Lunes 10.1.2022
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A pesar de que son mucho más recordados los compositores de la llamada “generación musical del 27” en la cual se encuadran los artistas nacidos en torno a 1900 que iniciaron su carrera en la España de los años veinte, hay intérpretes que también dejaron una huella profunda. Uno de ellos fue Nicanor Zabaleta, el admirado concertista de arpa que visitó la ciudad de Santa Fe en dos oportunidades entre 1936 y 1946.
Zabaleta, destacado en forma unánime por la pureza de su sonido y por su técnica, nació en San Sebastián en 1907, donde inició su formación, que luego tuvo continuidad en Francia, donde fue discípulo de Marcel Tournier. A lo largo de de su vida, realizó giras por las salas de conciertos más importantes de Europa y América. A la vez que actuó como solista con las orquestas filarmónicas de Israel, Varsovia, Londres, Filadelfia, Salzburgo, Berlín y París.
Según la biografía del músico perteneciente a Tomás Fernández y Elena Tamaro, sintetizada en Biografías y Vidas, a Zabaleta “se debe la utilización en el arpa de ocho pedales en lugar de los siete convencionales”. Además, por su iniciativa se incorporaron al arpa, sola o con orquesta, compositores de todo el mundo.
Gentileza Deutsche Grammophon D.RFoto: Gentileza Deutsche Grammophon
Su trayectoria profesional le valió diferentes galardones y premios. Y en dos ocasiones (1968 y 1971) sus discos fueron seleccionados por la revista The Gramophone entre los diez mejores del año. Muchos compositores escribieron obras para él: Salvador Bacarisse, Xavier Montsalvatge, Manuel Palau, Joaquín Rodrigo y el argentino Alberto Ginastera.
Falleció en 1993 en San Juan de Puerto Rico, donde vivió muchos años. En un artículo publicado en El País de España ese año, Enrique Franco describió sus aportes centrales para la evolución de la música del siglo XX. “Su hazaña consistió en liberar al arpa del salón y la convencional feminidad romanticista para convertirlo en vehículo de alta música”.
A lo largo de su vida, Nicanor Zabaleta actuó en todo el mundo y la ciudad de Santa Fe no fue la excepción. Convocado por Amigos del Arte, llegó el sábado 10 de octubre de 1936 y se presentó en uno de los salones del Museo Provincial de Arte, donde provocó un fuerte y cálido entusiasmo.
Archivo El Litoral / Hemeroteca digital Castañeda D.RFoto: Archivo El Litoral / Hemeroteca digital Castañeda
El domingo 11 de octubre, El Litoral publicó una crónica en la cual destacó la excelente impresión que el músico dejó entre el público presente. “Se deseaba apreciar la extensión posible de un instrumento que, de primera impresión, no convence. Digamos ya, en homenaje al arpista, que logró un éxito emocionante”, señaló el cronista, poniendo de manifiesto el prejuicio que existía en torno al arpa.
“Para cada autor, un sentido especial, de suerte que el color y el sabor de las composiciones no se confunden por acción del mismo sentimiento. Haydn, Bach, Respighi y Falla y demás autores los oía el público tan distintos como son. En Zabaleta hay, indudablemente, cierta inclinación a las combinaciones orquestales que él aplica felizmente a su instrumento”, agregó el periodista encargado de la cobertura, para finalizar: “el público aplaudió justicieramente a Zabaleta”.
Archivo El Litoral / Hemeroteca digital Castañeda D.RFoto: Archivo El Litoral / Hemeroteca digital Castañeda
Casi diez años después, el viernes 13 de septiembre de 1946, Zabaleta realizó una nueva visita a la ciudad de Santa Fe, también invitado por Amigos del Arte. Esta vez, su actuación se produjo en el cine teatro Colón, que para ese entonces se había convertido en el ámbito habitual de las actividades organizadas por la mencionada entidad, y fue calurosamente elogiada. Al punto que el cronista de El Litoral escribió para la edición del día siguiente: “su audición insuperable es de las mejores que la institución ha brindado a sus asociados”.
“Existe la creencia generalizada de que el arpa es un instrumento pobre de recursos cuyo papel decoroso es sólo integrar una orquesta. Nicanor Zabaleta demostró eficientemente que puede imponerse en un concierto en calidad de solista”, agregó el autor de la crónica. “El arpa, en manos de tan inteligente concertista, se convierte en un hermoso instrumento de variadas sonoridades y riquísimos matices, capaz de rendir todos los efectos imaginables”, cerró.
Archivo El Litoral / Hemeroteca digital Castañeda D.RFoto: Archivo El Litoral / Hemeroteca digital Castañeda
Las visitas de Nicanor Zabaleta a la ciudad de Santa Fe sirven para mensurar la relevancia que llegó a tener Santa Fe en términos de actividades culturales, tradición que hoy sigue en plena construcción a pesar de las dificultades coyunturales. Por “la Ciudad Cordial” pasaron algunos de los grandes artistas del siglo XX.
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