La extravagante historia del fantasma que "apareció" en la ciudad en 1930
Todo ocurrió durante la primera semana de diciembre de ese año. El Orden reflejó en sus páginas que vecinos, al parecer, habían visto a un espectro en un barrio. “Un empleado que lo vio, perdió la razón”, decía el diario santafesino, que además dedicó una “carta abierta” al fantasma. En los días posteriores, el “aparecido” fue perseguido por habitantes de la zona, policías y bomberos que al final no hallaron nada. Y hasta apareció una ofrecimiento de 10.000 pesos por su captura.
Hemeroteca digital Castañeda A lo largo de varios días, El Orden se hizo eco de la dudosa historia del fantasma del barrio de las cavas. El Litoral, en la misma fecha, pidió acciones policiales para evitar que prosiga la superchería .
Hay fantasmas célebres. El de la Ópera, creado por Gastón Leroux. El de Canterville, nacido de la imaginación de Oscar Wilde. El de Jacob Marley que visitaba a Scrooge en la novela de Charles Dickens. O Myrtle la llorona, que asustaba a Harry Potter y a sus amigos. La ciudad de Santa Fe también tuvo sus “espectros famosos”; el del Teatro Municipal del libro homónimo de Enrique Butti. Y el que ocupó varias páginas sensacionalistas del diario El Orden de Santa Fe en diciembre de 1930 tras sus supuestas apariciones en el trazado de lo que actualmente son los barrios Mariano Comas y Barranquitas. El medio capitalino cubrió la noticia casi una semana. Luego, el “fantasma” se esfumó, al menos de las páginas.
El tema se coló en la agenda el primer día de diciembre de 1930. El Orden, en su página cuatro titulaba con grandes letras de molde “¡Un fantasma!: todo un barrio está alarmado por el misterio de su aparición”. Un grupo de colaboradores externos del diario se presentó en la redacción para comentar una historia que venía circulando desde semanas antes respecto a presuntas apariciones de un fantasma en alrededores de 4 de Enero y Cándido Pujato. Al parecer, según consta en la crónica, se trataba de “un hombre desnudo, alto, con ojos que echaban llamas, una cicatriz roja sobre la cara y unos bigotes larguísimos. Ante la incredulidad de los periodistas (“deben ser pavadas”) ofrecieron llevarlos al domicilio de un hombre llamado Arturo Canatrade.
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Foto: Hemeroteca digital Castañeda
Aparentemente, este empleado de 18 años domiciliado en San Jerónimo al 3600 (en la época, “un paraje oscuro donde abundaban los árboles") se había topado con el espectro en la madrugada. De acuerdo al relato de los vecinos, Canatrade vio al ‘Hombre desnudo’, quiso correr, pero sintió que lo abrazaban y se desmayó, oyendo un extraño ruido de hierros. El misterio se intensificó cuando el hermano de la víctima aseguró que Arturo fue hallado inconsciente, tendido sobre una mesa, en una habitación. “Esta mesa está colocada en forma que la puerta no puede abrirse más de unos 15 centímetros. Junto a esa abertura queda de noche una silla. Lo sabemos los de la casa. Ahora bien, cuando me levanté sorprendido, en mitad del sueño, por un ruido que posiblemente era el grito de Arturo, corrí rápidamente y encendí la luz. Encontré a mi hermano tendido sobre la mesa, desmayado y todo estaba en perfecto orden. ¿Cómo llegó hasta allí? ¿Cómo no derribó la silla?”, declaró el hermano de Arturo, Guido. Para entonces, “el misterio era un artículo de primera necesidad en el barrio”. Por otra parte, El Orden pidió la opinión del doctor Pío Pandolfo, facultativo que atendió a Canatrade, quien aseguró que había sufrido una alucinación.
Ese mismo 1 de diciembre El Orden tomó el tema con escepticismo y publicó una “Carta abierta al fantasma”, con estos términos: “señor fantasma, experimenta usted un placer especial en salir de noche? Si es así, será para nosotros una verdadera alegría recibirle en la redacción y acompañarle en una de sus giras nocturnas. Noctámbulos por fuerza de nuestra profesión, tenemos nuestras horas de recreo, en las silenciosas y amables horas de la madrugada ¿Qué opina usted de un buen vaso de ginebra a las tres de la madrugada en el rincón de un café abierto toda la noche?”. La misiva está firmada por “los muchachos de El Orden”.
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¿Sugestión colectiva?
Al día siguiente, martes 2 de diciembre, El Orden siguió el tema. ¡El asunto se ha puesto serio! decía el título. Y contaba como vigilantes, bomberos, soldados y 200 vecinos “persiguieron al fantasma”. Al parecer, en medio de la siesta, los agentes de la comisaría tercera recibieron un llamado de vecinos de la zona mencionada. “Acaban de ver al fantasma, lo andan persiguiendo los vecinos”.
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La alarma cundió como un reguero de pólvora y empezó la caza. Pronto se reunieron, según explica el diario, más de 200 personas de las cuales 50 “habían visto algo”. El grupo siguió la “pista” del fantasma hasta un pozo, donde aparentemente lo cercaron. Dos agentes descendieron mientras el resto del grupo esperaba, pero no ocurrió nada. Ante el resultado negativo, decidieron hacer humo con “el propósito de que el fantasma ahumado no tuviera más remedio que abandonar su refugio”. Finalmente, al atardecer, se abandonó la búsqueda.
El autor de la crónica desarrolla algunas hipótesis. “Desde luego no hay fantasmas. Pero debemos aceptar sin embargo que algo hay, a no ser que tengamos que atribuir todo esto a un caso de sugestión colectiva, cuyo radio se agranda día a día”, señala. Y más adelante añade: “Si el fantasma es un vagabundo cualquiera, o un ebrio o un maniático, el fantasma existe. Y no hay desde hace siglos, otra clase de fantasmas que esos. Tarde o temprano, el misterio quedará aclarado”.
Lo que vio Canatrade
El miércoles, con el ánimo de dar continuidad al tema, El Orden publicó una entrevista con Arturo Canatrade, quien contó su “encuentro” con el fantasma. Antes del testimonio en sí, el entrevistador hace una introducción en la cual señala: “Canatrade ha visto necesariamente algo ¿Un bromista que trató de asustarlo?... Posiblemente. Pero de sus palabras surge, incuestionable, la verdad de un episodio nocturno brutalmente imprevisto y cuya imprevisión ha sido capaz de alterar no solo su sistema nervioso”. El autor de la noticia publicada aquel miércoles 3 de diciembre, también detalla algunas características psicológicas de Canatrade, de 18 años. “No es precisamente un analizador sereno, tampoco es un impulsivo”. Y agrega que “aunque en verdad se trata de un nervioso, no lo es hasta el punto de que esta característica pueda modificar el control de sus sentidos”. Esboza dos hipótesis: un bromista o una alucinación.
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Y, tal vez con la finalidad de encontrar una arista racional al asunto, suma un dibujo del “espectro” que sintetiza los hechos con el siguiente epígrafe: “El fantasma existe ahora. Pero en la imaginación de las gentes crédulas que han tomado excesivamente en serio las consecuencias de una broma estúpida hecha a un muchacho que se desesperó de terror”.
Lo cierto es que, hasta el día de su “encuentro”, Canatrade apenas tenía referencias vagas de la “figura” que vagaba sorprendiendo a hombres y mujeres en los parajes oscuros del barrio. Esa noche, cuando estaba a pocos metros de su casa, sintió, según su propio relato, rumores de pisadas de pies desnudos. “¿Qué vio?”, le preguntó el periodista. “No sé. Era algo horrible. Estaba la calle oscura y sombría por los árboles. Solo tengo la impresión del rostro. ¡Una mueca espantosa y dos ojos brillantes! Al volver la cabeza alzó los brazos agitándolos en lo alto. Quise correr y me sentí aprisionado por la espalda. Algo frío, helado, toqué desesperadamente al querer liberarme… Después no sé más”.
“Un individuo de malas mañas”
El jueves 4 de diciembre el tema seguía presente en las páginas de El Orden. Esta vez, bajo el título “Las correrías del ‘fantasma’ siguen siendo el tema obligado de todas las conversaciones”. Allí el medio ya toma una posición concreta al respecto. “El fantasma está en el miedo de los que creen en él y fuera de allí no es fantasma: es simplemente un individuo de malas mañas que cumple un plan cuyas consecuencias todavía no se han producido”, señala la nota de ese día. Y agrega, con humor e ironía: “Continúa siendo el tema obligado de todas las conversaciones el comportamiento poco formal del fantasma que se hospeda en las cavas y que desde hace algunos días tiene sobresaltado al vecindario de esa barriada. Su aparición marcó el comienzo de un fenómeno de sugestión colectiva que ha alcanzado en estos momentos su punto culminante. No deja de ser peligrosa esta manifestación tan general de la credulidad pública, pero el suceso tiene un fondo humorístico magnífico”.
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En efecto, empezaron a llegar a El Orden numerosas cartas, con mayor o menor ingenio, firmadas por el supuesto fantasma. Incluso una fotografía (que el medio reproduce) adjuntada a una creativa misiva, que es reproducida textualmente y en uno de sus párrafos dice: “Desde luego que usted creerá que un fantasma no puede tener amigos. Pero hay excepciones. Este fantasma es una de ellas. Esta madrugada, después de mucho insistir, he logrado que se deje retratar”. En la misma página, el diario incluye una viñeta humorística bajo el título “Los fantasmas de todos los días”. Y hace referencia (a esta altura es difícil saber si es cierto o no) a un presunto caballero norteamericano dispuesto a pagar 10.000 pesos por la captura del fantasma.
Creer o no creer
El viernes 5 de diciembre, un equipo periodístico de El Orden salió a conversar con personas radicadas en las inmediaciones del lugar de la “aparición” y brindó a los lectores las impresiones recogidas. Primero charlaron con Don Floro Medina en su almacén de Urquiza y Juan del Campillo. “¿Cree usted en fantasmas?” le preguntaron. A lo cual el vecino respondió: “No. No hay más fantasmas que los que El Orden publica hoy en el dibujo de una de sus páginas”.
Luego hablaron con un agente de policía en inmediaciones del domicilio de Arturo Canatrade. “El fantasma, para mí, es uno que estudia la magia y se la ha dado por hacer diabluras”. Cuando le preguntaron si lo ha visto, el hombre aseguró: “No lo he visto, pero he conversado con muchos que han oído decir a otros que lo han visto. El capataz de los barrenderos lo ha visto cuando el guarda de la Municipalidad lo ha corrido a caballo. Es ligero como la luz y aparece y desaparece en un santiamén”.
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Lo que dijo El Litoral
El día 3 de diciembre de 1930, Diario El Litoral publicó un artículo bajo el título “El fantasma”, a través del cual toma posición editorial al respecto. “El ‘fantasma’ ha servido para probar cuánto daño puede causar la ignorancia”. Más adelante sostiene que “la imaginación de las gentes crédulas trabaja aceleradamente y salva con pasmosa facilidad el abismo que media entre la razón y la superchería”. Manifiesta que “causa estupor y al mismo tiempo apena la influencia que lo grotesco tiene sobre la sensibilidad de ciertos núcleos sociales” y reclama “intensificar la obra docente con relación a los interesados en divulgar patrañas”. “La policía permite que el público se aglomere en la zona del ‘fantasma’, quizás temerosa de coartar la libertad individual. Pero en es necesario que los dirigentes de la policía piensen que los que acuden a ‘ver el espíritu’ son esclavos de un temor supersticioso infundido por la ignorancia”.
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Misterio vigente
A fines de diciembre, apareció un sospechoso. El Orden dejó constancia de esto en su edición del 1° de enero de 1931. Bajo el título “Tragedia del hombre que pudo ser fantasma”, narra cómo un albañil, fue detenido por sospechas de que podía ser el sujeto que “se complacía en aparecer desnudo ante dueñas y doncellas en las inmediaciones del barrio de las cavas”.
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El hombre -que según el diario negó las acusaciones con lágrimas en los ojos- fue puesto rápidamente en libertad, al no haber pruebas. “¿Qué habilidades fantasmagóricas podía tener este muchacho que trabajaba de albañil y no comulgaba con los espíritus”, se preguntaba el autor de la noticia.
Bromistas sueltos, alucinación, sugestión colectiva, fraude. Lo cierto es que el misterio del “fantasma” que irrumpió a finales de la primavera de 1930 sigue irresuelto.