El cuarteto que homenajea al mítico trío de Cerati, Bosio y Alberti vuelve a Santa Fe, luego de llenar un Luna Park y girar por el país y Latinoamérica. De la mano del cantante y guitarrista Brian Tolenti, El Litoral se metió de lleno en este mundo de homenaje respetuoso, con calidad sonora y visual.
Brian Tolenti, en guitarra y voz, Gabriel Muscio en batería y percusión, Pol Walls en bajo y coros y Gonzalo Lorenzo en teclados y coros forman esta celebrada propuesta. Foto: Gentileza producción
Luego de agotar entradas el año pasado, y de un gran show en el Luna Park, vuelve a Santa Fe El Cuarto Soda, la banda tributo a Soda Stereo más reconocida en la Argentina y Latinoamérica, que recrea fielmente las canciones de la banda de Gustavo Cerati desde hace ya seis años. En el 2022, cerraron su gira con gran éxito en el Luna Park luego de recorrer ciudades de Argentina, Chile, Colombia, Uruguay y Paraguay.
Será el sábado 11 de marzo, a las 21 en el Teatro Luz y Fuerza (Junín 2957). Las entradas online ya están disponibles de manera online en TicketWay, y ahí se puede consultar el detalle de los lugares físicos donde se pueden adquirir. Costo de entradas: platea baja (desde fila 01 a 13): $ 3.630, y platea alta: $ 3.190. Los afiliados a Luz y Fuerza pueden acceder a descuentos, adquiriendo los tickets en la Secretaría de Prensa y Cultura.
Para conocer más sobre la propuesta El Litoral dialogó con el cantante y guitarrista Brian Tolenti, parte de una formación que completan Gabriel Muscio en batería y percusión, Pol Walls en bajo y coros y Gonzalo Lorenzo en teclados y coros.
La propuesta
-¿Cómo se arma un show de estas características, tanto en lo que es la lista de temas, los periodos de la historia de Soda y todo lo que abarca el show? ¿Qué va a ver el público?
-Vamos a empezar con la temática. Este año la banda, tomó una decisión; siempre vamos cambiando las temáticas, porque Soda Stereo tiene muchas temáticas: por suerte tiene mucha variación de shows. Entonces ahí podemos variar año a año cuál va a ser propuesta. Este año decidimos hacer lo que sería los 80 de Soda Stereo. Esto tiene que ver con Viña del Mar, con los primeros tres discos y con ese formato: un look ochentoso, pelos parados, maquillados, los instrumentos correspondientes a la época; y a partir de la de la escenografía, de las luces y pantallas lograr que el público se conecte un poco con lo que fueron los 80 de Soda Stereo
El show está dividido, porque quizá para el público general, que les gustamos solamente no solamente “De música ligera y “Persiana americana”, hacemos una mitad súper 80, donde hay canciones “lado B”, inéditos; y después cerramos con otro look, otro vestuario, que sería el 2007, la última foto que tiene la gente de Soda Stereo, en cual ellos hacen las versiones de las canciones más conocidas modo álbum: nada raro, ni arreglos raros, simplemente lo que la gente escucha del álbum. Como para cerrar el show bien arriba y que la gente se vaya contenta.
Investigadores
-¿Cómo es la búsqueda? Porque hay una investigación sobre los looks, obviamente también hay una búsqueda del sonido a través de los instrumentos, también en tu caso en la voz.
-Eso por suerte no resulta un trabajo difícil, porque los cuatro que somos El Cuarto Soda somos muy fanáticos de la banda. Entonces cuando sucede eso es sin querer: te aprendes la historia, cómo empezaron, qué instrumentos usaron, toda la historia en general de la banda y todo su trayecto, los cambios sonoros y visuales a partir de cada disco y a medida que van pasando los años. Por suerte todo este material ya hoy en día está subido a YouTube o en las redes sociales; y lo que hacemos es analizar: “Bueno, si vamos a hacer los 80, ¿a partir de qué lo vamos a hacer? ¿A partir de las versiones del álbum o las versiones de un vivo?”.
Entonces ahí nos sentamos y decimos: “A mí me gusta ‘Ruido blanco’”, la versión de ese disco que son las mismas canciones que todos conocemos, que están en los primeros tres álbumes, pero son versiones raras, extrañas: no suenan al álbum. O hacemos Viña del Mar, que es más parecido al álbum pero tiene otra energía otra puesta en escena, todo tiene diferente carácter.
A la hora de sentarnos decidimos que etapa vamos a hacer y a partir de eso empezamos a analizar los videos y decir: “Bueno, acá Gustavo usaba la Jackson, Zeta Bosio usaba el Kubicki y Charly Alberti tenía la Roland, que es una batería electrónica, perfecto para la época Y el (Yamaha) DX7 para el teclado. Con eso vamos a sonar a esa época 80”.
¿Qué looks vamos a usar? Obviamente hoy en día es imposible conseguir la ropa exacta porque no existe más, no está a ningún lado. Entonces confeccionamos la ropa a partir de que se parezca, dar la ilusión: Gustavo tenía una camisa blanca con unos volados, es difícil, entonces la mandamos a hacer para jugar un poco con el acercamiento en lo visual.
En lo sonoro sí respetamos literalmente: usamos los mismos efectos, los mismos amplificadores y demás para que vos escuches y digas: “OK, esto suena recontra 80”. Y por supuesto respetar cada arreglo: no somos una banda que por ahí mete arreglos propios o distorsionamos algo; sí o sí lo que escuchás en el vídeo de Viña del Mar de “Persiana americana” lo replicamos exactamente.
-Usás la Jackson azul y la PRS, como Gustavo.
-Sí, es vital: tanto para el público cuando lo ve y reconoce los instrumentos como para el audio.
El origen
-¿Cómo fue pasar de ser unos músicos que eran fans de Soda a encarar seriamente el proyecto de tributo a este nivel?
-Gabriel, el baterista, había conocido a Miguel Lara, que fue stage de Soda un par de años, trabajo después con Gustavo Cerati solista. Pegaron onda y dijeron: “Che, por qué no hacemos un homenaje a Soda que está bueno, Gustavo ya no está”; esa fue la idea principal. A Miguel Lara le salió trabajo con Abel Pintos y no tuvo tiempo para hacer nada, entonces Gabriel dijo: “Me quedé acá solo, quiero seguir con la idea”, y empezó a convocar músicos. Ahí fue cuando convocó a Pol Walls, el bajista actual: todo esto lo armamos sin conocernos, fue como un casting de “hola, ¿querés tocar? Bueno, probemos”.
Ellos empezaron a tener unos ensayos mientras buscaban al que sería Cerati; probaron con uno, con otro, no les gustó, no funcionó. Tiempo después Pol me encontró tocando en el subte de Buenos Aires, yo justo estaba cantando “Trátame suavemente”. Me dijo: “Estoy con Gabriel, un baterista, yo soy bajista, y queremos armar un homenaje a Soda Stereo, ¿te interesa?”. Fuimos a tomar un café y ahí formamos el trío: “Vamos a una sala de ensayo a probar tres canciones, a ver qué onda la química, si realmente estamos aptos para hacer esto”; porque es muy difícil interpretar una banda como Soda Stereo.
Probamos, estuvimos todos conformes, agregamos más canciones y fuimos a una sala y ahí ya empezamos a decir: “¿Qué vamos a hacer con esto? ¿Lo vamos a hacer por hobby, por pasión, o lo vamos a tomar como un trabajo profesional?”. Ahí empezamos a dejar que fluya pero preocupándonos. Armamos unas pistas, porque no tenemos tecladista, para arrancar; al tiempo empezamos a incorporar tecladistas, que fuimos cambiando hasta que a un año de estar con la banda encontramos a Gonzalo, que es el tecladista actual; hoy seguimos seis años juntos, ya está formada la banda.
Es esencial tener un tecladista, porque solamente el primer disco fue trío y a partir de “Nada personal” siempre incorporaron.
-Estuvo Tweety González, Leo García...
-Sí, también Daniel Sais y Zorrito Von Quintiero. A partir de ahí nos dimos cuenta, en el primer o segundo show, que a la gente le gustó mucho, nos decían: “Que bueno que está lo que hacen, suenan muy parecidos, está excelente”. A través del recibimiento del público decidimos ponernos las pilas y comprar los instrumentos iguales. Empezamos a buscar vestimenta, a hacer unas visuales para el día que tuviéramos pantalla; y así empezamos a armar de una manera más profesional el proyecto. Ya a los dos años estábamos armados y empezando a hacer teatritos.
Tuvimos un crecimiento muy rápido, y en cinco años logramos hacer un Luna Park, el año pasado, en noviembre. Hoy estamos en modo profesional: nos dedicamos a esto, vivimos de esto, cada día incorporando nuevas tecnologías y cosas para tratar de cubrir absolutamente toda la historia de Soda Stereo: no solamente las canciones que todos conocen.
Consagración
-¿Cómo vivieron ese show del Luna Park?
-Fue un proceso extraño, porque se nos venía la fecha encima y estábamos haciendo una gira por Colombia y después teníamos que ir a Chile. Cuando llegamos a Buenos Aires teníamos solamente diez días para preparar este show: estábamos nerviosos, ansiosos, felices, toda una mezcla de emociones terribles. Y preocupados también porque no llegábamos con los tiempos; encima propusimos hacer tres etapas: 80, 90 y 2007. ¿Qué quiere decir esto? Tres vestuarios, muchos invitados en saxo, coros y demás. Pensábamos que no llegábamos, estábamos preocupados pero siempre mirando para adelante y diciendo “va a salir bien, tranquilos”.
Apenas llegamos de Chile fuimos a una sala ensayo, llamamos a los invitados, empezamos a ensayar para llegar a hacer lo que podíamos: terminábamos la etapa 80 y había como diez minutos para preparar lo otro. ¿Qué hacíamos mientras? “Usemos pantalla, pongamos un audio de nosotros hablando”. Empezamos a quemar la cabeza y pudimos hacer el show: duró dos horas 40, un montón de tiempo. Valió la pena: fue un lindo show, la; gente lo disfrutó mucho; fueron tres mil personas, aproximadamente. Logramos el objetivo de hacer las tres etapas, salió todo bien.
Luego de esto, yo por lo menos una semana después, caí y fui consciente de que toqué en el Luna Park; porque hasta entonces para mí era tocar en un lugar más, pero porque mi cerebro no lo quería reconocer. Hoy en día lo veo y digo: “Qué buena experiencia que vivimos: haber tocado en el Luna Park y encima salió todo bien”.
Canciones legendarias
-Desde tu mirada, ¿por qué pensás que la música de Soda se mantiene tan vigente, y que nuevas generaciones se siguen vinculando con estas canciones?
-Creo que tiene que ver con la discusión que tenemos hoy en día con la música que hay, el trap y el reggaetón. Soda Stereo, Virus, Charly García, etc., eran realmente excelentes músicos: era cuando el músico se sentaba y se preocupaba por componer y que todo tenga sentido. Ejecutaban instrumentos manualmente. Hoy la tecnología es todo virtual: el programa, los efectos, el AutoTune; es mucho más sencillo hacer música rápido; sumado a que a las editoriales y discográficas no les importa otra cosa que facturar. Entonces agarran a cualquier pibe, lo hacen cantar un poquito, le arman las canciones, las letras, le pone AutoTune y ya está: sale un L-Gante y es ultra mega famoso, millonario, y es la moda; pero no creo que dure tanto como una banda como Soda Stereo, que es una composición súper exquisita.
Más allá de eso, cuando apareció la democracia, eso influyó mucho: la gente estaba como: “OK, ahora somos libres, ahora podemos escuchar música en inglés, ahora podemos hablar de política en las letras”. Esa libertad también generó que todas las bandas que nacieron un poquito antes, mientras estaban los militares, pudieran ser libres, expresarse, y la gente pudo salir a disfrutar de espectáculos, y Soda Stereo entró ahí.
Hasta Luca Prodan dijo: “Estos chetitos de mierda que hacen esa música fea”; pero porque Soda Stereo arrancó tipo ska; eran tres loquitos que se vestían para el culo y sonaban medio pelo. Pero bueno, fue el primer disco, y el primer intento de entrar al mercado. Eran considerados como chetos, como “estos chetitos que tienen plata y están al pedo y quieren tocar esta música de mierda”. Ya a partir de “Nada personal” demostraron ser una banda más compleja, y ahí fue donde sucedió el éxito: cuando empezó a pisar Latinoamérica y sobre todo Chile, que fue el lugar que más visualización le dio a la banda. Y a partir de ahí fueron súper importantes y todos tuvieron que cerrar el culo, porque “Ah, OK, Soda Stereo no es ska y ‘chingui chingui’, están componiendo de una manera increíble”.
Creo que como es buena música, así como los Beatles, es atemporal: vos escuchás “Trátame suavemente” y parece una canción de hoy; y tiene más de 40 años.
-¿Qué representa cuando uno empieza a convivir y trabajar con esa obra durante seis años? ¿Cambia la mirada?
-Totalmente. En mi caso esta es mi primera banda en mi vida. Yo siempre toqué en eventos, en la calle, en el subte, y hacía un popurrí de rock nacional e internacional. Jamás tuve una banda ni la experiencia de subir a un escenario. Y aparece El Cuarto Soda, me propone esto, y nos empieza a ir bien. De pronto tuve que aprender todo: a subirme a un escenario, a interactuar con la gente, a vestirme diferente; a tocar instrumentos extraños: la Jackson es muy incómoda, por ejemplo, pero Gustavo la usaba.
Dije: “OK, me estoy metiendo en esto que es nuevo, lo tengo que hacer porque me gusta, lo estoy disfrutando; y la gente también lo disfruta, así que puede llegar a ser un trabajo. Todo músico quiere vivir de la música, así que si tengo que hacer un homenaje que recontra disfruto y la gente lo disfruta, voy con esto”. Ahí me cambió la mirada, porque también te metés a analizar todo: me conozco toda la historia de Soda Stereo, de la familia, de dónde vinieron.
Como decimos con la banda: llega un punto en que sentimos que estamos tocando nuestras propias canciones. Porque lo disfrutamos tanto y lo tratamos tan naturalmente, que sentimos que son nuestras. Creo que eso también juega con el público, lo que le transmitimos: que estamos cómodos en el escenario, que lo naturalizamos y que somos cada uno: no somos Zeta, Gustavo, no actuamos como ellos, no imitamos. Somos nosotros mismos disfrutando de hacer este homenaje de una banda que amamos.
Perspectivas
-En enero celebraron los seis años, en noviembre el Luna, cómo sigue el futuro para la banda?
-Tenemos un sueño que va a ser eterno: el principal sueño de la banda es hacer el mismo recorrido que hizo Soda Stereo en su momento: tocar en Argentina, ir a Perú, México, todo los lugar donde Soda fue; inclusive más arriba, Estados Unidos. E intentar si se puede tocar en esos lugares emblemáticos donde alguna vez Soda tocó. Muchos de esos lugares ya no existen, así que ese sueño no va a ser tan completo.
El recorrido es en todos lados: por ejemplo a Colombia va cualquier músico (no sé, Vilma Palma) y van a Bogotá. Soda Stereo tocaba en los lugares más chiquitos, en pueblitos, no solamente en los lugares populares y comerciales. Ahí se te abre un abanico infinito de lugares para ir a tocar: ¿Vamos a Colombia? Bueno, ya hicimos Bucaramanga, Palmira, Cúcuta. Ahora vamos a salir para el otro lado: vamos a hacer Medellín, Bogotá, Pasto. y toda la localidades. Así en todos los países. Nos falta mucho recorrido, porque hasta ahora sólo fuimos a Paraguay, a Colombia, a Chile y Uruguay; nos faltan México, Perú, Bolivia, Venezuela, muchos lugares en los que Soda Stereo la rompía.
Ese es el proyecto, y obviamente mantener esta historia, esta linda nostalgia.