Jueves 14.10.2021
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Cien años atrás, si un músico sentía la necesidad de interpretar las obras de los compositores clásicos tenía que cumplir el mandato de optar por un abanico determinado de instrumentos entre los cuales no figuraba la guitarra. El español Andrés Segovia, nacido en Linares en 1893 y fallecido en Madrid en 1987, fue uno de los principales responsables para que pueda abrirse camino y afirmarse como un instrumento de concierto, al nivel del violín y el piano. Por eso y por sus aportes a la técnica de la guitarra en un tiempo en el cual era escasa la bibliografía de referencia, se lo considera el guitarrista clásico más importante del siglo XX y uno de los impulsores del desarrollo musical de su época.
ArchivoLa acción cultural de Segovia, estrechamente relacionada con la generación del 27, no se limitó solo a la música, sino que se amplió a través de su contacto con figuras literarias como Benito Pérez Galdós y Federico García Lorca. Sin embargo, su huella principal fue el impulso de la composición para guitarra, con obras escritas especialmente para él por autores como Joaquín Turina y Federico Moreno Torroba. Se destacó también por sus transcripciones para guitarra de grandes obras del repertorio clásico, una arista de su labor que cooperó decididamente en acrecentar la reputación del instrumento.
El diplomático y escritor español Salvador de Madariaga, contemporáneo de Segovia, lo calificó como un “esclavo libre de la guitarra”. Y él mismo dejó definiciones contundentes sobre el instrumento que forjó su fama. “La guitarra es una pequeña orquesta, cada cuerda es un color diferente, una voz diferente”, afirmó en una oportunidad. Y también destacó que “entre las criaturas de Dios dos, el perro y la guitarra, han tenido todos los tamaños y todas las formas, con el fin de no ser separado del hombre”.
Cómo señaló Miguel Ángel Jiménez Arnáiz, “los objetivos que Segovia se marcó al inicio de su carrera, y que proclamó en multitud de ocasiones, pueden concentrarse en tres: la inclusión de la guitarra en las grandes salas de concierto al mismo nivel que los demás instrumentos, la inclusión de la guitarra en los centros de enseñanza, los conservatorios, y la creación de un repertorio nuevo capaz de mostrar las posibilidades reales de la guitarra. En definitiva la revalorización musical y social de un instrumento que él consideraba arrumbado a usos populares y marginales”.
Entre 1934 y 1941 a partir de las gestiones concretadas por Amigos del Arte, Andrés Segovia realizó tres conciertos en la ciudad de Santa Fe, todos ellos ante auditorios colmados.
En su edición del martes 4 de septiembre de 1934, El Litoral anunciaba el programa previsto para su primera presentación en Santa Fe. Además de señalar que el guitarrista iba a interpretar obras de Fernando Sor, Federico Moreno Torroba, Francisco Tárrega, Johann Sebastian Bach y Joseph Haydn, el entusiasta artículo apuntaba textualmente: “el amante de arte tan exquisito apreciará por la calidad de piezas y autores citados, la importancia de la extraordinaria audición”.
Hemeroteca Digital CastañedaFoto: Hemeroteca Digital Castañeda
El concierto se realizó el 11 de septiembre en un Teatro Municipal colmado de espectadores, que se rindieron ante la “magia” que fue capaz de transmitir Segovia con su arte. “Andrés Segovia demostró, anoche, que puede ostentar al lado de Llobet el título de artista egregio de la guitarra. No queremos caer en la pendiente, a menudo arbitraria, de las comparaciones; pero el hecho de unir un nombre al otro, por espontánea asociación de ideas, demuestra que se trata de grandes valores equivalentes, sólo diferenciados por matices que se esfuman, con respecto a Llobet, en la lejanía del recuerdo” señala la crónica publicada en El Litoral. La vibrante ovación que le dedicó el público santafesino en esta primera presentación, impresionó al artista.
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El músico en sus dominios
La siguiente presentación del artista se produjo en mayo de 1937, tras una extensa gira por Estados Unidos, el extremo Oriente y las principales capitales de Europa. El 12 de mayo de ese año diario El Orden de Santa Fe anunciaba la llegada de Segovia con las siguientes palabras: “se halla ahora en la plenitud de su arte y en esa madurez definitiva que supone el dominio total de un instrumento en el que es, sin duda, el más alto cultor en la hora presente”. Para entonces, Segovia había realizado transcripciones de obras que se creían vedadas para ese instrumento, como la Chacona de Bach, el último de cinco movimientos de la segunda partita para violín solo en Re menor, compuesta en 1720 por el compositor alemán. Este segundo concierto se concretó el día 24 de mayo en las instalaciones del cine Colón, en calle Rivadavia.
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El mayor cultor de la guitarra
El tercer concierto de Segovia se concretó cuatro años más tarde, el 23 de octubre de 1941, también en en el cine teatro Colón. Esta vez, el guitarrista propuso un repertorio conformado por obras de Domenico Scarlatti, Jean-Philippe Rameau, Bach, Manuel Ponce, Federico Moreno Torroba, Mario Castelnuovo Tedesco, Isaac Albéniz y Enrique Granados. En la crónica publicada por El Litoral al día siguiente, el autor dedicó elogiosas palabras al artista español. Lo señaló como “el más cotizado de los actuales cultores del dulce instrumento” y destacó el fervor demostrado por el público cuando se ocupó de interpretar las piezas de los compositores de su tierra.
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Las presentaciones de Segovia ponen de manifiesto el destacadísimo lugar que llegó a ocupar la ciudad de Santa Fe, en términos artísticos, a nivel internacional. Una tradición que todavía honran sus gestores culturales en su labor diaria.
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