"Hotel Obelisco": mentiras y engaños para reír y cambiar el ánimo
La puesta creada por Maximiliano Leffe y Rodrigo Sabater de King Producciones es la sucesora de “Franck, pueblo chico... infierno grande”: una comedia de enredos y humor negro entre personajes únicos, con el protagónico de Alejandra Digliodo. En diálogo con El Litoral, Leffe repasó la creación y e invitó a los santafesino a dar su voto de confianza por el teatro santafesino.
Un grupo de personajes muy peculiar se dará cita en un hotel de una estrella, ubicado en el microcentro porteño. Basada en una experiencia real, los creadores llevaron esta idea a una trama compleja y entretenida. Foto: Gentileza Micaela Homorult
“En un viejo edificio ubicado en pleno microcentro porteño, se encuentra un pequeño hotel llamado Hotel Obelisco. El mismo fue valorado hace mucho con la categoría de una estrella. El servicio de atención es lento pero efectivo. Su dueño, un tipo agarrado y holgazán, con pocas luces y pocas ganas de invertir en un edificio antiguo, le dejará una tarea terrible a su encantadora empleada, Celeste, quien se verá envuelta en situaciones embarazosas mientras recibe a más huéspedes. Complicidad, mentiras, engaños y corrupción tejen una historia para reír sin parar”.
Así se promociona “Hotel Obelisco, la obra dirigida por Maximiliano Leffe, con asistencia de Rodrigo Sabater y desarrollo de King Producciones, que se estrenará este sábado 17 de agosto a las 21, en la Sala Cultural Luz y Fuerza (Junín 2956), y volverá los domingos 22 y 29 de septiembre LOA Espacio AGM (25 de Mayo 1867). El elenco está integrado por Alejandra Digliodo, Rubén Lescano, Eric Pallero, Marta García Sartori, Anahí Juárez, Juan Pablo Marcus y Juan Pablo Fianaca.
Las entradas están a la venta por sistema Ticketway, en dos modalidades: “Habitación simple” a $ 7.700 (sólo ver la función) y “Suite 1 estrella” (incluye ingreso al hall del teatro para degustar una copa de vino/gaseosa; conversar con los artistas de la puesta; selección de butacas 30 minutos antes de la función; póster laminado), con ingreso una hora antes.
Como anticipo, El Litoral conversó con Leffe para conocer más sobre esta propuesta local que no se le asusta a ningún producto metropolitano.
Comedia y algo más
-¿Cómo fue la inspiración para crear este “Hotel Obelisco”? ¿Para qué lado apuntaron a la hora de hacer esta obra, que es una comedia con condimentos?
-Nació a raíz de una obra de teatro que se estrenó el año pasado, en 2023, llamada “Franck, pueblo chico... infierno grande”; de hecho fue una obra que se estrenó entre bombo y platillo con un excelente recibimiento, tanto de críticos de teatro, de gente más especializada, como del público en general: una comedia para toda la familia. Una comedia de enredos, la cual tiene elementos de “Esperando la carroza”, de “Casados con hijos”; elementos que de alguna manera llaman al argentino a sentirse identificado con la historia que contamos; y que transcurre obviamente en un pueblo, pero que puede transcurrir en cualquier otra ciudad o en cualquier otro pueblo.
Esta historia la presentamos en Santa Fe capital, en Buenos Aires, viajamos a San Carlos: hicimos una gira bastante grande, con más de 30 funciones. Cuando fuimos a calle Corrientes a presentar una función en el Paseo La Plaza, con mi pareja (que también me ayuda en la producción) decidimos quedarnos dos noches antes en un hotel. Ese hotel era de una estrella, justamente se llama Hoteles Obelisco, y empezaron a pasar un montón de sucesos extraños, raros, los cuales nos comenzaron a incomodar.
Entramos al hotel y obviamente vimos que al ser una estrella las características no iban a ser de las mejores. Nos atendieron una mujer que tenía casi unos 80 años, que se quejaba del dueño, de las medialunas, del café. En ese momento en que nos atendía entró un hombre en situación de calle, que había entrado con una cerveza tomando adentro del hotel.: era una cosa medio loca lo que estaba ocurriendo.
Pero nos sirvió para armar un borrador con Rodrigo Sabater, que también es productor y director de la puesta conmigo. Eso mismo que vimos lo escribimos en un borrador, y cuando llegamos a Santa Fe que en “Franck, pueblo chico... infierno grande” hay un personaje que hace referencia a su hijo, que trabaja en un hotel modesto de una estrella. Y nos sirvió perfectamente para conectar aquella obra con esta nueva historia; que no es más que una representación de lo que ocurrió en el hotel ese día, y para crear una nueva obra de enredos, y de alguna manera una continuación de la otra obra. Pero para el que no la vio no pasa nada, porque va a poder conectar rápidamente con los coloridos personajes y con el tono humorístico que tiene; por ahí momentos de humor negro.
Pero que a fin de cuentas es para toda la familia, y para olvidarse un poco de los problemas, de la semana pesada: por eso también la función es un sábado o un domingo, sea el día que la veas la idea es que termines con una alegría en el rostro, que te olvides de los problemas; si tenés discusiones o cuestiones que tienen que ver con el trabajo, o estás cargado de una semana híper pesada, poder distenderse y disfrutar de un momento agradable; solo, con familia, amigos, conocidos, para reírte.
-¿Cómo se trabaja para equilibrar ese humor con elementos más serios o cosas más oscuras que pasan en esta obra?
-Para poder trabajar los diferentes elementos pensamos, primero y principal, en que los personajes tenían que tener una historia que contar; tenía que haber un hilo conductor que llevara a que se desarrolle una historia a través de un hotel, Y la mejor forma de contar nuestra historia fue pensar en que detrás de toda la comedia tiene que haber una trama fuerte. Entonces lo que ofrecemos es una red de mentiras dentro de los personajes, que le va a generar un plus a la obra: detrás de toda esa comedia la gente va a poder estar disfrutando y sin saber qué es lo que va a ocurrir en el transcurso de la historia al final.
La obra de un momento a otro se transforma de una comedia a una tragicomedia, porque aparte tiene un montón de giros inesperados. El drama, el poder también trabajar con un elenco de actores y actrices que se vienen formando desde hace mucho tiempo... tenemos por ejemplo una actriz como Alejandra Digliodo, que tiene más de 25 años en la escena; Rubén Lescano o Eric Pallero, que también trabajan hace mucho tiempo en un recorrido. Eso ayudó un montón a que se vaya dando de una forma más orgánica la puesta; porque todo el equipo fue trabajando para que esto crezca, evolucione.
El texto eran casi 60 páginas, y los actores fueron trabajando y pensando la escenografía, fueron pensando en un montón de cuestiones: cómo los personajes piensan, cómo se mueven, por qué lo hacen, qué es lo que buscan generar en el espectador y en otros personajes. Son actores tan dedicados que uno se deja llevar por esta historia, no solamente atento al momento cómico; porque en la comedia tiene que pasar rápido, volando, en una hora tiene que haber terminado; pero obviamente tienen que estar todos estos elementos con los cuales un actor trabaja con seriedad. Trabajamos en esta puesta seis meses seguidos: fueron seis meses intensos, trabajando jueves y viernes cinco horas cada día.
Mix de talentos
-¿Cómo se terminó armando ese elenco?
-Hay actores y actrices que pertenecían a la obra de teatro “Franck, pueblo chico... infierno grande”, que permitió a la productora King Producciones llegar a otro público, a abrirse, a ser una productora para nivel nacional. Dentro de ese elenco estaba Rubén Lescano, también Eric Pallero, que trabaja en el Teatro de Luz y Fuerza, donde presentamos esta obra. Hay dos chicos de la Escuela de Teatro (uno ya ha recibido), Juan Pablo Marcus y Juan Pablo Fianaca, que son chicos más jóvenes que refrescaron un poco la puesta. Porque está bueno esto de poder trabajar con gente adulta, más experimentada, con 15 o 20 años de experiencia, y chicos que capaz tienen siete, cinco años, o uno o dos años; y poder entre todos cooperar para poder trabajar mejor.
Por supuesto que en esta puesta se sumó gente nueva: en este caso Alejandra Digliodo, que es una actriz de 25, 30 años de trayectoria, y que refresca la obra y el ensamble de actores y actrices con las cuales yo ya venía trabajando; que hace que la puerta tenga otro color. Además ella es la protagonista de esta historia y le da otro toque a los compañeros.
También se sumó gente que nunca tuvo experiencia en teatro, o tuvo muy breve experiencia cuando era niño o niña: estamos hablando de Marta García Sartori, que es madre de uno de los productores de la puesta en escena, y hace un trabajo magnífico con su personaje. Tenemos una chica que se dedica a hacer stand up, Anahí Juárez, quien como actriz obviamente lo da todo en escena, porque tiene la experiencia del stand up, entonces le fue fácil trabajar en la puesta. Porque todos desde su lugar fueron aportando ideas: los que trabajan en el drama, desde la idea del drama; y los que tienen más ideas en la comedia desde lo suyo.
Con Rodrigo desde la dirección buscamos siempre que el factor cómico y la historia, el cuentito, esté bien contado. Siempre digo que para armar una obra de teatro y para trabajarla acá no hay muchos, autores, muchas personas que estén en la dramaturgia: principalmente en Santa Fe por ahí hacen obras de otros autores iberoamericanos. Me parece que es importante también darle valor a las obras de teatro que uno crea, a la historia esa que a uno le llevó capaz un año poder crear, cranear.
Lo loco acá de esta historia es que, si bien se creó rápido (porque el borrador que teníamos en Buenos Aires pasó a crearse en tres meses) después teníamos muy bien en claro la idea que queríamos presentar, a dónde queríamos llegar. Y estamos conformes con el resultado de lo que vamos a presentar el fin de semana; por supuesto que se vienen muchas más funciones.
Esa es la manera en la que trabajamos con el elenco, de esa forma orgánica: cada uno desde su área, del lado que más sabe o que más idea tiene, aportando. Y creeme que para aportar hubo un montón: desde el lado del stand up, de jóvenes que recién están arrancando sus primeros pasos en el mundo de la actuación y del teatro, y de gente que viene con mucha experiencia.
Satisfacciones
-Fue un proceso intenso. ¿Hubo momentos difíciles y gratificantes?
-Creo que lo más gratificante que tiene la obra de teatro es cuando el público la va a ver. Lo que hablamos con el elenco, con las personas que trabajan en la puesta en escena, lo más lindo de hacer un espectáculo es que la gente lo vaya a ver: no tendría sentido armar todo lo que armamos si la gente después no lo va a ver.
Hay una inversión no solamente de tiempo, sino obviamente de dinero; una inversión de trabajo; en vestuario y escenografía; en empapelar la ciudad completa para que la gente esté atenta a que tiene una obra de teatro, que el precio está muy accesible, y que puede disfrutarla este mes y el que viene, en diferentes espacios: iniciando este sábado en el Luz y Fuerza este sábado 17 de agosto a las 21.
Eso es lo más gratificante: poder sentarse, pasarla bien, disfrutar, que la recomienden. Y que digan: “Estuvo buena, está hecha por un elenco santafesino, de gente podría tranquilamente en la casa, tomando mate y matándose de la risa de la vida, porque está cansada del laburo. Pero es gente que prefiere a trabajar en una obra de teatro para mejorarle un poco la vida al resto de los santafesinos”. Y que no necesariamente lo único que hay para ver son cosas que vienen de Buenos Aires. Cuando te dicen: “Apuesto por el teatro santafesino, voy a darle una chance”.
Las escenografías se mandan a hacer a carpintería; hay todo un trabajo previo para poder crear esta obra; y hay mucha plata y tiempo invertido de los actores, actrices, de la producción. El mismo elenco tan comprometido que entre todos ayudamos, invertimos para que la puesta salga de la mejor manera; para que el público entienda que no tiene que ir necesariamente a Buenos Aires a ver una puesta. Para nada: acá van a poder disfrutar del teatro con un trabajo en el que todo detalle está cuidado y van a poder pasar un agradable momento.
Eso, si el público lo puede valorar y la sala se llena, hace que esté más que gratificado el trabajo de todo el equipo.
-El otro día Alejandra puso una foto en redes sociales y escribió: “Estamos al lado de Susana Giménez en la cartelería”. Un elenco de santafesino puede estar a la altura de cualquier producto de la cultura nacional.
-Por supuesto. A los elencos con los que trabajo siempre les digo: “Pueden venir muchas obras de Buenos Aires, pero no precisamente te van a garantizar que sean buenas”. ¿Cuántas personas han ido a Buenos Aires a disfrutar de una obra de teatro y no la han pasado muy bien, no les ha gustado? Porque no les ha gustado la escenografía, los vestuarios, las coreografías; o no les ha gustado la historia que se contaba o el elenco que representaba esa historia.
Entonces una cosa no quita la otra: podés ir a ver una puesta en escena de un elenco maravilloso; capaz que la entrada te la cobran muy cara, porque tenés algún famoso; y capaz que la obra no es tan buena. Y tal vez tenés un elenco de tu ciudad que la rema, y que trabaja e invierte mucho para tener una producción de un nivel muy parecido a la de una productora de Buenos Aires, y te encontrás con un producto muy bueno.
Hay que darle un voto de confianza al teatro. La gente está más acostumbrada (creo yo) en Santa Fe a ir al cine: se gastan 10.000 pesos en una entrada, se gastan en el pochoclo 15.000 o 20.000 pesos en un vaso de gaseosa. Cuando capaz por 15.000 pesos, por la mitad de lo que se gastó ahí en el cine, puede decir: “Che, voy al teatro: con mi mujer, con un amigo, con una amiga; voy solo o sola, y me mato de risa un rato: me olvido un rato de los problemas”.
Por supuesto que a cualquier elenco le motiva estar en una marquesina, en una cartelera, ver su rostro empapelado en diferentes lugares y que se les da el mismo cuidado y el mismo cariño que se le da a cualquier otra producción que pueda venir de otro lugar.
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