La histórica banda de heavy metal argentina Horcas llega a Santa Fe para festejar los 20 años de su álbum homónimo, el quinto de su carrera y el primero sin el líder y fundador, Osvaldo Civile. En diálogo con El Litoral, el cantante Walter Meza recorrió aquellos tiempos complejos que hoy son parte de la historia grande del grupo.
Mixtura: Los viejos integrantes que vienen desde los 90, junto a jóvenes sumados en la pandemia, componen esta formación que revive los clásicos mientras planea el próximo álbum. Foto: Gentileza Ailín Gómez Caraballo
Horcas se presentará en Tribus Club de Arte el próximo viernes 12 de agosto a las 21 en el en el marco de su gira 20° aniversario del disco “Horcas”. Las entradas están a la venta en la boletería de Tribus (miércoles a domingo de 18 a 0) y a través del sistema Ticketway y sus puntos de venta (online y físicos)
“Horcas” fue el quinto álbum de la banda, editado en 2002. Este disco homónimo fue el primero sin el guitarrista y miembro fundador Osvaldo Civile, quien falleció en 1999. Fue muy bien recibido tanto por la crítica como por los fanáticos del grupo y generó clásicos como “Esperanza” y “Mano dura”, más allá de los tiempos complicados (para el país y los integrantes el grupo) que hubo que atravesar.
De todo esto, y de su viaje personal, conversó con El Litoral el cantante Walter Meza, referente de una formación que se completa con Norberto Yáñez (bajo), Sebastián Coria (guitarra), y los juveniles Lucas Bravo (guitarra) y Cristian Romero (batería).
El quiebre
-Están celebrando el 20° aniversario del lanzamiento del disco “Horcas”. ¿Qué significa para ustedes hoy, y cómo fue hacerlo tras la ausencia de Osvaldo Civile, que había fallecido dos años antes?
-Es lo que nos marcó, el punto del que siempre estamos charlando en las conferencias de prensa, con los medios. Fue un disco muy importante para nosotros porque fue el momento en que teníamos que decidir y realmente ponernos en la piel de ser Horcas, y continuar con Horcas. Después de la muerte del líder de la banda, del carismático, del personaje querido por todos; nos dejaba, nosotros también no sabíamos también cómo continuar: seguir con el nombre, seguir cada uno por su cuenta. Te pasan un montón de cosas, y el apoyo de la familia, de la gente; ahora con el diario del lunes se ve que lo logramos. Pero en ese momento fue muy difícil; y decidimos hacer el cierre de ese círculo haciendo este homenaje, que iba a ser un show solo, pero después se fueron sumando un montón de ciudades y provincias: ya arrancó laburo para todos, y amerita a hacer esto.
En ese momento fue muy difícil grabarlo. Primero componer sin Osvaldo: siempre lo hacíamos en base a lo que él quería tocar. Ahí tuvimos que decidir entre todos, y salió un disco diferente a lo que venía siendo Horcas. Si bien más línea de “Eternos”, porque yo estaba en la composición de las letras; quizás en esa temática un poco más profunda, porque estábamos un momento emocional muy fuerte. Después terminar de grabarlo, explota el país: un disco que vale un peso termina saliendo 100; la compañía no puede afrontar la salida de ese disco. Y toda esa tristeza de vuelta, a ver qué hacemos: lo sacamos o no, porque estábamos sin compañía.
Ahí saltan Adrián Taverna y el estudio El Pie de Alejandro Lerner: escuchan el disco, apuestan a nosotros, sabiendo que muchos productores decían que Horcas si Osvaldo ya no era más Horcas. Ahí tuvimos que decidir si lo sacábamos como Horcas, y salió así en chapa, grabado en acero. Salió bien porque realmente le pusimos mucho corazón. Y por eso la repercusión que está teniendo: acompañó un montón de situaciones de nosotros y de la gente que tenía 20 años menos, que se acuerda que esa época fue muy dura para todos.
-Hay canciones de ese álbum que ya son clásicos de la banda; quizás ustedes no se imaginaban en ese momento que tendrían tanta trascendencia en el tiempo.
-También hablan un poquito de lo que estamos viviendo: canciones como “Rebelión”, “Abre tus ojos”, “Esperanza”, “Reacción”, “Psicosis” o “Ausencia” parecen que están viviendo en el presente. El tema es que también había canciones que nunca tocamos en vivo, si bien hay muchos clásicos (“Esperanza”, “Reacción”, “Abre tus ojos”, “Sueños”); y los cambios de integrantes que tuvimos en esta última etapa, en la parada de la pandemia, un poco se asemeja a ese momento: la pérdida de Osvaldo se parece a la pandemia y la ausencia de escenario.
La entrada de Cristian Romero en la batería y Lucas Bravo en la guitarra le dio un impulso muy fuerte a las ganas, porque sacaron las canciones con su forma de tocar, con su interpretación, y realmente suma, paga. No íbamos a hacer algo que no esté bien hecho, eso era lógico; y sabíamos aparte que hacer ese disco iba a generar todo esto: el recuerdo, la nostalgia, volver a momentos no tan lindos, otros buenos. Todo lo que genera un homenaje a un disco que para nosotros marcó un antes y un después de nuestra carrera.
Después hubo un montón de discos más: “Demencial”, “Asesino”, “Reviviendo huestes”, “Por tu honor”, “Gritando verdades”, el disco en vivo. Acá marca un antes y un después: el decidir si íbamos a seguir siendo Horcas o no.
La gráfica de la gira con la portada enchapada del álbum. Sin compañía por la crisis, la edición la realizó el estudio El Pie de Alejandro Lerner, por impulso de Alejandro Tavella. Foto: Gentileza producción
Renovados
-Mencionabas la llegada de Cristian y Lucas, que vienen de Morthífera. ¿Cómo fue acoplarlos a la banda en medio de la pandemia?
-La pandemia nos dio recontra duro a todos, a mí me afectó muchísimo: tengo secuelas de Covid en la parte respiratoria; recién ahora estoy en plenitud. Más al ser cantante, y la potencia que le meto, por lo menos ya recuperé: me estoy preparando para estar 100 %. Y la entrada de Lucas y Cristian nos dio esperanzas de poder continuar viviendo de la música y trabajando con Horcas, porque si no estaban a la altura de las circunstancias Horcas no iba a buscar músicos: ya somos gente grande. Y sabemos lo que es Horcas: no cualquiera puede tocar en Horcas, muy pocos se bancan su historia. Estos pibes tienen hambre de gloria, vienen de una banda que es promesa dentro del metal que es Morthífera; realmente nos dieron frescura y calidad humana, sumaron antes de restar. Por eso decidimos seguir.
Y este homenaje marca un poquito un parate, porque ya teníamos para entrar a grabar disco nuevo. Así que después de esto seguramente vamos a organizarnos para grabarlo. Estamos contentos, expectantes.
-Ya están las canciones para el disco nuevo.
-Sí, hablan un poquito de todo lo que nos pasó. Pero esto capaz que nos va a dar otra visión, cambios siempre hay. Acostumbramos a tirar maquetas, una preproducción, y vamos corrigiendo. Ahora arranca la época linda, que es girar, viajar, y ahí vas viendo realidades diferentes a lo que vivimos; y eso suma para tener un material para composición: de mi lado en la parte de letras un montón, y los chicos también. Es esperar el momento, primero disfrutar esto que estamos viviendo. Se va a vivir algo histórico: la gente lo entendió así, ya se llegó al objetivo de convocatoria; se sumaron invitados que van a cantar con nosotros. Se sumó Tribus en Santa Fe, que es un hermoso lugar: nosotros tocamos en el viejo Tribus y ahora estamos en el nuevo, que me están diciendo que está buenísimo. Y que vean a Horcas en su plenitud, con esas canciones, va a ser muy emotivo.
Vamos a tocar todo el disco, y después todas las canciones que siempre están esperando: “Solución suicida”, “Argentina, tus hijos”, “Devastación”, “Fuego”; todas las que hacen que se divierta la gente. Ha ido mucha o poca gente, siempre nos han hecho el aguante, así que muy feliz de volver.
Defender los sueños
-Vos te sumaste a la banda en 1997, hace ya 25 años. Más allá de los cambios de integrantes, que siempre los tuvieron, ¿cómo se sostienen el proyecto y las ganas?
-Primero hay que dejar en claro que los que no están en Horcas es porque se fueron, o porque no estuvieron a la altura de las circunstancias de lo que Horcas demanda; o porque el ego fue destructor en ese momento de la performance: cuando te creés que sos más importante que un grupo humano ahí se empieza a resentir toda una unidad, una familia.
Ese es el secreto: no creerse que soy el indispensable en donde estoy. Horcas es de mucha gente que fue y es parte: asistentes, sonidistas. Si bien nosotros somos los que estamos tocando y dando la cara, Horcas se sostiene mediante el trabajo de mucha gente: tenemos 14 familias que viven de Horcas y para Horcas.
Hay que ser empático, sacar el egoísmo de lado, hay que comprender situaciones; aceptar errores y también disfrutar los aciertos.
-De la mano de Horcas compartiste escenarios en shows y festivales grandes con Pantera, Slayer, Iron Maiden, Sepultura, Stratovarius, Soulfly, Exodus, Megadeth, Metallica y Black Sabbath. ¿Te imaginabas ese recorrido cuando entraste a la banda?
-No, uno lo sueña. Arranqué de muy pequeño a cantar, a subirme arriba de un escenario; desde los nueve, que estaba en las peñas folclóricas, en las fechas patrias, que en el colegio me invitaban a cantar zambas, chacareras. Después a los 13 formé mi primera banda de canciones de Pappo’s Blues, de El Reloj, Pescado Rabioso, el rock nacional en sí. A los 18 años ya empecé con una visión profesional, con una banda que se llamaba Delay, en el génesis del heavy metal. Tengo 55 años, pero arranqué de muy chico a cantar; en el partido de La Matanza, una zona fabril, obrera, donde el heavy metal era la voz común: pateabas una piedra y salía un músico. En esa zona estaban el “Tano” (Claudio) Marciello, el “Tano” (Antonio) Romano, el “Pato” (Claudio) Strunz, Carlitos Kuadrado, la gente de El Reloj, y un montón de rockeros que quizás no están en una banda pero siguen tocando metal, rock pesado.
Nunca lo pensé, siempre soñé: soy una persona que siempre luché por mis sueños. Y cuando tuve la suerte de telonear a Maiden te imaginás lo que fue. Ya entrar a Horcas era empezar a viajar en avión, conocer provincias; si no hubiera sido por la música andá a saber lo que hubiera terminado siendo: la música me salvó.
Después tocar con Metallica, con Black Sabbath, con Slayer; viajar a Estados Unidos, España, por toda Latinoamérica; tocar en festivales grandísimos como el Cosquín Rock, o el Rock al Parque de Colombia, el Quito Fest. Ser invitado a cantar con Divididos en un video, salir de gira con Kapanga, tener amistad con un montón de artistas que no son del palo, como Abel Pintos, que es del folclore. Estoy muy agradecido: tuve que elegir, a veces perdés, a veces ganás; pero creo que lo bueno es mirar atrás el camino recorrido y ser agradecido.
-Con el diario del lunes podés decir que salió bien.
-Siempre podría salir mal también, pero eso es para la gente que no se pone feliz con el logro del de al lado. Por suerte así como me pegaron hay gente que se pone contenta con mis logros, y me quedo con eso. Ya aprendí a convivir con eso: cuando sos un personaje conocido tenés que aceptar ciertas reglas de juego, que al principio no las conocés, no te las bancás. Ahora estoy rodeado de la gente que quiero, sé lo que me cuesta, pero trato de disfrutar y no darle bola al que destruye y al que es envidioso porque quiere ser lo que uno es. No me hago el superado tampoco: es la vida así.