En su última novela, la escritora Paula Pérez Alonso propone una mirada intrigante y novedosa acerca de los vínculos, a partir de los lazos que se forjan entre una mujer y un perro. De esta forma, la autora plantea una serie de interrogantes sobre las diferencias, las normas, los mandatos culturales y las formas en que el hombre se conecta con las otras especies.
Tusquets / Gentileza de la autora Desde la óptica de la autora, si bien Kaidú se plantea una serie de interrogantes sobre los lazos afectivos, no es una historia que busca provocar. Es más bien pudorosa , explicó.
Hace más de un cuarto de siglo, Paula Pérez Alonso publicó “No sé si casarme o comprarme un perro”, donde la protagonista publicaba un aviso provocador en el cual convocaba a los hombres a un desafío: competir con un perro ideal por el amor de una mujer. En su nueva novela “Kaidú” (publicada por Tusquets) la escritora y editora vuelve sobre algunas de las temáticas expuestas allí y explora las inesperadas fisonomías que pueden adquirir las relaciones, a partir de la afinidad que se forja entre Aína y el perro de Juan, cuando él emprende un viaje y lo deja a su cuidado.
“Hay ciertos núcleos que vuelven a aparecer. En mi caso, siempre emerge el tema de la diferencia. Hay alguien a quien, por algún motivo, le cuesta adecuarse a las estructuras, a las normas, a la cultura en la que estamos educados y por eso se desmarca o es excluido. Algo de eso reaparece en mis novelas, más allá de mi voluntad, como pregunta”, contó la autora en una charla mantenida con este medio, al reflexionar sobre su nuevo trabajo, que comenzó a circular entre los lectores hace pocos días.
“En esta novela aparece algo en relación a lo enigmático de las relaciones, en este caso a través de un perro con una mujer, que es la protagonista. Se genera un vínculo muy particular, enigmático. A veces es necesario darse cuenta que existen cosas que no se pueden explicar. La cuestión es poder vivir con ese misterio”, explicó, consultada respecto a los diversos temas que se tocan a lo largo de las páginas de “Kaidú”.
“La novela señala también que con la razón y el conocimiento puro no llegamos a todos lados. En realidad la mayoría de las cosas nos exceden y controlamos muy pocas. Tenemos que correr al humano de ese lugar de centro del universo, es solo una parte más. Eso es lo que la protagonista va descubriendo en la relación que se forja con el perro Kaidú”, añadió Paula.
Espacios en blanco que comunican
El excepcional arranque de la novela dice “cuando conocí a Kaidú, el perro de Juan, no imaginé que me casaría para toda la vida”. Desde ese mismo momento, se manifiesta un clima de ambigüedad que se queda con el lector hasta el último párrafo. “Así como me abandoné a la historia, me abandoné a la forma en la cual la historia se escribió. No tenía una idea previa muy marcada”, admitió la autora.
Otro aspecto que se evidencia en el libro es que lo que está entre líneas comunica tanto o más que lo que se dice abiertamente. “Me parece que el texto dice, pero también dicen los huecos, los espacios en blanco, lo que no se explicita ni se dice del todo. Lo que está por fuera de la frase es muy importante. Las novelas que son muy asertivas y concluyentes no me atraen tanto. Me gusta más la literatura que deja un margen para la ambigüedad”, sostuvo al respecto la escritora.
Esta premisa de formular preguntas mientras escribe es una especie de metodología de trabajo para Pérez Alonso. “La escritura es lo que te pone en movimiento el pensamiento y lo va articulando de una manera que previamente no estaba tan clara. La escritura es lo que lleva de una pregunta a otra. De hecho, la vida está llena de preguntas que tal vez nunca vamos a contestar y es bueno que así sea, de lo contrario sería muy aburrido”, apuntó.
Tusquets / Gentileza de la autora
Foto: Tusquets / Gentileza de la autora
Un título sugerente
Desde su propio título “Kaidú” tiene un aura misteriosa. Estimula las ganas de abrirlo para saber que hay detrás de esa portada que muestra a un perro que observa a una persona, a la cual solo se ven sus piernas. “A mí me gusta el título porque tiene una resonancia linda. Pero hubo muy buenas lectores de la novela que opinaron que había que ser más explícito. Yo, sin embargo, quería conservar este”.
Finalmente fue el escritor Juan Forn, fallecido el 20 de junio pasado, el que aportó la mirada que prevaleció. “Cuando le comenté a Juan, de quien fui muy amiga, esa sugerencia de otros lectores de cambiar el título, me dijo que no, que tenía que defenderlo porque era bueno. Y me parece que la elección estuvo bien, porque hasta ahora todos los que leen la novela se acuerdan del título”, aseveró Paula.
Un personaje que se queda
Igual que otros canes que ocupan un espacio destacado en la literatura universal (como el Buck de Jack London, el Flush de Virginia Woolf o la perra Tulip de J. R. Ackerley) Kaidú tiene todos los pergaminos para permanecer largamente en la memoria de todo aquel que lea la novela de Pérez Alonso.
“Es un personaje que quiero muchísimo, me emociona que llegue así a los lectores. Hay mucha literatura dedicada a perros, toda una tradición. Y sentí que tenía otra cosa para decir y otra manera para decirlo, que no se parecía a nada de todo lo que había leído”, resaltó la autora.
Consultada respecto a la posibilidad de que Kaidú vuelva a estar presente en sus futuras novelas o cuentos, sólo dijo que sería hermoso. “Me gusta en cada libro proponerme un nuevo movimiento, arriesgar un poco más. Eso me divierte y me gusta”, concluyó.