Martes 11.1.2022
/Última actualización 15:26
Este es un bis de “Pestes & Aplausos” porque se define, en Mar del Plata, un modo distinto de entender la Peste. La aceptamos como nuestra compañera de vida y convivimos buenamente o la peleamos sin tregua. En ambos casos tiene influencias decisivas sobre la vida, la muerte, el trabajo y el porvenir de la sociedad. Creo que pronto abolirán la Doctrina del Contacto Estrecho. Se enfermó el guitarrista, que no venga; el violinista no tiene fiebre, que siga tocando. Hoy no. Todo se suspende, nada se transforma.
Pongámoslo así: llueve, cada uno sabrá qué hacer, pero llueve. Una ayudita para entender la mirada que tenemos, en este punto de la crónica, con los versos de un poema lunfardo singular: “...y la luna no le pide permiso a Don Marcelo y alumbra a los pelados... y a los que tienen pelo”. Ah, la poesía... El poema también decía: “Semo hermano, viejo, semo hermano... ya lo dijo ese rana llamao Cristo un día que la milonga humana se había puesto fulera...” (Dante Linyera). Vamos de nuevo, hay una Pandemia. Un virus se propaga, hay laboratorios que salen corriendo a lo suyo vacuna, vacuna, vacuna que es plata y poder. Vamos ya. Milonga humana fulera.
Peste & Aplausos, aplausos como necesidad, aplausos. Vacuna sí. Vacuna no. Aplaudimos, la Peste sigue. La vida misma. Basta de “Contacto estrecho”. “Síganme los vivos”. El Chapulín Colorado al poder.
La Peste quitó la sábana, este es el siglo XXI y nadie puede mentir porque los algoritmos cuentan todo. Volvamos a la temporada marplatense. Es un vaivén.
El 20 de marzo del 2020 se decide, por DNU de Alberto Ángel Fernández el porteño... y abogado, la cuarentena, La peste existe y la atendemos como lo que es, un peligro mundial del que nadie está exento.
Los actores advierten que no hay más ahorros, no hay más, no señor, nada más. El que tenía unos pesitos a usarlos, el que no los tenía a -lentamente- empezar a caer. Alguno a la miseria, la temporada 2020/2021 fue un espanto.
Nada de nada, poquito y nada. La temporada 2021/2022 era la de recuperarse. Era. Todos a la cancha. Todos a la batalla. Hum, lo que dijimos en la primera de estas notas (partes de Guerra, se insiste en lo que es nuestra mirada: una guerra donde los cronistas somos Corresponsales... de Guerra) se convirtió en el eje de la temporada. Nada es fácil en mitad de la guerra. Ni pertrechos para todos ni ecuanimidad... es la guerra. La Doctrina del Contacto Estrecho te salva y te arruina.
Funciones suspendidas por 7 días. Hay rotación, no apurarse que hay virus para todos. Los gauchos de las boleadoras, suspendidos. Fátima, suspendida. La obra con más expectativa (“Casi Normales”) suspendida; con más expectativas por la cantidad de premios que tuvo en la temporada de invierno en Buenos Aires ciudad y los antecedentes en el mundo, ya que es un texto y una puesta internacional adaptada. Nito Artaza y la Milone, suspendida. Anoche debía concurrir y concurrí a un espectáculo marplatense de tango y poetas del tango y a las 20.21 apareció el aviso en el email: contacto estrecho. Suspendido. Era a las 23.00. Un guitarrista apestado.
Con los estrenos cuestiones llamativas. Un empresario dice, no hay invitaciones de prensa en la primera función, se vende mucho un estreno, que vengan en la quinta. Es un criterio. La primera salió más o menos. Muchos aplausos, la segunda salió peor, siempre la segunda es peor que la primera, recién después se ajusta. No hubo tercera. Contacto Estrecho. Los músicos a su casa, los actores a la suya. Estiman que después de la mitad de enero volverían a “la normalidad”, o casi. Unos sí, otros no. Según. Bienvenidos los Testeos. Paranoia del testeo y la tos. Mídeme la fiebre a la mañana y a la tarde. Basta de termómetros de mercurio. Testeos cada 72 horas. Esperá para el hisopado, trae alcohol. El lenguaje cambió, los nervios son otros. No vengas con tu mamá, tiene 90 la vieja, no quisiera que se contagie acá, estamos lejos de casa.
Tal parece que la temporada será un sube y baja de la boletería y la sala. Abrimos y no abrimos. Hay sitios donde son tres las salas en un mismo edificio. Una abierta, otras no.
Bienvenido el Unipersonal, el contagio es poco. No hay Doctrina, hay matemática. Es 100 o nada. Que haya muchísimos espectáculos de una, acaso dos personas y no más se debe a que si son dos es 50%, si son 4 es el 25%, si son 8 actores el 12,5 % de los participantes pone en peligro a los demás por lo obvio: contagio.
A la salida no saludan, siguen, se ponen barbijos, no quieren que los toquen. Todos están -a su modo, no exageremos- en un punto Brechtiano de este asunto. Estrenar en Berlín en el 1930 el bailongo de “Mack the knife” que los yankis convirtieron en “Moritat”, era pelear en un mundo que se derrumbaba por un arte que avisaba: tenemos que continuar (“La ópera de los tres centavos”, título original en alemán, “Die Dreigroschenoper” es una obra teatral en un prólogo y tres actos, con música de Kurt Weill y Brecht) Ah, por las dudas, estreno argentino con Onofre Lovero y una jovencísima Haydeé Padilla, Buenos Aires, poco más allá de 1950 y el que quiera entender que entienda... Los actores viven del aplauso... y la boletería. Quieren continuar. Con o sin República de Weimar (hum... again: quien quiera entender que entienda).
El 30 de diciembre, en un espectáculo (“Piazzolla 100”) se colgó el cartelito: “No hay más localidades”. Hasta ahora el único. Ese teatro no hará más nada en toda la temporada. No quiere riesgos. “Rapsodia Bohemia” no viene por lo mismo. Nadie desea devolver entradas por un Contacto Estrecho.
Con la Peste los aplausos provienen de un promedio de 55% de butacas llenas, con un aforo de 100 %. Parece que va ganando la Peste. Suspender por unos días en una temporada de 90 días es mucho. Qué hacer... es la Guerra. Es La Peste. Última colina: el Contacto Estrecho.