Lunes 7.3.2022
/Última actualización 13:21
En noviembre de 2021 se estrenó “elhiloazul”, una obra teatral escrita por Edgardo Dib y diagramada a partir de la historia de una familia que vive en un campo, lejos de la ciudad, donde poseen un trigal. El espectáculo, que tuvo una recepción favorable de parte del público y la crítica, iniciará el 11 de marzo su segunda temporada, que se extenderá en principio durante los viernes que restan del mes de marzo con La 3068 Espacio de Artes (San Martín 3068) como espacio.
Gentileza Martín BayoFoto: Gentileza Martín Bayo
Esta propuesta escénica, dirigida por Dib con la asistencia de Rubén Von der Thüsen, tiene entre sus méritos principales la presencia de un grupo de actores de amplia trayectoria, varios de los cuales han trabajado juntos en ocasiones anteriores, inclusive a partir de textos creados o adaptados por Dib. Entre los mismos figuran María Rosa Pfeiffer, quien además de su labor como actriz, acredita experiencia como directora teatral, dramaturga y docente. Y Raúl Kreig, actor, director con numerosos espectáculos a cuestas y apreciado sobre todo por su función de entrenador de actores.
A su vez, forma parte del elenco Luchi Gaido, una actriz que intervino en varios espectáculos que dejaron huella en la escena local, como “El jardín de los cerezos”, “Cocinando con Elisa” y “(esto no es Calígula)”, entre otros. Y completan la nómina Vanina Monasterolo, quien intervino en obras dirigidas por José María Muscari, Sergio Abbate, Lito Senkman, Carlos Falco, Verónica Bucci y Edgardo Dib; Alejandrina Echarte quien colaboró en distintos roles en propuestas teatrales del ámbito local y José Pablo Viso, quien trabajó entre otras puestas en “Querido San Antonio”.
La gestación de “elhiloazul” fue extensa, pausada y tuvo mucho que ver con el escenario que impuso la pandemia. De hecho, fue escrita durante 2020, el año signado por las restricciones, que supuso un golpe fuerte para las artes escénicas. Dib, en un trabajo realizado en forma conjunta con alumnos del taller de actuación de la Escuela de Teatro, desarrolló una serie de escenas entre las cuales había una que le interesó particularmente. La compartió con sus colegas Kreig y Pfeiffer, el interés de ellos fue inmediato y comenzó a germinar así lo que sería la obra final.
Un aspecto interesante que había señalado el director antes de estrenar, el año pasado, fue la marca que dejó en la puesta final todo el trabajo que se transitó en la virtualidad. “Allí se recorta mucho el registro actoral, que es muy pequeño por la cámara. Algo de eso quedó en la puesta en escena”.
El argumento tiene que ver con los integrantes de una familia que vive en el campo, donde hay un trigal que proviene de anteriores generaciones y les pertenece. “O, quizás, la familia pertenece a ese trigal”, se pregunta el dramaturgo. Este grupo familiar está unido por un “hilo” formado por amores, frustraciones, pérdidas, esperanzas, partidas y regresos. La obra recorre sus vínculos desde la década de 1970 hasta el año 2010.
“Un hilo de comunicaciones telefónicas va contando secretos, encuentros y distancias. Una abuela, continente de amor. Un padre, árida existencia. Una madre, dolor por un pasado incompleto. Un hijo, lejos y lejano. Una hija, inocencia eterna. Una muchacha, solitario deseo. Entretejidos, anudados, enlazados, enredados por un hilo de azul vida”, escribieron desde la producción al trazar una síntesis argumental.
La obra “elhiloazul” conmovió a los espectadores y generó positiva repercusión entre los críticos. “Lo más importante de esta propuesta es que se mete con temas incómodos, dolorosos, como los vínculos intrafamiliares, la relación con el padre, el poder de los mandatos y la presencia inmanente de la muerte”, escribió Miguel Passarini.
“En este trabajo tan ajustado de Dib logra que la obra produzca el impacto que consigue: el rigor el desarrollo de los tempos escénicos, los oportunos cambios de ritmo cuando se necesita transitar de un estado a otro, el experto manejo de las luces para crear atmósferas, el sensible manejo de la nostalgia, pero en simultáneo del humor, el halo poético con que ese hilo azul va uniendo los retazos de esa tela maravillosa y mágica que es la memoria de la vida”, apuntó por su parte Alberto Catena
El diseño del espacio escénico y los aspectos relacionados con la iluminación y la banda sonora están a cargo de Edgardo Dib, el diseño del vestuario se hizo en forma grupal, el diseño gráfico lleva los créditos compartidos de Alejandrina Echarte y Dib, la realización gráfica es de Echarte, la fotografía de Martín Bayo y la producción del equipo de “elhiloazul”.