Sábado 4.6.2022
/Última actualización 16:50
Luego de 15 años Raly Barrionuevo reunió, para una serie de conciertos únicos, al trío histórico que lo acompañó en su crecimiento artístico y participó de legendarios discos como “Ey Paisano” y “Noticias de mi alma”: ellos son César Elmo (batería y percusión), Ernesto Guevara (guitarras y coros) y Cristian “Mono” Banegas (bajo).
Después de pasar por la rosarina Sala de las Artes el viernes y sábado, el domingo será el turno de la capital provincial: a las 20, en Tribus Club de Arte (República de Siria 3572). Las entradas están a la venta en la boletería de la sala (miércoles a domingo de 18 a 0) y a través del sistema Ticketway y sus puntos de venta (online y físicos).
El Litoral se anticipó al comienzo de la gira (el viernes pasado, en Santiago del Estero) para charlar sobre este reencuentro y sobre “1972”, su último material.
Convite
-Salís de gira con el trío histórico de algunos de tus discos icónicos: César Elmo, Ernesto Guevara y Cristian “Mono” Banegas. ¿Cómo se dio este reencuentro, y cómo es volver a compartir el escenario y la ruta?
-Un día me desperté con ganas de llamar a mis amigos, a mis compañeros, para ver en qué andaban. Más o menos sabía en qué andaban, pero por la posibilidad de hacer algo: yo estaba en fojas cero, sin saber bien qué hacer. Ya desde antes de la pandemia dejé de tener banda fija, después me puse con el disco “1972”, también terminó ese proyecto. “Ahora a ver qué hago”, porque también tengo pensado hacer un disco nuevo de canciones mías en algún momento; pero en este tiempo me parecía una idea interesante volver a juntarme con mis compañeros.
Los llamé a todos y decidimos hacer un par de conciertos que estaban ahí para hacer: uno era para la gente de Malvinas en Ushuaia, después el homenaje al maestro Carlos Fuentealba en Neuquén; y los llamé para que vayamos juntos. Nos alegró tanto juntarnos que espontáneamente nos surgió la idea de hacer conciertos nuestros, no contratados por nadie.
Estamos a punto de largar mañana (por el viernes 3) en Santiago, y estamos muy felices: disfrutamos mucho, nos divertimos mucho, volviendo a refrescar algo que para nosotros es muy importante.
-Se deben activar todos los recuerdos de todos esos momentos que pasaron en otra etapa de tu carrera.
-Bueno, ahora nos vamos a centrar en el repertorio de aquellos años. César Elmo siguió tocando conmigo siempre, pero como grupo, los cuatro, no habíamos tocado en 15 años. Nos marcó a todos esa época: sin darnos cuenta fue un sonido que marcó una referencia el que habíamos logrado en ese momento: eléctrico, acústico, criollo; toda la historia de nuestra música folclórica, pero a la vez también buscando un sonido, que lo habíamos logrado en ese momento y que nos divierte mucho hacerlo nuevamente.
Todos están con sus proyectos: Ernesto Guevara hizo sus discos, el Mono también; César está abocado a la docencia de manera muy fuerte. Pero había algo que siempre nos quedó; nos dio las ganas de tocar juntos nuevamente aquel viejo sonido, pero ya desde otro lugar, desde una madurez. Lo estamos disfrutando diez veces más.
-Ya uno mismo es otra gente, después de cierto tiempo.
-Claro. Por lo pronto vamos a tocar todo junio, después veremos: cuando coincidamos y volvamos a tener ganas de hacerlo lo volveremos a hacer; el sonido está ahí. Ahora recién empezamos, encima en Santiago, creo que va a ser muy fuerte eso: hemos armado una carpa de circo para hacer el concierto en un campo. Después vamos a estar por Rosario e iremos ahí a Tribus en Santa Fe. Todos los conciertos van a ser muy importantes para nosotros.
Cerrar etapas
-Hablabas de cuando sacaste el año pasado el álbum “1972”, un disco que se hizo largo el tiempo y también una deuda pendiente: están los arreglos y la dirección de Luis Chazarreta, pero también esas grabaciones que habían quedado de Elvira Ceballos, que habías hecho en su casa: son las últimas cosas que dejó, hoy ya no está.
-Eso fue hermoso, porque fue cuando decidí parar: la pandemia no me hizo parar, porque no tenía ganas de seguir tocando; por lo menos dos años quería parar, venía muy cansado. De hecho desarmé la banda: no la puse en stand by, directamente la disolví, para crear solo y ver qué hacer.
Ahí encontré las grabaciones de “1972” bastante avanzadas y dije: “Bueno, lo terminó en homenaje a Elvira”; me puse a terminar de verdad el disco, pero nunca pensé que lo iba a salir a tocar en vivo.
Luego apareció ahí Marina Ábalos, la hija de Adolfo, y eso fue impresionante: me dio la idea de que podía tocar en vivo ese disco. Ella me mandó un mensaje por otra cosa, nada que ver, y dije: “Bueno, capaz que es la posibilidad de salir a tocar esto”. Ahí le propuse y comenzamos a pensar que se podía tocar en vivo con “1972”; y pasamos de no querer hacer nada en vivo a hacer 40 conciertos, fue muchísimo.
Después terminó el verano, los festivales y ahí dije “¿qué hago?”, porque estaba yendo de gira a España, decidí suspenderla. Estaban saliendo cosas para hacer, y ahí fue donde se me ocurrió llamar a mis viejos compañeros.
-¿Por qué llevó tantos años la decisión de terminar ese álbum?
-Después de que falleció mi mamá, hace diez años ahora exactamente, me había quedado con las ganas de hacer la segunda parte de ese disco, que en realidad iba a ser un disco doble (no nos dio para hacerlo). Dije: “Lo voy a terminar en homenaje a mi mamá”. Comencé hacerlo con Elvira, ella estaba muy bien; y yo acababa de hacer un disco también como intérprete, sobre las canciones del Chango Rodríguez, que se llamó “Chango”.
Ya había comenzado a escribir canciones, que después fueron a “La niña de los andamios”, y dije “ya quiero sacar un disco de canciones mías”, no quería sacar otro disco como intérprete. Ahí me metí en “La niña de los andamios” y dije: “Bueno, esto quedará para más adelante”. Así se fue dilatando la salida de eso, o al menos concluirlo. Ese tiempo llegó después, en la pandemia.
Postales
-Cómo fue la selección de esas canciones? Algunas son recuerdos de infancia, otras representan diferentes momentos de tu vida.
-Bastante natural, pero no había espacio: en ese momento no era independiente todavía, no había hecho (el sello) Disco Trashumante; por lo tanto me pusieron trabas para que sea un disco doble. Las canciones estaban, eran parte de un mismo repertorio; después se agregaron la tonada “Febrero en San Luis” y “Patio de la casa vieja”, que lo hice con el autor, Ramón Navarro.
-“Febrero en San Luis” también la grabaste con el autor, Néstor Basurto.
-Sí, toca la segunda guitarra. Iba a grabar el guitarrista que grabó “Radio AM”, Carlos García; al final Carlitos no pudo y Chazarreta me dijo: “Que lo grabe Néstor directamente”. pero todos los arreglos son de Luis, distintos a los que tenía Néstor.
-Hay una humildad del autor de acoplarse.
-El disco cierra con una versión en vivo de “Alfonsina y el mar”, que estuvo bueno porque el año pasado fue el centenario de Ariel Ramírez. ¿De cuándo es esa versión, y cómo salió la idea de agregarla?
-Eso lo habíamos programado con Elvira para grabarlo en estudio; en el tiempo ese Elvira falleció y nos quedamos sin hacer la versión. Después buscando resulta que en un espectáculo que hice la había invitado a Elvira y cantamos eso medio improvisado, no lo habíamos ensayado. Los muchachos del sonido lo habían grabado: es un golazo, un hallazgo. Así que use esa versión en vivo.
-La versión es muy auténtica.
-Sí, es como de otro contexto, pero quedó muy bien.
Puertas abiertas
-La etapa de “1972” se cerró, ahí dijiste “estoy en cero” y llamaste a los compañeros y se armó esta gira, que también tiene un término. ¿Cuál es el próximo ciclo?
-Tengo varias cosas que me gustaría hacer; tengo también las ganas de hacer algo a guitarra sola como cantautor: eso lo quiero hacer en algún momento, creo que de acá a un tiempo podría hacerlo. Pero no tengo nada programado; creo que va a ir más para ese lado. También con los muchachos queremos seguir tocando. Nada fijo, está abierto para volver a hacer otras cosas como “Hermano Hormiga” con Lisandro (Aristimuño). Hay varias posibilidades.