Este viernes falleció a los 76 años el director de cine y guionista británico Alan Parker, célebre por títulos como “Evita” (1996), “Fama” (1980) y “El expreso de medianoche” (1978); esta última cinta, con guion de Oliver Stone, fue la que le otorgó el reconocimiento internacional gracias a los dos Oscar y seis Globos de Oro –entre otros, mejor drama– que ganó. El fallecimiento lo ha confirmado el Instituto de Cine Británico.
Su último largometraje fue “La vida de David Gale”, un drama judicial protagonizado en 2003 por Kevin Spacey, Kate Winslet y Laura Linney. Precisamente por este proyecto visitó en Semana Santa de aquel mismo año su admirada Barcelona para allí rodar algunas escenas; más concretamente las Ramblas y el exterior del Gran Teatro del Liceo. El cineasta llegó a modificar el guión para así poder rodar un “flashback” del filme en la Ciudad Condal.
El nominado al Oscar como mejor director en dos ocasiones –por “Expreso de medianoche” y “Mississippi en llamas”– ha muerto tras una larga enfermedad de la que no ha trascendido mayor detalle.
En 2002, la reina Isabel II le concedió el título de Caballero del Imperio Británico por su contribución al mundo del arte; en 2012 fue nombrado miembro honorífico de la Universidad de Alcalá y en 2013 la Academia Británica de Cine le concedió el Bafta honorífico a toda su carrera por su Wsobresaliente y excepcional contribución» al mundo del celuloide; en aquel momento, su presidente, John Willis, aseguró que era un cineasta “diferente, un hombre de visión y personalidad firme”. Dos años más tarde anunció su ruptura con el negocio del cine tras empezar a dirigir con apenas 24 años; sus últimos años de vida los había dedicado a la pintura, siendo la fotografía una de sus primeras aficiones.
Célebre por cambiar de género de un título a otro, dirigió un total de 14 largometrajes, de los cuales escribió seis. Parker será recordado especialmente por su predilección hacia el musical; desde su ópera prima, la comedia gánster “Bugsy Malone” (1976), con Jodie Foster de niña; la universalmente conocida “Fama”, “Pink Floyd: The Wall” (1982), “The Commitments” (1991) y, cómo no, la superproducción “Evita”, con Madonna como Eva Perón.
En la década de los 80, uno de los estrenos más importantes de Hollywood fue “Mississippi en llamas”, donde Willem Dafoe y Gene Hackman se enfrentaron a la degradación humana en un pequeño pueblo racista donde miembros del Ku Klux Klan asesinaban sin piedad a afroamericanos.
De madre costurera y de padre pintor, Alan Parker fue hijo único y se crió en uno de los barrios obreros de Londres, Islington, que moldeó su carácter. Con un pie en el mundo de las ciencias y antes de dedicarse al cine –nunca fue su sueño, ni en su familia había antecedentes– se buscó la vida primero como redactor de agencias de publicidad y después como realizador de anuncios, su trampolín hacia el séptimo arte, como les ocurrió a los hermanos Scott.
Se casó en dos ocasiones –seguía casado con su segunda mujer, la productora Lisa Moran– y tenía cinco hijos; uno de ellos, guionista y responsable del libreto de la película de ciencia ficción “Moon”.