Viernes 29.10.2021
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“Mis sueños se abren como libros, observo cómo se arrima un decir al otro, con cuentas de otros collares, piezas que engarzo y pongo en relieve, en orden y desorden en una combinación que atiende a un ritmo que puede alterarse”. Esas son las primeras líneas de “La lectora de sueños”, uno de los poemas que integran “Adentro suena nuestra nave”, el último libro de la escritora santafesina Analía Giordanino, publicado recientemente por Azogue Libros. Y, de las incluidas, es la pieza literaria que resume mejor el sentido general del texto, que es en última instancia una invitación al lector a emprender el viaje para surcar un universo onírico en el cual como señala Ferny Koziak en la contratapa, “aparecen mundos con mapas diferentes, con geografías que hacen pie en la realidad pero que se modifican, ríos, islas o fiestas familiares compartidas con Keanu Reeves, musicalizadas de fondo por el rock de Fabiana Cantilo o David Bowie, un picadito compartido por una mujer, su hijo y Maradona”.
Gentileza de la escritora Analía Giordanino, autora del libro.Analía Giordanino, autora del libro.Foto: Gentileza de la escritora
“Adentro sueña nuestra nave”, cuya obra de tapa es de la artista plástica y gestora Cecilia Sosa, tuvo varios procesos en el tiempo, que se sobrepusieron al final. “Tengo un diario de sueños que no es muy grande, pero que vengo llevando desde hace tres años. Solo elijo aquellos que me impactan y que siento que tienen cosas para decirme”, contó la autora en una entrevista concedida a este medio. De modo que, antes de que la obra se convierta en tal, Analía ya contaba con esos apuntes, que no estaban pensados para la escritura, ni poética ni narrativa. Cuando en el invierno de 2020, en plena pandemia, el editor de Azogue Libros, Lucas Mercado, la convocó para publicar poesías suyas, el paso siguiente de la autora fue poner manos a la obra con ese material que había recopilado. “Trabajé sobre ese cuaderno de sueños, pensando qué me interesaba decir de todo eso”, confió durante la charla.
“Keanu Reeves charla sentado en un sillón junto a mi madre, habla como si con ella tuviera un romance, yo no puedo creerlo. Desde la cocina los miro y giro mi rostro, para ver caer la lluvia que alivia (...) Escribí, me dice Keanu, mi nombre es clave es Salazar. Escribí para volver a encontrarnos, hacé volver a Salazar, mové hacia atrás el tiempo y después hacia adelante, eso puede hacerse en la ficción, y yo te amo. Me despierto y escribo, porque un mandato como este, una promesa así, no debe desoírse”, dice un fragmento de “Mi nombre clave es Salazar”. Se trata del poema de Giordanino que abre el libro y anticipa las características que tienen los senderos que el lector encontrará después. “Empecé a pulir los textos como piezas de relojería. Quedó un habla sencilla, narrativa por momentos. Y como aparecían muchos personajes, surgió la idea del sueño como un viaje, que no es tan original, pero si me ordenó el trabajo”, explicó Analía.
Gentileza Azogue Libros La obra de tapa del libro es de la artista plástica y gestora Cecilia Sosa.La obra de tapa del libro es de la artista plástica y gestora Cecilia Sosa. Foto: Gentileza Azogue Libros
Los seres que pueblan los mundos de “Adentro suena nuestra nave” van de lo familiar hasta lo desconocido. Algunos son claramente reconocibles, otros permanecen como una incógnita, inclusive para la propia autora. “Puse el oído y la mirada, pero me alejé como si fueran textos de otros, para liberarme de la ansiedad de querer interpretar. Una de las claves era no buscarles un sentido, porque eso restringía lo que estaba soñando. Hubiera sido algo remanido y no es mi lugar”, señaló al respecto. Pero, aunque eludió la interpretación y el sinsentido, Analía quiso darse la posibilidad de escribir desde el juego con las palabras. Esa premisa se puede observar en “Canción para Diana”, que en uno de sus tramos dice: “Y acá estoy, sin saber todavía qué canción cantarle al Anacleto Arancibia. Di, Ana, di lo que te impulsa a decir, lo que quieras cantar, yo lo escucharé y escribiré”.
Pero las posibles miradas sobre este poemario no se limitan tampoco a lo lúdico, porque puede ser leído también como un viaje de aventuras. “Cada poema podría ser un pedacito que se va descubriendo de una geografía que no es el litoral, que tampoco es mi cabeza”, apuntó la autora. Cómo aquellos versos que componen “A Morocco”: “Vemos el río por la ventana con mis amigas de la infancia. Abajo nos encontramos con Fabiana Cantilo, vuelve de un funeral. Subimos a su Roll Royce y Fabi canta”.