Santiago Balague
El show fue en el año 1933, en el Cine Teatro Verdi, en el marco de una gira por el interior del país, a tres meses de irse de Argentina y dos años antes de su muerte. Tan sólo quedan algunos testimonios orales y varias historias de aquella noche.
Santiago Balague
Prácticamente no quedan registros de la visita de Carlos Gardel a Venado Tuerto, sólo algunos relatos orales que se fueron desvaneciendo con el correr de los años, sobre todo por la desaparición física de aquellas personas que lo vivieron y lo recordaban. Las fechas pueden discutirse, así como se discute dónde nació, pero lo que queda fuera de todo debate es que Gardel, el máximo referente del tango, dejó su huella en nuestra ciudad, como lo han hecho otras importantes figuras del arte y la cultura nacional y mundial.
Hay quienes aseguran que Gardel llegó a la ciudad un 7 de agosto de 1933, hace ya 88 años, y que se presentó en uno de los tradicionales bailes que se organizaban en el Cine Teatro Verdi, espacio que durante muchos años lució una placa en su frente, sobre calle Belgrano, que daba cuenta de este histórico evento. Luego, no se sabe bien porqué, la placa se retiró.
Ese año Gardel concentró sus presentaciones en el interior de Argentina, pasando por Venado Tuerto, Rosario, Santa Fe, Paraná, Arrecifes, San Pedro, Azul, Olavarría, Mendoza, San Juan, Córdoba, Villa María, entre otras ciudades; cantó por radio con una audiencia récord, participó en Buenos Aires de la revista «De Gabino a Gardel», y grabó varios discos difundidos bajo el título «Gardel canta a Gardel», en los que utilizando una novedosa tecnología (para la época) canta a dúo consigo mismo. El 7 de noviembre partió partió hacia Europa en barco, antes de ir a Estados Unidos, siendo su último día en el país.
Según confirma a Sur24 el abogado e historiador venadense Roberto Landaburu, hay varios testimonios orales de la visita del mítico Zorzal. «No he visto nada documentado, más allá de los relatos», indicó. Y añadió: «Uno de los más importantes fue el de Ricardo Marenghini, quien trabajó muchos años con Miguel Tonelli, el encargado de regentear durante mucho tiempo el Cine Ideal y el Cine Teatro Verdi, espacios donde se organizaban bailes», señaló. Y Marenghini cuenta que dentro de la extensa nómina de artistas que pasaron por estos espacios se encontraba Carlos Gardel.
Según datos relevados, el organizador del show fue Umberto Luciani, quien administraba junto a su cuñado el Cine Teatro Verdi, propiedad de la Sociedad Italiana. Este empresario y productor también estuvo al frente del Cine Ideal (actualmente Centro Cultural Provincial Ideal), otro de los espacios emblemáticos de la ciudad, donde en la década del ’20 y el ’30 se llevaban a cabo bailes, carnavales y festividades, a los que concurría toda la comunidad, y en especial la colectividad italiana.
Otro de los invaluables relatos lo aportó Arnaldo Bekolter, alias Beko, quien tiempo atrás dialogó con Landaburu y «recordaba que tras el concierto se subieron a una Mercury que el propio Beko manejaba, salieron a dar una vuelta alrededor de la plaza San Martín con una botella de licor, y se detuvieron en el domicilio de algunas muchachas para que Gardel les diera una serenata».
Los detalles proporcionados por Bekolter daban cuenta además de cuáles eran las direcciones de las viviendas donde el cantante cautivó a esas mujeres con su prodigiosa voz, a la luz de la luna.
Frente a la escasa información y registros que han quedado de esta visita de Carlos Gardel, comenzaron a surgir varias historias, y muchas de ellas se han convertido en mitos que aún persisten en el imaginario popular.
Uno de los mitos que surgió en torno a esta visita fue que parte del dinero que cobró por su actuación se lo entregó a un bandoneonista que atravesaba algunos problemas de salud. «No sería nada raro, ya que se trataba de una persona humilde y solidaria», consideró Landaburu sobre Gardel, resaltando que estas historias ya entran en el capítulo de la suposición, y que pueden o no ser ciertas.
También se habla de que Gardel, con alguna copa de más, protagonizó un altercado con la policía, que terminó demorando el show.
Sin dudas, estas historias, a casi nueve décadas del suceso, no hacen más que magnificar un momento muy significativo para la vida artística y cultural de nuestra ciudad, que se concretó en un momento de gran éxito para el artista, quien dos años después, el 24 de junio de 1935, falleció en un accidente aéreo en Medellín, Colombia.