El 29 de julio se estrena “Jungle Cruise”, nueva apuesta de Walt Disney. En ella, el actor Dwayne Johnson interpreta al capitán de un pequeño barco que enfrenta todo tipo de adversidades en una misión por la selva. Esta novedad sirve de excusa para repasar una puñado de películas que dejaron marcas en un género que renació en el siglo XXI gracias a sagas como “El señor de los anillos” y “Piratas del caribe”.
Walt Disney Pictures Dwayne Johnson y Emily Blunt se embarcan, literalmente, en una gran aventura.
A finales de este mes, la aventura estará servida otra vez en la pantalla (grande y chica). Es que Walt Disney estrenará en cines y en plataformas “Jungle Cruise”, una película basada en una atracción de Disneylandia y ambientada en tiempos de la Gran Depresión, en la cual el capitán de un barco debe conducir a una científica a través de un río de la jungla para encontrar un árbol que tiene poderes curativos. Durante el viaje, no solo tienen que enfrentar el peligro de los animales salvajes, sino que son perseguidos por los nazis.
El film está dirigido por Jaume Collet-Serra, director de “Sin escalas” y “Una noche para sobrevivir” y cuenta con Dwayne Johnson, Emily Blunt y Edgar Ramirez en los papeles protagónicos. Con resonancias, por su temática, de “La reina africana”, aquel clásico cuyas actuaciones centrales eran de Humphrey Bogart y Katharine Hepburn, supone un retorno a las películas de aventuras, que tuvieron su época dorada en Hollywood entre los ‘30 y los ‘50 y un resurgimiento luego hacia principios del siglo XXI. En los párrafos que siguen, va un repaso por películas y sagas que fueron representativas para el devenir del género.
“Ben-Hur” (1959): es la síntesis perfecta de una forma de comprender el cine ya desaparecida, donde el acento está puesto en el gran espectáculo. Algún crítico la definió ya en su tiempo como un “mastodonte” y algo de eso hay, porque todo es grande en este film de William Wyler, desde sus escenarios hasta su historia de traición y venganza, que cruza a su protagonista, Judah, con Jesús de Nazareth. La carrera de cuadrigas todavía sorprende por su efectividad visual.
“Lawrence de Arabia” (1962): Steven Spielberg admiraba este film y estimó que para hacer una remake en estos tiempos harían falta más de 100 millones de dólares. Mucho antes de los efectos visuales por computadora, David Lean se inspiró en la vida de D.H. Lawrence para rodar una de las mejores películas de aventuras de todos los tiempos. Las batallas y las odiseas en el desierto empalman con los claroscuros de un héroe que dejó su particular impronta y que es encarnado de un modo magnífico y enigmático por Peter O’Toole.
“Volver al futuro” (1985, 1989, 1990): aunque los ‘80 fueron muy ricos en la creación de íconos cinematográficos al menos dentro del cine comercial, pocos alcanzaron la potencia de este cruce entre comedia, aventuras y ciencia ficción que rompió varios moldes. El guión es altamente creativo, Marty McFly está lejos de los héroes típicos de su tiempo y los actores, en especial Christopher Lloyd como el Doc Brown bordan sus papeles. Cómo expresó el crítico Michael Blowen, “es un recordatorio inspirador de que Hollywood puede producir entretenimiento verdaderamente grande”.
“Jurassic Park” (1993): el mismo año en que se quedó con todos los premios gracias a “La lista de Schindler”, Steven Spielberg se llenó los bolsillos de dólares gracias a este vibrante film de aventuras que se basa en un best seller de Michael Crichton y dio pie a una franquicia que se mantiene vigorosa 30 años más tarde. Todo arranca con un multimillonario que logra, a través de los avances científicos, clonar dinosaurios para crear un parque temático en una isla. Pero cuando lo ponen a prueba, todo sale mal y los visitantes quedan a merced de las criaturas.
“Indiana Jones” (1981, 1984, 1989, 2008): Harrison Ford logró algo difícil en esta famosísima saga: que su personaje se convierta en un sinónimo de la aventura. Indy puede estar en El Cairo en busca del arca, en un templo hindú, en Venecia tras las pistas del Santo Grial o en la selva peruana en busca de una calavera de cuarzo. Pero siempre lo veremos con su sombrero fedora, su látigo y su chaqueta de cuero dispuesto a todo para conseguir su trofeo y enfrentar a sus enemigos, nazis, agentes soviéticos o integrantes de una secta satánica.
“Corazón valiente” (1995): Aunque era un actor de talento probado, Mel Gibson tenía poca experiencia como director al promediar los ‘90. De modo que corrió un gran riesgo al centrar su segundo film en la vida de un guerrero escocés que lucha, en el siglo XIV, por la independencia de su país de la corona británica. Además, en ese momento no eran frecuentes las películas de “espadas”. La jugada le salió redonda: no solo obtuvo el favor de la crítica y varios Oscar, sino que al mismo tiempo se ganó al público de todas las latitudes. Gracias sobre todo al sentido del espectáculo que logró imprimirle al film.
“Gladiador” (2000): el péplum es un subgénero que aglutina a los films de aventuras ambientados en la antigüedad. Fue enormemente popular en los años ‘50. Ridley Scott decidió en 2000 recobrar los conceptos generales de ese alicaído registro y rodó este film protagonizado por Russell Crowe. No solo posee momentos épicos, sino una frase que quedó para la historia: “Mi nombre es Máximo Décimo Meridio, comandante de las tropas del norte, general de las legiones Félix, leal servidor del verdadero emperador, Marco Aurelio. Padre de un hijo asesinado, marido de una mujer asesinada, y alcanzaré mi venganza, en esta vida o en la otra”.
“El Señor de los anillos” (2001, 2002 y 2003): La trilogía de Peter Jackson basada en la monumental obra literaria de J.R.R. Tolkien marcó un hito. Todo lo que se había hecho hasta entonces dentro del género palideció ante el derroche épico de estas casi diez horas de metraje que reconstruyen la Tierra Media, sus paisajes y sus fantásticas criaturas. Pero lo que sobresale es la capacidad de Jackson, ayudado por un grupo de actores sólidos y comprometidos, de crear personajes profundos y llenos de matices.
“Harry Potter” (2001 a 2011): la adaptación a la pantalla grande de los libros de J.K. Rowling, que conquistaron a los lectores de todo el planeta desde 1997, era una tarea sumamente compleja. De hecho, cuando Chris Columbus se ocupó de filmar en 2001 “La piedra filosofal”, muchos dudaron de su efectividad. Sin embargo, con el correr de los años las aventuras del joven mago fueron ganando complejidad y cuando David Yates se ocupó entre 2010 y 2011 de rodar “Las reliquias de la muerte”, las películas habían logrado estar a la altura de sus antecedentes de papel.
“Piratas del caribe” (2003, 2006, 2007, 2011 y 2017): A veces, la simbiosis entre entretenimiento masivo y calidad artística es posible. Con sus altibajos, esta saga gestada por Walt Disney a partir de 2003, recupera el sentido y la lógica de aquellos films que propulsaron el género de aventuras en el Hollywood de los ‘30 y los ‘40. La acción es trepidante, los escenarios magníficos y hay un plus: el personaje de Jack Sparrow, compuesto por Johnny Depp es divertido y altamente carismático, como un Errol Flynn del siglo XXI.