Groucho Marx, el humorista de la verborrea y las frases ingeniosas
Parte de la vida del comediante estadounidense integrará una película protagonizada por el actor australiano Geoffrey Rush. El mordaz humor y los gags memorables de Groucho fueron una marca registrada que lo hicieron uno de los artistas más valorados del cine clásico. ¿Por qué sigue vigente?
Archivo El Litoral Groucho Marx, una de las figuras icónicas del cine de la primera mitad del siglo XX.
Horario central de la noche en un canal de cable con amplia penetración en el territorio argentino. El panel de periodistas debate sobre la política argentina. Intercambian opiniones hasta que uno dice algo así: “Esto me recuerda a Groucho Marx, cuando decía ‘estos son mis principios, si no le gustan, tengo otros’”. Los demás asienten, se ríen, festejan la ocurrencia. La alusión permite formular algunas preguntas. ¿Cómo es que un artista que tuvo su época dorada entre las décadas del ‘30 y el ‘40 del siglo pasado tiene tal vigencia? ¿Por qué sus ingeniosas frases todavía encuentran eco en todo el mundo? ¿Qué es lo que hace que el humor de Groucho Marx no pase de moda, cuando otros comediantes que fueron tendencia hace pocos años hoy están olvidados por completo?.
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Foto: Archivo El Litoral / Télam
Una primera explicación tiene que ver con el fuerte impacto que, desde los tiempos del Hollywood clásico, tuvo la industria cultural norteamericana en el mundo entero. Es habitual escuchar a un argentino que cite a Groucho Marx, pero no a un norteamericano que mencione, por plantear un ejemplo emblemático, al “Martín Fierro” de José Hernández. Pero esa es apenas una de las claves, ligada al contexto. La inventiva y transgresión desplegadas por Groucho primero en el teatro, luego en las películas y más tarde en sus escritos hacen que su obra goce de tan buena salud. Cómo dice el periodista especializado en cine Jean-Michel Frodon, las películas en las que interviene Marx (con su verborrea y contorsiones corporales) “son todavía divertidísimas”.
También la imagen que sostuvo inalterable a lo largo de los años (el bigote resaltado con betún al igual que las cejas y el puro interminable oscilante entre la boca y los dedos) contribuyó a construir el mito. Cuentan las crónicas que esto se debió a una casualidad: un día Groucho llegó tarde a una actuación, no tuvo tiempo de ponerse los postizos, se pintó con betún y el efecto que logró lo llevó a mantener esa costumbre. Por último, como indica la crítica cinematográfica Karen Krizanovich, Groucho -al igual que sus hermanos- era “un comediante que tuvo la suerte de estar dotado para los diálogos ingeniosos y la observación aguda”. Algo que será clave para garantizar su inmortalidad.
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Foto: Paramount Pictures
Hermanos que hicieron historia
Para comprender el fenómeno de Groucho Marx en toda su dimensión, es necesario recordar la labor que desarrolló junto a sus hermanos, sobre todo en la década de 1930. A partir de un contrato firmado con la Paramount, estrenaron “The Cocoanuts” (1929), “El conflicto de los Marx” (1930), “Pistoleros de agua dulce (1931), “Plumas de caballo” (1932) y “Sopa de ganso” (1933). De esta última, se conserva una anécdota muy divertida. Groucho interpreta al dictador de un país llamado Freedonia, cuestión que ocasionó protestas de los habitantes de una pequeña localidad del Estado de Washington, llamada Fredonia, quienes consideraban que la mención los afectaba. La respuesta de los Marx fue: “cambien el nombre de su ciudad, perjudica nuestra película”. Tras pasarse a la Metro Goldwyn Mayer, rodaron “Una noche en la Ópera” (1935), “Un día en las carreras” (1937), “El hotel de los líos” (1938), “Una tarde en el circo” (1939), “Los Hermanos Marx en el Oeste” (1940) y “Tienda de locos” (1941). La última película que rodaron fue “Amor en conserva” (1949).
El crítico David Oubiña explica el aporte de los Marx para la evolución del cine. “Por un lado, los Marx han absorbido toda la tradición de los cómicos silentes; por otro lado, han desarrollado una capacidad asombrosa en la producción de los más absurdos gags verbales”. Esto último, es mérito sobre todo de Groucho: su catarata de frases, oscilantes entre lo divertido y lo delirante, se convirtió en una de las características centrales de la obra de los Hermanos Marx. Y lo que garantizó que hayan ganado la pulseada al paso del tiempo, cosa que no ocurrió con productos similares de la misma época. Un concepto que acuña Oubiña que explica también su permanencia es el hecho de que los films “recuperan el clima de saludable desorden que había animado las creaciones de los grandes cómicos del burlesque”.
Biopic desafiante
Hace poco se supo que el actor australiano Geoffrey Rush interpretará a Groucho Marx en una próxima biopic sobre el Groucho titulada “Raised Eyebrows”, basada en un libro de memorias escrito por Steve Stoliar, secretario personal y archivista de la estrella de cine durante sus últimos años. La adaptación del libro, editado en 2012, y la dirección del película estarán a cargo de Oren Moverman y lo que se supo hasta ahora es que abarcará los últimos años de la vida de Groucho Marx, entre 1973 y 1977.
Además de ser un actor muy dúctil, Rush tiene experiencia en biopics. En “Claroscuro” (1996) encarnó al pianista David Helfgott, en una actuación que le valió un Oscar. En “Quills” (2000) se puso en la piel del Marqués de Sade y en 2004 en “The Life and Death of Peter Sellers” interpretó al recordado actor de “La pantera rosa”. En “El discurso del rey” (2010) fue el elegido para ponerle el cuerpo al personaje real Lionel Logue, el logopeda que le ayudó a Jorge VI de Inglaterra a superar su tartamudez. Finalmente, en la serie televisiva “Genius: Einstein” (2017) le tocó el papel del científico que ideó a principios del siglo XX la teoría de la relatividad.