Una siesta calurosa, que alternó entre las nubes y un sol intenso, recibió la apertura del Harlem Festival, que en su cuarta edición se consolida como el encuentro musical más destacado de la región.
El festival que busca hacer historia en la región celebró la primera jornada de su cuarta edición, con potentes shows de Nicki Nicole, Dillom y Airbag. Santa Fe estuvo representada por los ascendentes Cinturón de Bonadeo, y el fin de fiesta fue de la mano de la fiesta Bresh.
Una siesta calurosa, que alternó entre las nubes y un sol intenso, recibió la apertura del Harlem Festival, que en su cuarta edición se consolida como el encuentro musical más destacado de la región.
El arranque en el escenario Indoor quedó en manos de 4JA Label, el colectivo correntino de música urbana que suma a Malena Caruso (Male), Lucas Rojas, Félix Benítez (G-Valor) y Agustín Álvarez Salinas (Tunch1), combinando alineaciones vocales y estilos, y se fueron regalando gorritos y remeras.
A continuación, fue el turno de Malena Villa quién al frente de su banda completa (cuarteto con teclado más vientos) inauguró el escenario Outdoor, en su primera visita a la ciudad (“antes era virgen, ahora ya no”, bromeó). Estrenó temas nuevos y revisitó canciones celebradas como “Salvaje”, “Olvidarme” y “Sad balada”.
También en formación ampliada con vientos llegó Clara Cava, que llegó con una propuesta llena de groove. La del pelo fluorescente (a juego con sus mitones) abrió con “Desierto”, “Días de paja” (con solo de trombón) y “Te escribí una carta” (con solo de trompeta), y pasó por nuevos singles como “Te pensé un montón” (adelanto de “Azul es donde siempre estoy”, su flamante álbum) o más veteranos como “Precipicio”.
A 1915 le tocó abrir los sonidos rockeros de la jornada. La agrupación indie/alternativa que encabezan el cantante y guitarrista Cruz Hunkeler y el tecladista Penzo, prometió “un show muy contundente”, y lo buscaron con canciones como “Sur”, la grooveada “El enemigo”, “La música que está por nacer”, parte de su cuarto álbum, cerrando con “Policía”.
Para esa hora Martín Andrioli ya había “descorchado” el escenario electrónico con un set relajado, para recibir a los primeros curiosos.
Con pista y batería en vivo, Lara 91k atacó con su estilo personal, en canciones como “Marruecos”, y empuñó la guitarra en “Rihanna”, entre varios temas de los que componen “Como antes”, su álbum debut, como “Fuera de foco”; también “Estás en mi sistema”, del “Romance Mixtape”, o “Eres para mí”, con la voz de Duki en la pista.
Lúgubres campanadas anticiparon el desembarco de Saramalacara (Sara Azul Froján), entre imágenes góticas su estampa de personaje de animé, y el beat uptempo electrónico de los dos DJ (señores), combinados con el toque de la guitarra y la batería (ejecutadas por señoritas) en composiciones como “Nana” y “$$$”, o las densas “Tomboy”, “Water” y “Fomo”.
Mientras Sara caminaba el escenario con buen dominio de las tablas, por abajo transitaba Santiago Maratea compartiendo selfies con los asistentes. La juvenil artista terminó el show de camisa y corbata, de nuevo bien arriba con “Chrome”, la electropunk “Waifu” y el cierre con “Guchi Polo”.
Una azafata intergaláctica dio la bienvenida al viaje propuesto por los santafesinos de Cinturón de Bonadeo, una de las agrupaciones locales de mayor proyección en los últimos tiempos. La agrupación integrada por Andrea García Roko en batería y percusión y el trío de Maximiliano Percara, Federico Fontana y Lucio Paolucci en teclados y máquinas propone un trip electrónico ambiental, pasando por diversos climas, que discurren más por lo analógico cuando la guitarra de Fontana se combina con la batería acústica.
Amandicia (que trascendió como una de las participantes santafesinas de “La Voz Argentina”) salió a comerse el escenario para hacer la habitual versión compartida de “Some Velvet Morning” (de Primal Scream y Kate Moss), en lo que fue el clímax del set. La carismática cantante volvió al final para una particular versión de “Fascination” (Proper Filthy Naughty).
La guitarra de Pato Sardelli entre columnas de humo marcó el cambio de clima: Airbag salió a puro rock clásico en la voz de Guido Sardelli, que cantó “Jinetes cromados”. Gastón Sardelli en bajo y coros, José Luis Berrone (el hijo pródigo de San Cristóbal) en teclados y Sebastián Roascio Goldar en batería (con gran remera de Skeletor) completaron la formación, un número que “garpa” en cualquier festival. Pato encaró “Perdido” y la reciente “Pensamientos” (hay que hacer rimar “amargura”, “cintura” y “locura”) y Guido (en su habitual look de short y musculosa) “Vivamos el momento”.
Pato arrancó un solo en la Gibson SG doble mástil, con cita a Dire Straits (“Sultans of Swing”), como prólogo a la power ballad “Cae el sol”. De ahí fueron a “Intoxicarme”, otro hit reciente; cuando Guido canta Pato puede jugar más al guitar hero de hard rock (virtuosismo no le falta).
De pronto atacaron “Conmigo te gustó”, y “Después de ti”, de Leo Mattioli, con “un saludo a la familia del León santafesino”, antes de pasar por “Cicatrices” para llegar a “Noches de insomnio”. “Para esta canción necesito un trago”, dijo Patricio, y empinó una cerveza. El público pidió “fondo blanco”, pero sólo logró que se le escape un eructo al frontman. “Esto solo pasa en Santa Fe”, se disculpó. La canción era “Por mil noches”, y tuvo un solo de armónica a cargo del propio Pato.
Un monstruo de Frankenstein a lo Boris Karloff inflable se irguió sobre el escenario, mientras los músicos lucieron máscaras de calavera para “Huracán”; tampoco faltaron globos gigantes con calavera, arrojados a la audiencia, y un final de hard rock entre llamaradas. Pato arrancó un solo con mucho tapping, como introducción a una versión reducida de Johnny B. Goode (Chuck Berry); otro tramo guitarrístico dio paso al Himno Nacional Argentino, empezando por el coreable segmento instrumental de apertura (obra de Juan Pedro Esnaola, no de Blas Parera) pero tocándolo íntegro, con todos los presentes cantando más fuerte que en la escuela. “Libres siempre, a morir”, dijo Pato, antes del “juremos con gloria morir” final.
Guido se pasó a la batería (su instrumento original) para una zapada que pasó por “Walk this way” (Aerosmith), “Basket case” (Green Day) y “Me gusta ese tajo” (Pescado Rabioso). Como en otras ocasiones, invitó a un guitarrista del público: fue un tal Diego, que tocó muy bien, se movió como un profesional por el escenario, y se fue ovacionado.
El motivo de la Quinta Sinfonía de Beethoven se unió a la intro de “Como un diamante”. Fue el momento de la presentación de los músicos acompañantes: Roascio lo hizo con un solo de batería, y Berrone amagó un “Bombón asesino” para identificarse como local. La despedida fue con “Solo aquí”, tras el cual hicieron las últimas reverencias, con “Por una cabeza” sonando de fondo.
La voz de Mario Pergolini en “Demian” dio paso al show de Dillom, explotando en “Post Mortem” (la que le da nombre al disco) entre imágenes de cementerios. “El Eminem latino” salió al frente de una banda con teclados, bajo, batería y programaciones, vistiendo una remera de Pet Sematary. Después de “Pelotuda” versionó de manera oscura “Una vela” de Intoxicados, enganchándola con “Rili Rili”. Se fue y volvió con una bolsa de cadáver, con sangre falsa en la remera y la boca, para encarar la áspera densidad de “Piso 13”, seguida por “Side” en el mismo clima.
Tras un solo de guitarra en plan metal clásico, Dylan León Masa volvió con el torso desnuda para pelearse con la policía en “1312”, seguida por “Coach” (otra de sus permanentes tomas de posición sobre sí mismo y su lugar en el show business) y “Dudade”. Tras un “Olé, olé”, Dillom agradeció con un “los quiero mucho”. Con un cambio de teclado por bajo vino “La primera”, que se fue poniendo cada vez más cumbiera, terminando en una lluvia de papelitos.
El solista tocó la melódica anticipando el motivo de “Bicicleta”. En ese momento llegó la primera alza despedida, amenizada con avisos apócrifos del sello Bohemian Groove (alguno se habrá acordado de “Tony Sorete, manager de artistas”, de la dupla Capusotto-Saborido).
Dillom volvió con remera fresca y gorrita para “Opa”, el soft trap “Amigos nuevos” y la enérgica “Rocketpowers” compartida con su novia Saramalacara. Teclados ochentosos y coros con Vocoder le dieron personalidad a “Sauce”. El final fue con “220” y “Reality”, con el referente juvenil metido entre la gente.
El remate de la jornada quedaba ya en manos de la rosarina Nicole Denise Cucco, que propuso un set integral, sumando una banda con coristas y un ensamble de bailarines. Salió a la noche santafesina con “Colocao”, enfundada en un catsuit negro: lucía como una piloto de EVA con plataformas, y caminó el escenario con confianza de veterana.
Bailarines en traje zootie (o de cafiso, pongámosle) pusieron clima a “Mala vida”, que empalmó con la “Bzrp Music Sessions, Vol. 13”. En “Nota” (canción que gestó junto a Eladio Carrión) la banda mostró todo su Groove, y la cantante esa dicción con toque ibéricos que ya es una de sus marcas distintivas.
Pide los celulares para que la acompañen en “Plegarias”, que arrancó a voz y piano para después ampliarla en la formación plena. Presentó a la banda y destacó que era el cumpleaños del guitarrista Andrés Cortés (conocido por su trabajo con Lo’ Pibitos), antes de “Años luz”.
La voz de Tiago PZK en pista abrió “Entre nosotros”, otra de las tantas colaboraciones que Nicki ha sumado en este tiempo. El cuerpo de baile salió a pleno para el uptempo funky de “Baby”, y “No toque mi naik” levantó un escalón, con Lunay saliendo desde la pantalla.
El show fue intervenido por la propuesta de casamiento para la bailarina Pri de parte de su novio Kevin, una de esas cosas que está de moda hacer delante de mucha gente. La chica aceptó y todos contentos, aunque como advertencia la canción siguiente fue “Ella no es tuya” (colaboración original con Myke Towers y Rochy RD).
Fue el turno de “Otra noche”, la cumbia que Nicki grabó con Los Ángeles Azules: tenía una espectadora apalabrada de dos temas antes para subir a bailar, pero la convidada se dedicó más a filmar, lo que molestó a varios entre el público.
Ahí bajó un nuevo cambio de ambiente gracias a otro feat: se trató de “Intoxicao”, con la parte de Emilia grabada. También Trueno apareció virtualmente desde las pantallas, dando inicio a “Mamichula” y su potencia rockera; la rosarina se enfundó entonces camiseta argentina que decía Harlem adelante y atrás el 10 y su nombre (obsequio de parte de la producción), así bajó a la valla, a darse un baño de masas.
Duki apareció en las pantallas frente a una casa en llamas para “YaMeFui”. En el ida y vuelta con le público de adelante, la solista invitó a una fan muy jovencita a que la acompañe en el éxito internacional “Wapo traketero”.
Así, bien arriba, terminó la primera jornada del Harlem Festival. O todavía no: desde un escenario decorado con motivos de cerezos, a juego con el peluche rosado identitario, la Bresh invitaba a quedarse a bailar, en combinaciones que iban de “Mentirosa” (de Ráfaga) a “Miénteme” (de Tini y María Becerra). Algunos se quedaron y otros se fueron a juntar fuerzas para la segunda jornada: todavía queda mucho por ver, escuchar y bailar en la noche del domingo.