Mensaje a quien lea esta crónica: por favor, recuérdeme que al final debo decir algo muy especial, particular, necesario.
El actor Gerardo Romano es “Un judío común y corriente”, obra escrita por Charles Lewinsky en versión en español de Lázaro Droznes, en la que se refleja el conflicto que debe resolver un judío alemán que vive en Alemania cuando recibe la invitación de un profesor de Ciencias Sociales de una escuela secundaria, cuyos alumnos, luego de estudiar el nazismo, quieren conocer en persona a un judío.
Mensaje a quien lea esta crónica: por favor, recuérdeme que al final debo decir algo muy especial, particular, necesario.
El actor Gerardo Romano es “Un judío común y corriente”, obra escrita por Charles Lewinsky en versión en español de Lázaro Droznes, en la que se refleja el conflicto que debe resolver un judío alemán que vive en Alemania cuando recibe la invitación de un profesor de Ciencias Sociales de una escuela secundaria, cuyos alumnos, luego de estudiar el nazismo, quieren conocer en persona a un judío.
Dos injusticias azotaron a Occidente en el siglo XX. Hubo iguales y peores. Hay dos con denuncias que estremecen. La Persecución a los judíos. La injusticia para con los negros en EEUU.
“Alabama se convirtió en un estado de los Estados Unidos el 14 de diciembre de 1819... El éxodo negro se intensificó de manera constante”...
“Ni plegarias atendidas ni súplicas escuchadas, aunque procedieran de celebridades. Nathaniel Woods, de 44 años, recibió la inyección letal”...
“Policía de Alabama, EEUU, esposa a un niño negro de cinco años. En Estados Unidos, una escuela llamó a”...
Durante mucho tiempo se usó, de allí la rescato, la esquematización de un negro (ahora convendría decirles “afroamericanos”) en el estado de Alabama, exhibido como modelo de democracia. Uno. Como un judío. Un toba. Un homosexual. Me surge un recuerdo musical y vuela, es este: “Gritá Taki Ongoy”. Víctor, a la distancia un abrazo.
La lucha por la igualdad suma a todos en un embudo: libertades individuales conculcadas. Donde sea. La lucha entre Libertad y Orden es uno de los cruces de la sociedad desde que se la cuenta (la Historia).
Los separa, a los humanos como sociedad única, otro punto esencial, en este caso de divergencia: sociedades que entienden los derechos como diferentes y diferenciados según raza, credo, religión. Resume diferencias la conquista, el dominio, la falta de justicia... y de posibilidades, que no es lo mismo ... hum... no sé.
Estoy parado, para escribir estos párrafos, en algunos de los problemas del siglo XX. La obra, el autor y la oferta que se presenta en Mar del Plata (Teatro Lido) ostenta eso: la indisimulable escritura del siglo pasado.
Mirar la vida, desde el teatro, con el mensaje real, el protocolar, el de humanidad que supone todo texto, todo mensaje, entraña un abismo en su centro: ese siglo ya se fue. Claro que se puede escribir sobre lo pasado (es tan difícil aventurarse... plantear un mañana desde el teatro... las vanguardias son eso, ofertas, ensayos...) y es justamente en ese cruce de caminos donde cabe la pregunta: ¿está vencido “El Mercader de Venecia”? es la obra maldita de Shakespeare, que exploró todas las posiciones dramáticas. Shylock.
Don Guillermo puso lo suyo (al parecer inmortal, un pasado que allí se oferta, congelado y claro en todas su facetas) en esta sociedad que no se detiene, ese es otro asunto: indetenible y por tanto... ¿ayuda un texto como el que recita Romano?
Dejemos en claro ya: Romano recita un texto y, pese a que todo es eso, sencillo, recitar un texto redondo y afilado, logra que su carácter aflore. Es un muchacho irascible Romano, parecería que mas irascible que el personaje que interpreta. Mientras alguien tenga en sus recuerdos aquello tan tremendo del Holocausto, tan definitivo sobre el siglo XX, podrá seguir recitándolo. Gerardo Romano no es “El Judío”. Es Romano, que tampoco es común y corriente. Si no llega confundido no se decepcionará.
La propuesta del autor: che, Alemania se olvidó del Holocausto y lo convierte en una clase especial ante alumnos que nada saben, confrontando con alguien que evoque de qué va la cosa, de que iba y en qué punto está. Eso molesta, digamos algo para que siga vigente.
Bueno. “Coooorrecto” (diría Susana). Remitámonos a Gardel y Lepera: “el mundo sigue andando”. El autor no frecuenta a “El Mudo”.
Mas avanzada, didáctica, en todo caso teatral, era la propuesta de Agustín Cuzzani (Una libra de carne) presentada en el 1954 que era eso, el siglo pasado y sus interrogantes. La cuestión judía uno de esos tremendos interrogantes.
Caramba, algún sociólogo debería meditar y luego contarnos qué pasa con esto de salir desde La Peste (un poco, apenas a respirar mas oxígeno en un aire demasiado lleno de virus) y defendernos del porvenir con un texto conocido. No el que hace falta, el que por conocido sirve de bastón. Este texto, para Romano, es un bastón para subir al escenario... volver a subir. Aparenta ser útil para el actor. A juzgar por su malhumor y desplantes en el escenario no tanto como pensaba. Algo es eso: algo. O, tal vez, su malhumor lo ayuda sobrevivir y es terapéutico.
Gerardo Romano, actor y abogado, durante diez años desarrolló funciones en el Ministerio de Justicia. Entre otros proyectos, participó en 1992 de la grabación del disco “Y punto” de la banda argentina de rock Bersuit Vergarabat, junto a Mario Pergolini, en la canción “Homenaje a los locos del Borda”. Eso dice Wikipedia.
Barack Obama quitó efectividad al dicho: no somos racistas, tenemos un negro en Alabama. Tal vez no. La cuestión judía acepta la misma observación.
Ah... gracias por recordar. Romano, al borde del escenario después de los aplausos (y... sí) advierte que la obra trata sobre el Holocausto y que es útil para entender los años previos a Alfonsín en Argentina. Una muerte es todas las muertes, hasta ahí vamos bien, pero no era necesario un despropósito de ese tamaño. De hecho no estaba en el texto.