Lisandro Plank
El 2 de diciembre del año pasado, Gustavo Pena -mejor conocido como el "Príncipe"- hubiera cumplido 64 años. Ese día, en la icónica sala Zitarrosa de la ciudad de Montevideo, se estrenó "Espíritu Inquieto", un documental realizado por Eli-u Pena (su hija) y Matías Guerreros, abriéndose así una nueva puerta para ingresar al fascinante mundo de este extravagante y profundo artista uruguayo.
Lisandro Plank
Gustavo Pena Casanova (2 de diciembre de 1955 en Montevideo - 13 de mayo de 2004) es un artista uruguayo al que de joven apodaron "Principito" porque era flaco, con el pelo claro y ondulado y según dicen en su barrio, siempre andaba con una bufanda en el cuello. De todas formas, rápidamente terminó quedándole mejor "Príncipe", porque en él no había nada de diminutivo. Con influencias que orbitan entre el jazz, la milonga, la bossa nova, el rock y el tango, compuso más de 400 canciones y según él mismo manifestó en alguna de las pocas entrevistas a las que accedió, se sabía todas de memoria.
Si hay algo que se puede decir para describir al Príncipe, es que nunca pudo, supo o quiso (todas pueden ser correctas) introducirse de lleno en la industria musical de Uruguay. Paradójicamente, esa manera poco convencional y siempre por los márgenes de lo masivo, sumada a su talento y facilidad para componer canciones, le permitió construir una especie de mito que hasta el día de hoy inspira a cada persona que se anima a meterse en su mundo y también a muchísimos artistas consagrados que conocen, respetan y admiran su prolífica obra.
Durante su vida, el Príncipe siempre fue buscando nuevos horizontes. Por contar algunas cosas: integró más de diez bandas, publicó más de diez discos, vivió en Brasil y grabó su único disco de estudio en Argentina. Todo eso, y mucho más, está conjugado en el documental "Espíritu Inquieto", realizado por la iniciativa de Matías Guerreros en conjunto con Eli-u Pena, la hija del "Príncipe", y que desde el día de su partida se puso al hombro la enorme tarea de clasificar, digitalizar y publicar la obra de su padre en el sitio "imaginandobuenas" (.com.uy). Merece la pena destacar que también interpreta sus canciones y que visitó nuestras latitudes en el verano del 2019 en el marco del Guaraní Der Festival, en un show que emocionó a muchos de los que se acercaron a la vecina localidad de Arroyo Leyes.
Para aquellos intrépidos que quieran introducirse en la misteriosa y movilizadora obra del artista uruguayo, el documental es una manera ideal para dar el primer paso, y para desandar cómo fue la creación de la película dialogamos con Matías Guerreros.
-¿Cómo ingresó el Príncipe en tu vida?
-Bueno, fue en el 2009 o 2010, que estaba buscando música nueva para escuchar, que es algo que siempre hago, y di con un link de YouTube que me llevó a algunas de sus canciones, y ahí me encontré con esas músicas que escuchas una vez y que ya te pegan. Eso pasa pocas veces creo, porque es algo que te suena distinto a lo que estás acostumbrado. Y bueno, ahí fue que empecé a investigar, y no había mucho, lo cual lo volvía más interesante y así me terminé volviendo bastante fanático de su obra (risas). Después, terminé dando con la información de que Eli-u, que es la hija, era la que se estaba encargando de trabajar con el material y de subirlo a Internet.
-¿Y ahí se te ocurre hacer el documental?
-Si, un poco sí. En ese contexto, yo estaba terminando mi carrera de Comunicación Social y en ese envión que me produjo conocer la obra del príncipe, se me ocurrió hacer un documental de su historia para presentarla como Tesis Final. En el medio, de ahí hasta ahora pasaron casi 10 años y esa tesis nunca se presentó en ese formato, pero terminó siendo la película que estrenamos a final del año pasado que es "Espíritu Inquieto".
-¿Cómo fue ese proceso que terminó siendo más largo que lo previsto?
-La verdad que fue muy llevadero y requirió mucho esfuerzo. Porque el objetivo, más allá que al principio quería que sea una Tesis, siempre fue conocer y difundir la vida y la obra del Príncipe. Difundir porque es un artista un poco escondido de la masividad y conocer porque en ese momento no había casi nada de información, más allá de los materiales que iba colgando Eli-u en su web. Entonces esa doble actividad nos fue guiando todo el tiempo en el proceso; buscar familiares, entrevistarlos, que nos nombren a uno de sus músicos y buscarlo también y así ir construyendo un relato. Después fuimos decidiendo cuestiones estéticas y criterios para lograr una peli que esté en concordancia con su impronta y su obra. Que se salga de lo convencional, en cierto sentido.
-¿Y con respecto al material de archivo?
-Bueno, desde que murió el Príncipe, por mayo de 2004, Eli-u fue la encargada de ir recopilando y organizando todo el archivo, tanto de música y canciones -en la misma peli, el príncipe afirma en una entrevista tener compuestas más de 400 canciones, las cuáles se sabía todas de memoria- como también audiovisual, cientos de VHS que contenían de todo un poco. Entonces ella le dedicó mucho tiempo a recopilar y sobre todo digitalizar todo eso. Con lo cual la peli sin ella no podría haber existido nunca. De hecho, es impresionante ver la prolijidad de ese archivo y lo meticulosa que es Eli-u para eso. Y lo que más me sorprendió es que el Príncipe en general con sus cosas era muy prolijo y organizado también; incluso el "Archivo 1" que es el primer disco del Príncipe, que él nunca llego a editarlo y lo terminó publicando Eli-u, lo dejó perfectamente ordenado en una caja con todos los casetes, ordenado tema por tema.
Alimentando al mito
Ciertamente, si uno realiza una búsqueda en Internet en la actualidad puede encontrar mucho más material del que había hace diez años. Eso pasa con todo tipo de información. Sin embargo, aun sigue siendo un poco disperso el material disponible sobre el Príncipe, amén del sitio que creó y gestiona Eli-u Pena, que nombramos más arriba. Sin embargo, luego de su partida, la proliferación de su obra se dio también de la mano de muchas bandas y artistas que comenzaron a integrar en sus repertorios sus canciones: Manu Chao, Onda Vaga, Jorge Drexler y Martín Buscaglia, son algunos ejemplos. El Príncipe parece haber encontrado la fórmula para no irse nunca del todo.
Y en esta perspectiva de seguir naciendo, paralelamente al documental, los hacedores publicaron un disco doble de Pena Casanova. Se llaman "Lado A" y "Lado D", porque uno conjuga grabaciones analógicas y el otro tiene canciones grabadas de manera digital. La gran mayoría son inéditas, o en todo caso versiones desconocidas.
-¿Cómo fue reconstruir la vida y obra del Príncipe a través de los testimonios?
-Hicimos como treinta entrevistas, y algunas llegaron a durar cuatro horas (risas). En la película, después, terminaron quedando afuera varias. De hecho, si analizas la peli, no es tanto un documental con tantas entrevistas, y eso tiene que ver con una idea que Eli-u tenía, de que sea la vida del Príncipe contada por él mismo. Y bueno, llegar a eso llevó mucho tiempo, por eso mismo. Obviamente, utilizamos las entrevistas para reforzar alguna idea o contar alguna anécdota, pero no es un típico documental, porque no era la idea. Buscamos algo diferente, que por ahí le exige un poco más espectador, pero preferimos hacerlo así. En el medio de esa decisión dejamos afuera entrevistas importantes, por ejemplo, con Manu Chao y con Jorge Drexler, que son dos figuras internacionales, y que más allá de que el contenido era importante, quisimos ser fiel a esa idea de que él mismo cuente su historia y no dejarnos seducir por buscar algo más comercial o convencional, por decirlo de alguna manera.
-¿Algo en especial que te haya quedado de esas entrevistas?
-Bueno, en todas las entrevistas nos decían que era un loco que tenía una energía impresionante. Y que a la vez era dificilísimo seguirle el ritmo. Era una máquina de hacer música; pero también era muy activo en su vida en general, en lo cotidiano. Y eso me quedó marcado de una entrevista que después no quedó en la peli, nos dijeron que: "todo el mundo dice que el Príncipe, pobre, murió muy joven; pero en realidad hay gente que muere a los ochenta años y vivió mucho menos que él, porque él no paraba de hacer cosas" y la verdad que hay mucho de eso si analizas su vida en general y especialmente su obra musical".
-El documental parece tener la marca del Príncipe en su estética…
-Es que la mayoría de los materiales que teníamos eran así. Artesanales. Sobre todo, porque mucho del material de archivo que usamos sale de una camarita que tenía el Príncipe y que le gustaba usar. De hecho, el inicio de la película es con un plano que se hace él frente al espejo. Entonces la idea era respetar esa estética al cien por ciento. Y después el no caer en lo convencional tiene que ver un poco con que no venimos del mundo del cine, pero también porque no era nuestra intención. Decidimos jugárnosla con eso de salirnos del típico documental biográfico de un artista.
-La estrenaron en el día de su cumpleaños, ¿cómo fue ese momento y cómo siguieron las repercusiones de la película hasta hoy?
-Bueno, lo hicimos en la sala Zitarrosa, que es donde se hizo "El Recital" -es uno de los pocos registros audiovisuales de un show del Príncipe, que se editó también como disco-. Y la verdad que además de estar la sala llena, el público vivió la peli con una intensidad asombrosa. De hecho, hay un tramo del documental de un atardecer en Cabo Polonio que muestra al Príncipe y su banda de entonces en medio de un trance musical, medio rock medio zamba, que dura bastante para lo que son los tiempos del audiovisual y en ese interín se pararon todos a bailar y fue increíble. Y después de ese estreno estuvo varias semanas en una sala un poco más chica, pero siempre con entradas agotadas. Y eso para un documental uruguayo es algo que no es común de ver por estos lados. En enero y febrero también la llevamos a varios lugares, siempre con muy buena recepción y convocatoria y después en marzo, bueno, apareció el tema de la pandemia.
-¿Qué representa el Príncipe actualmente en Uruguay?
-Hoy en día sigue siendo un artista bien underground. Si yo salgo ahora a caminar por la calle y le pregunto a diez personas que me cruzo si lo conocen, apuesto a que nueve van a decir que no. Es un músico muy de nicho, como pasa con muchos músicos de acá. Por ahí lo conoce la gente que tiene que ver con el mundo del arte y la cultura, pero te movés un poco de ahí y no se conoce mucho o, por ahí, lo conocen por otras bandas más conocidas que hicieron covers de él. De hecho, me pasa mucho que estoy escuchando su música y me dicen, "¿ese tema no es de tal banda?" (risas). Pero lo que sí es evidente y pasa mucho es que los artistas y músicos lo tienen como una gran referencia. Todos los músicos en algún momento pasan por ahí y piran con su obra.