era un saboteador de lo establecido, eso es Ottavis, una vanguardia, un rupturista”. “Me encanta, cuando lo conocí lo tenía debajo de la teta (y se señala la teta derecha), me mató verlo debajo de esa silicona inmensa con su carita, su barbita...”. En imaginación, Moria ha empezado a dejar atrás a Salvador Dalí y sus aburridos relojes derretidos.
—Mirá José, vos tenés que sacar cosas, sos muy histriónico, quisiste ser actor, yo lo aconsejo. Para mí es un chiquitito muy gracioso.
Luego se menciona al ex juez Oyarbide, y Moria hace una imitación de los grotescos pasos de baile del magistrado. Moyano, Ottavis, Oyarbide. Son hombres públicos que voluntariamente se metieron en la trituradora de la farándula. “A ver si Su empieza a militar”, dice Moria refiriéndose a la posible influencia de “moyanito” sobre su amiga. Y se fue gritando con los brazos en alto “¡Gracias Canal 13!”, que le había concedido el permiso para ir a Telefé con su “lengua de karateka”.
La gran atracción de la despedida de Susana Giménez, sin embargo, fue un sketch muy promocionado acerca del cual se pueden usar las palabras plagio, robo o copia, ya que se tomó de la televisión española: un vuelo en el cual viajan celebridades. Es una idea que se fue trasladando a través de las décadas y nació del film “Aeropuerto”, al cual siguió su parodia “¿Dónde está el piloto?” La versión española está en la apertura de “El Hormiguero 3.0” que conduce el humorista Pablo Motos y aparecen nada menos que Nicole Kidman y Alec Baldwin. Susana Giménez ofreció una réplica haciendo de azafata con Emilio Disi en un avión con un pasaje de famosos de diferentes ramas del Quehacer Nacional. La misma idea, la misma estructura, algunos gags son iguales y la misma duración de siete minutos.
Del plagio al fraude
En estas despedidas monumentales, “Bailando por un sueño” se retiró del año entre denuncias en las que se deslizaban las palabras “tongo”, “fraude” y “arreglo”, especialmente de Flor de la V, ex ganadora y jurado del programa de Tinelli. “Está todo arreglado desde el día uno”, sostuvo señalando una vez más como favorito de la casa a Pedro Alfonso. Y ganó Pedro Alfonso venciendo avanzada la madrugada al popular “El Polaco”, en el marco de lo que fue definido como el enfrentamiento de dos Argentinas. Otra grieta. Y una guerra en el ciberespacio, ya que a los pocos minutos de conocido el resultado en Twitter rápidamente se convirtieron en trending topic los ataques a los campeones: #PeterYFlorSonUnFraude y #polacoverdaderocampeón.
El clima enrarecido indujo a Tinelli a subirse a la tribuna, donde se siente cada vez más cómodo, para defender la pulcritud de su creación. “En este país, si no creemos en las elecciones nacionales ¿por qué la gente va a creer en un programa de televisión si no se cree en absolutamente nada? Yo sigo creyendo en las instituciones, en la votación y en la votación de este programa”. Una clase magistral de instrucción cívica entre plumas y concheros.