Desde el 18 de diciembre, la primera gran figura que estrenó (Teatro Roxy) fue Fátima Flórez. Un espectáculo diario que atraviesa el 2021 y llega al 2022. Algunos días dos funciones. Se anima... y puede.
Desde el 18 de diciembre, la primera gran figura que estrenó (Teatro Roxy) fue Fátima Flórez. Un espectáculo diario que atraviesa el 2021 y llega al 2022. Algunos días dos funciones. Se anima... y puede. Hoy con funciones suspendidas por tener Covid, tiene además en su elenco como atracción al Mago Emanuel, y el debut teatral del joven humorista e imitador argentino Iván Ramírez.
Desde el 18 de diciembre, la primera gran figura que estrenó (Teatro Roxy) fue Fátima Flórez. Un espectáculo diario que atraviesa el 2021 y llega al 2022. Algunos días dos funciones. Se anima... y puede.
En diciembre la sala “casi” llena cuando aún no es una confusión el tránsito y una larga cola esperar para cenar (enero) permiten una apuesta: será una oferta triunfadora para cortar tickets, “QR”, o como sea: será una apuesta ganadora en 2021/2022.
El control sanitario demora las entradas. Finalmente lo que oferta Fátima Flórez. Piano y voz, bajo, guitarra y batería en vivo, 4 músicos. Pantalla en el fondo, “luces de colores pintadas para escena” (Silvio Rodríguez dixit) “la música a todo volumen” (my dear Charlie acotaría) y Fátima moviéndose con un cuerpo de baile de 6 bailarines 6. No hay nombres porque no hay programa de mano.
La imitadora recorre primero a las cantantes con eje en Lady Ga-Ga y Madonna.
Un cómico (no es Tarico) que tiene coraje y desparpajo, ojalá crezca en confianza, sirve para soportar los verdaderos cambios de vestuario de la diva.
El Mago Emanuel (viene de una familia de actores) hace lo suyo con una rutina con mucha simpatía y dominio del escenario. Un buen truco internacional y el retorno de Fátima.
Todo el tiempo del espectáculo (entre 80 y 100 minutos, según imponderables de aplausos y saludos) sucede con palmas acompañando a Fátima y el deber es preguntarse qué tiene... cuál es el secreto de Fátima que imita y sonríe, sonríe e imita y el secreto es visible a los ojos: no engaña a nadie. Se congregan para que Fátima imite, baile, invite al contagio de una alegría profesional que se acepta y multiplica la señal: esto es un Tinelli auténtico, es un “Pum para arriba”. A eso vinieron y eso encuentran.
Es evidente que le duele la definición de “Nacha Guevara” sobre los imitadores, le dedica un doble juego de imitaciones con texto alusivo.
No hay, en el espectáculo, imitaciones de personajes jóvenes, el destinatario es un dueño de butaca: 50 y más, con televisor en el living.
El cierre, al modo “otra, otra, otraaaa” es con CFK. Una imitación lograda en gestualidad y que avanza muy poco en lo profundo, lo que quieren de una imitación: los gestos y los dichos pero, en el énfasis sobre tales dichos, la crítica o el elogio que en este caso no aparecen. Abre la puerta de CFK, pero no la visita.
El espectáculo se llama: “Fátima es camaleónica”. Los camaleones son una familia, Chamaeleonidae, de pequeños saurópsidos (reptiles) escamosos. En América se llama a menudo camaleones a lagartos de la familia de los anoles. Son famosos por su habilidad de cambiar de color según las circunstancias, por su lengua rápida y alargada, y por sus ojos, que pueden ser movidos independientemente el uno del otro.
El otro referencial es Chico Novarro y una cancioncilla fácil que le rindió muchos beneficios en Sadaic por derechos de autor: “El Camaleón”.
La Empresa Cidal, de productos de látex, ubicada en la provincia de Santa Fe, tenía un eslogan: Camaleón, el único que se exporta a USA. Y ofertaba profilácticos de diversos colores.
RAE dice: Que tiene una gran capacidad para cambiar de opinión, actitud o imagen con facilidad y según sus conveniencias... “política camaleónica”.
Si lo tomamos por un costado posible, cambia de colores (vestuarios) tendríamos un aprobado para su trabajo.
Si lo tomamos por la acepción política a la que refiere la Real Academia Española también aprueba ya que toma actitudes diferentes y opiniones muy encontradas en pocos minutos, también nos deja el resquicio para una reflexión: no tiene una voz propia, tiene las que adopta en cada imitación.
Nos afirmamos en lo obvio: Fátima no engaña a nadie, van a buscar eso y eso encuentran: una imitadora. La mejor, acaso la única en el rubro.
Digresión: decía Aldo Fabrizi que todo actor es una máscara, que debe respetar... cuando sube al escenario y abandonar... cuando baja del escenario (el mejor ejemplo –en comicidad– es Tato Bores que le hacía caso; respetaba la máscara y sabía cuándo abandonarla).
Fátima va a “salvar” económicamente este verano. Creo que para crecer debería buscar dos cosas: un texto y una voz propia. Es un riesgo pero ay, ay, la vida insiste en este punto: crecer. Es lo que hace falta para la próxima vez.