De la Redacción de El Litoral [email protected] Bajo la dirección de Ricardo Auraz y con la presencia de Hernán Piquín en el papel de Freddie Mercury se presentará nuevamente en Santa Fe el espectáculo musical “Freddie”. El argumento pretende brindar un repaso por los momentos más destacados en la vida del extraordinario cantante del desaparecido grupo Queen. Así, los espectadores podrán conocer su infancia en la isla de Zanzíbar, su pasaje por la India para luego instalarse en Londres y lograr su consagración definitiva, convirtiéndose en una estrella del rock. También habrá lugar por sus excesos, sus amores y, por supuesto, el sida y su fallecimiento.La banda de sonido del musical está integrada por 18 de las canciones más reconocidas que interpretó Freddy Mercury, entre las que figuran: “We are the champions”, “Somebody to love”, “Bohemian Rhapsody”, “We will rock you” y “Radio Ga Ga”. Con la participación de la primera bailarina Cecilia Figaredo, el elenco cuenta con 16 bailarines y actores en escena. La dirección coreográfica es de Laura Roatta. La obra se presentó exitosamente en Santa Fe el año pasado, con localidades agotadas un mes antes de la función. Venía de realizar temporadas exitosas en Buenos Aires y en Mar del Plata, donde recibió el premio Estrella de Mar al mejor espectáculo de danza. Más allá de todo “Freddie Mercury era un gran artista que además de la voz sabía hablar con el cuerpo, con el gesto y el movimiento. Yo cuando bailo quiero que la gente no sólo se lleve un espectáculo sino que sienta lo que a mí me está pasando al bailar. Lograr eso es lo máximo”, definió Piquín en una entrevista con el diario La Nación. En tanto, en la revista Balletin Dance sostuvo: “Me gusta interpretar las melodías y las letras, y en el caso particular de estas canciones se trata de una música que invita al movimiento. Creo que acompañar con el cuerpo lo que propone la música de Queen me va a acercar mucho a la esencia de Freddie sin necesidad de imitarlo. Quiero que quienes vean la obra critiquen a Hernán Piquín y no a Freddie, que está más allá de todo”. Al artista siempre le interesó el aspecto teatral de la danza. “Aun cuando es algo que te desgasta mucho anímicamente. Si te toca interpretar Romeo y Julieta, además del cansancio físico, lo actoral francamente te agota. Cuando bailé Giselle por primera vez casi termino internado. Se cerró el telón y me puse a llorar sin parar. Y con todo lo duro que puede resultar eso, es algo tan lindo. Lo recuerdo y se me eriza la piel”. “Lo que más quiero con este espectáculo es que la gente se emocione como me emociono yo en el momento en que estoy bailando -dice Piquín-. Por supuesto que no voy a imitar a Freddie, voy a interpretar su música tratando de transmitir todo lo que al personaje le pasa por dentro en cada escena”. La obra se inicia en el momento del fallecimiento del músico, en 1991, y a partir de ahí retrocede en el tiempo para contar sus días en la isla de Zanzíbar (Tanzania), donde nació; su estancia en la India, donde fue violado en un colegio de curas; la llegada a Londres escapando de aquel horror, el descubrimiento del primer amor, la separación de su esposa, el deslumbramiento con los hombres, el apogeo de su carrera artística, el momento en que se entera que es portador de VIH y, finalmente, la desgarradora despedida.