Ciro y Los Persas convirtieron la Estación Belgrano en un templo de rock directo, mientras que Coti y Los Brillantes dispararon toda una artillería de éxitos. Julián Kartún lideró la fiesta alternativa de El Kuelgue, mientas que Cardellino, Neo Pistea y Taichu defendieron la bandera de los géneros urbanos. Cerró la electrónica, de la mano de Peces Raros y Brigado Crew.
El sol, el Día de la Madre y la fatiga del Día 1 impactaron en la segunda jornada del Harlem, cuando in grupo se apiñó contra la valla de Escenario Miller (exterior) para ver a Odd Mami (Helena Massuco, que estuvo el día anterior con la Ripgang) en plan solista con banda eléctrica (con ella en el bajo), y el vitoreado Juan López en la guitarra. Su propuesta pasa por el indie rock, con la voz sutil que le puso a su álbum “Mosaicos”, y que este año llevó al Lollapalooza.
De ese trabajo tocó canciones como “Invierno” o “Nollie” (la había hecho en el show de la Rip). “Hace poco saque un EP, vamos a tocar una de esas: se llama ‘No va a pasar’”. Después pasó la reversión pistera y autotuneada de “Salem”, y “Ya no” (con Saramalacara en la pista). El público era fiel, algunos de Buenos Aires, con remeras de “Mosaicos” Se despidió con la flamante “Ultra” y “Navajas” a capella.
Isla roja
La rojiza y aniñada Connie Isla (Constanza Isla; no es un chiste con Coney Island) salió con un vestido con el estampado de un cuerpo en bikini, trío acompañante y dos bailarinas, con las que interactuó durante todo el set. “Rayos X” trajo sabor brasileño, y “Equidad” fue un manifiesto de compasión y empatía.
Invitó a Axel Fiks (a punto de tocar enfrente) para interpretar “Obra de arte” por primera juntos en vivo, con su ritmo de bossa. “Viaje” fue dedicada a su perrito extinto; la subida fue con “Amigue”, “Modo avión” (“la escribí cuando estaba muy enojada”) con la vuelta de las danzarinas, y la potente “No ves”.
Emociones
En ese momento Fiks buscó el escenario soleado, vistiendo un traje con cintas anudadas sobre su torso desnudo, hablando con su forma cansina, sobre una banda que se mueve en un registro soul/R&B; así agradeció por estar en el Día de la Madre.
“Pierdo”, con destaque para los coros femeninos, y “Goma” estuvieron en la lista, con la triste “Mili” y la divertida “Fellinesca”. En “Chica Acuario” Axel bajó a la valla a interactuar, terminando con la música de Mirtha. Pasaron “Vereda” y “Niño amor”, con solos de guitarra, y un último retorno a la valla para “Ojitos de MD”.
Rimas feroces
En DJ set (Plasma), Neo Pistea (Sebastián Chinellato) salió a comerse el Escenario Aerolíneas Argentinas. De gorra, shorts y remera negros (con vivos grises), arrancó bien arriba con “Dame dinero”, “Messi” y “Criminal”, caminando el ancho del escenario sobre las pistas densas, redoblando en sus rimas como una ametralladora.
Siguió con “Medusa”, “Pininfarina” (creada con Duki y Rei) y “Teca” (obra de Asan colectivizada). Pasó de la zumbona “Campeón” a “Clásicos de Barrio” a capella, como si estuviera en una plaza. Con “C90” (que grabó con John C y Bhavi) volvió al trap más denso, con las otras voces en la pista. Mantuvo el clima de la mano de “Wow”, la colaboración que C.R.O cantó un día antes.
Con “Trap n’ Export” (feat con Duki e Ysy A) se armó un interesante pogo adelante, unido a “Quavo”, también con las voces compañeras de los “Modo Diablo” en off. Saludó a Santa Fe como “una ciudad a la que amo mucho, toda su cultura”, y cerró con la intensidad de “Tumbando el club”.
Nena mala
La “Intro Rawr” llamó al exterior para ver a la pequeña gran Tais López Miranda, aka Taichu: de gafas mosca, buzo oversize, culotte y botas peludas, salió a pura pista, defendiendo el escenario con su sola presencia: comenzó con “Babyspice”, antes del hit “Tolkin Yit”. Perreó (para algo tiene su “culo valora’o en un melón”) y mostró la panza al lado de una frapera con champagne y tres copas, de las que bebió sorbitos.
Sintonizando eso encaró “Extra Brut”, escoltada por una dupla de bailarines masculinos; empalmó al duro spanglish de “Top”, y con “Gas” (feat con Muerejoven, esta vez en la secuencia). De ahí pasó a saltar con los dancers al ritmo trance de “Noche de sateo”, continuado en “Tic tac”. Sola de nuevo, encaró “D Cero”.
Para entonces se sacó buzo y reveló un corpiño plateado: “Hacía calor, y para esta parte pinta estar más desnuda”, comentó, y se entregó a “Presión”, colaboración con Álvaro Díaz en tempo reggaetonero, meneando sus 45 kilos de sensualidad consciente. Profundizó en el dembow con “Gabbana”, de donde saltó a “Suéltate” (canción de El Osito Wito en la que participó).
Para el tramo final la sentimental y uptempo “Alaska”, con su cierre marcial. Se despidió con “Tu si k ta loko”, bien arriba; puso “Gabbana (rave remix)” de fondo, mientras ofreció copas a los bailarines y se fue con la botella a la valla. El adiós definitivo fue con “Castigo”.
Amigo oriental
El uruguayo Javier Cardellino no pasó desapercibido: de pelo rojo, pollera escocesa y musculosa, con su característico bigotito anchoa, Vino al frente de una banda completa (incluyendo a Benja López Barrios, guitarrista de El Kuelgue, y el histórico Sergio Verdinelli en batería) rapeando y cantando suave sobre bases R&B. Agarró la guitarra para “Toscana”, con una melodía de trompeta en su voz, pasando a “Six Flags”, con girasoles adornado el pie de micrófono.
Foto: Harlem
Dio a elegir entre “Calma” y “Zendaya” pero hizo las dos, poniendo clima en la nombrada por la actriz de “Euphoria”, donde dice que se siente “casi un argentino”. Agarró la acústica para “Niño eterno”, levantando el groove en “Coltrane” y “Helado” (con más melodías vocales, usadas como un instrumento más: una de sus marcas registradas).
Se puso reggaetonero con “Ahora”, parado en la valla, de donde se fue al medio del público. Retomó las tablas con el funk de “Ferrari”, sentándose en su instrumento original, la batería (también decorada con girasoles), desplegando un solo en el final. Solo en el teclado, dedicó el show a su abuela, “que está abandonado este mundo”, interpretando “No molestar” en voz y piano Rhodes, ante un mar de luces de celulares.
Convocó a su troupe para “Café” y su letra de desamor; arrancó con la acústica “Meteoritos”, antes de abrir el ensamble. “Hicimos la radio version”, dijo al cortarla rápido, para ir a “Cursi” en la eléctrica, ya en cuero (a pedido de la audiencia).
El tramo conclusivo fue con “Lunar”, mostrando gran virtuosismo vocal del solista (girasol en mano, que arrojó en la despedida). Como yapa estuvo “90’s”, con su cita a los Backstreet Boys.
Tipos distintos
Una intro recibió a El Kuelgue, con Julián Kartún (que andaba desde el día anterior) caminando el escenario en “Sinoca”. Rápidamente soltó el saco para groovear en “Chiste”, con clímax en los vientos. “Peluquita” llegó coloquial, y el mismo Benja del show anterior dio comienzo a la popular “Bossa n’ people”.
“Tuni” Kartún presentó “Ir derecho” como parte de “Hola precioso”, su flamante álbum, seguido por el tema que le da título. Este es una muestra de la alquimia del grupo: una musicalidad funk-R&B-MPB con una voz y unas letras que llevan para otro lugar; combinación del frontman con la formación ampliada que completan Santiago Martínez (voz y teclados), Juan Martín Mojoli (bajo), Pablo Vidal (saxo alto), Tomás Baillie (batería), Lauti Rombola (saxo tenor), Alejo Hernández Puga (trompeta) y Juan Barone (percusión).
Misma química demostrada en “Natación”, que vino después, o en la bossa de “Llegue recién”. Invitaron al drone a acercarse, antes de “Díganselo”; Julián silbó pajaritos, antes de tocar a solas con Benja “Parque acuático”, en métrica rapera, con su crítica social entre líneas (“al final de la noche está más duro que vivir en la Argentina”).
La cosa se puso nuevamente grupal y ligera en “Avenidas” (“Un poco sí, un poco no/un Coco Sily también”). El reggae entró de la mano de “Circunvalación”, uno de los clásicos kuelgueros, y ahí tomaron “La curva”. Con una voz procesada presentaron “Show me your monkey”, precedida por un fragmento de “Ala delta” de Divididos: momento instrumental para el goce del baile y el lucimiento de los vientos. Corridos por el tiempo, cerraron con “Góndola”: “Aguante la universidad pública, aguante la educación pública”, clamó Kartún, aplaudido.
El hitmaker
Roberto Fidel Ernesto Sorokin Esparza, Coti para todo el mundo, hizo su regreso al Harlem al frente de Los Brillantes, el supergrupo que lo acompaña habitualmente, con figuras como el rosarino Matías Damato en bajo, Luna Sujatovich en teclados y coros y Dizzy Espeche en guitarra; a los que se ha sumado su hijo Iván Fidel Sorokin en guitarra acústica y teclados.
Con gorrita para atrás y lentes en vez del clásico sombrero (un look a lo Germán Daffunchio), pantalón militar y borcegos, y una campera Gucci (“de rapero”, dijo alguno) abrió con “Otra vez” su set repleto de hits. De ahí fue a “Andar conmigo”, compuesto junto a Julieta Venegas, y pasó a un clima íntimo en “El trato”, Se sentó al piano para “Luz de día”, y “¿Dónde están corazón?” convocó a un coro masivo, demostrando el talento de Coti para los estribillos entradores.
Ya en camisa, le bastó el primer “ohoh oh ocho” para meter a todos en “Días”, que cantó con la voz plena de matices. La cumbia entró en el set de la mano de “El embrujo” (compuesto por el peruano Estanis Mogollón), que supo grabar con Los Palmeras. Comentó que iba a ofrecer una sorpresa, una canción nueva para esta ciudad (“cuando estudiaba en Rosario me venía a tomar cerveza acá”, agregó): fue “Quiero verte”, compartida con Lelé (Candelaria Tinelli) su compañera de vida, también en clave tropical.
“De ‘Antes que ver el sol’ no me sé bien la letra, afirmó, y abordó “50 horas”. Ahí vino su manifiesto político: “Cuidemos nuestro voto: cuidemos la educación pública, la salud pública, Aerolíneas, los derechos de las mujeres. Cuidemos los derechos que conquistamos a lo largo de tantos años. Ojo con lo que votan”. Entonces sí fue el turno de “Antes que ver el sol”.
Volvió en musculosa negra para hacer cantar a los presentes un ida y vuelta antes de “Color esperanza”, creación con la que se ha amigado (e interpreta con sabor personal) con lucimiento de Damato en el bajo y Sujatovich en la voz. El cierre fue a puro rocanrol a tres guitarras, para abrir “Nada fue un error”, su último himno de la noche.
Bicho de escenario
A esas alturas la masa se había desplazado al exterior, a la espera de Ciro y Los Persas, el peso pesado de la velada. Andrés Ciro Martínez (saco, remera y chupines negros) salió con maracas para “Desde lejos no se ve”, interactuando con las cámaras. Lo sustentaron las guitarras de Juan Manuel Gigena Ábalos y Rodrigo Pérez; el bajo de Broder Bastos; la batería de Lulo Isod y los teclados de Martín Löhrengel. A ellos se suman los vientos: Santiago Castellani en trombón (venía a Trombonanza con Cuatro Varas, grupo que compartía con Martino Gesualdi de Dancing Mood), Toto Gil en trompeta y Leo Paganini en saxo.
Redobló la apuesta con el eléctrico “Banda de garage”, pelando la armónica. Desde ese instrumento disparó una impro blusera, mostrando cuánto lo domina; y conectó con “Pistolas”, con algo de coreo con la banda. Tras el saludo y el primer “Olé ampro”, el solista tomó la guitarra acústica para “Vas a bailar”; en ese clima pidió un aplauso para las madres, y les dedicó “Canción de cuna”.
Foto: Harlem
La electricidad volvió con el funky de “Juira!”, pasando el video estelarizado por Griselda Siciliani, derivando en un solo de Ábalos. Ahí nomás soltaron “Verano del 92”, himno cannábico de Los Piojos: Ciro se sabe heredero de esa historia, y lo ejerce. Lo reafirmó cuando con Broder abrieron “Tan solo” para que la primera vuelta la cante la audiencia.
“Luz” fue ilustrada con imágenes de derrotas mundialistas, y que luego fueron reemplazadas por las de la Copa obtenida en Qatar (hubo incluso una réplica sobre el equipo de Juan). El “Dale campeón” y “el que no salta es un inglés” de la popular mutó en una (otra más) versión de “Muchachos”, liderada por los vientos.
“A ver si conocen esta... la canción, digo”, fue la broma colegial del cantante, ya enfundado en una campera roja, antes de la explosión de “Como Alí”. “Antes y después” mantuvo la atmósfera, con otro solo viajero del nieto de Vitillo Ábalos.
“Mírenla” llegó cadenciosa, con su video protagonizado por Isabel Macedo (aunque la inspiración fue la recordada Jazmín de Grazia); con la armónica en la boca descendió el frontman a la valla a chocar palmas y tomarse fotos y videos (mientras despuntaban solos de trombón, trompeta, saxo y bajo). “¿Las entradas son virtuales? El único recuerdo que se pueden llevar es esta remera”, bromeó, para promocionar el puesto de merchandising. Entonces propuso una votación entre “Ruleta” y “Luz de marfil”, ganando la primera.
En “Me gusta” mostraron el video oficial, filmado en el Estadio Ángel P. Malvicino del Club Unión en 2013, realizado por Martín “Kuinko” Álvarez; por su parte, “Insisto” se tocó bajo pantalla roja. El vocalista propuso un ida y vuelta cantado (“sí”/”no”) sobre si era el último tema o no (el juego melódico llegó a la marcha “Avenida de las camelias”). De su último fraseo se desplegó el “uopa pa uopa” que abre “El farolito”, coreografiando con Rodrigo, Juan y Broder. Hubo solos de cada uno para presentarlos (a los vientos les hicieron una ronda), y estuvo el infaltable pasaje de “La rubia tarada” de Sumo.
Ya estaban pasados del tiempo asignado, pero a Ciro es imposible bajarlo del escenario. “El mendigo del Dock Sud” de Moris se enganchó con “Genius”, como en los viejos tiempos piojosos, y cerró el set con el hit solista “Astros”, antes del saludo y foto finales. Pero restaba algo más: la intro del Himno Nacional Argentino en la armónica, la que le gustaba a Diego Armando Maradona.
Los últimos beats
El cierre de la jornada estaba destinado a otro tipo de electricidad. Primero hubo un set conciso de Peces Raros, dúo de “rock electrónico” formada por los platenses Lucio Consolo y Marco Viera: ambos en voces (suaves y ligeras), guitarras y teclados (muchos arpegiadores), estuvieron secundados por una dupla de bajo y batería. Lo suyo son los climas: un mix de electrónica ambient, pero con formato de canción y beat bailable; con dinámica continua al estilo DJ set (sin las farabutadas de muchos DJ célebres).
Los que sí son DJ son Brian Harrison y Martin Kasall: más allá de los nombres y los perfiles online en inglés, provienen de la Zona Sur del Conurbano bonaerense, y bajo la marca Brigado Crew despliegan su actividad dance por el mundo. Dispararon beats hasta más allá de las 2 de la madrugada, despidiendo el Harlem Festival hasta el año que viene.