Jueves 4.5.2023
/Última actualización 16:07
La Delio Valdez se presentará este viernes desde las 21 en la Estación Belgrano (bulevar Gálvez 1150), en el marco de la presentación de su último disco en vivo, “La gira y la serenata”. Las entradas pueden adquirirse en la boletería de Tribus Club de arte (República de Siria 3572, de 18 a 0) y a través de Ticketway (puntos de venta online y físicos).
“La gira y la serenata” es el séptimo disco de la orquesta, editado el 13 de enero. Cuenta con audios únicos a partir de los conciertos brindados en las ciudades de Buenos Aires, Córdoba y Mendoza. “Por una vez en la vida” fue el primero de los cuatro lanzamientos con video en vivo; luego le siguió “El patio de los Méndez”, compuesto por tres singles, que representa uno de los momentos más especiales del show.
El disco cuenta con versiones únicas e invitados especiales como Karina La Princesita, Bersuit Vergarabat, Macha, Mambo Méndez y Richard Rosales, que reflejan lo que fue el espectáculo que se presentó durante el 2022.
Para conocer más sobre el show, la actualidad y la dinámica del grupo, El Litoral dialogó con Agustina Massara (saxo alto) y Pablo Broide (saxo tenor).
Seguir la gira
-Están presentando en esta gira el disco en vivo, que es un reflejo de la primera parte de la gira de presentación del disco que sacaron en pandemia.
Pablo: -Hicimos un disco en pandemia, nuestro último disco de estudio, que se llama “El tiempo y la serenata”. Lo sacamos cuando estábamos recién empezando a salir de casa: me acuerdo de que vinimos a Santa Fe cuando estaban los formatos de “nueva normalidad”. El año pasado ya pudimos hacer la presentación oficial, estuvimos en bastantes ciudades, en Buenos Aires en el Luna Park.
Y este año estamos ya cerrando la gira de este disco, con un show que tiene ya unos cuantos kilómetros encima; que realmente está muy pulido, muy lindo. El viernes va a ser súper especial acá, porque va a ser la fecha más grande que hayamos hecho en Santa Fe: tenemos mucha expectativa porque esta ciudad no es cualquier cosa con la cumbia; es un público especial, y que nos reciban de esa manera, que tanta gente haya comprado entradas para venir a ver a la banda, es realmente un honor y una responsabilidad muy grande.
-El año pasado hicieron doble fecha en Tribus en Santa Fe. Ya hay un público afianzado, que los está esperando.
Agustina: -Así es: estamos muy contentos de poder viajar por todas las provincias, y que las personas nos vayan recibiendo con tanta calidez. Que en estos tiempos tan difíciles compren la entrada, se acerquen y vivan la experiencia en vivo nos llena de orgullo y de placer.
-Este año vuelven a Chile, y tienen fechas en Paraguay, México y España. ¿Cómo están viviendo esta proyección internacional?
Agustina: -Tiempos movidos (risas). Con mucha alegría, con muchos nervios también, con intriga: lo de España y Paraguay sería la primera vez; a Chile estuvimos yendo, pero con todo lo de la pandemia no pudimos digamos volver a ir. Así que con muchísimas ganas de extender todo lo que es La Delio Valdez a todo el mundo.
Pablo: -Ya hace casi 14 años que venimos tocando, y 11 por lo menos que venimos girando por el país, y cada vez más. Entonces creo que en esta época que nos empieza a surgir la posibilidad (muy impulsada por nosotres) de poder salir del país, siento que salimos con mucho poder de acá, con mucha representación del público de todo el país, y eso nos ayuda: nos da mucha confianza de sentir que tenemos algo que mostrar de Argentina al resto del mundo y que sentimos que representamos un poco la música argentina por el solo hecho de girar y de tocar para tanta gente. De sentir eso en todo el país, y cómo eso va retroalimentándose con la música que hacemos.
Massara y Broide durante su tour de prensa, ante las cámaras de CYD Litoral. Foto: El LitoralEl cuerpo de las canciones
-El disco se había hecho entre las casas y de ahí al estudio porque los había agarrado el aislamiento, ¿Cómo fueron mutando las canciones cuando empezaron a ensayarlas y prepararlas para lo que fuere la gira?
Agustina: -El “Oso”, Pablo, estuvo en el proceso compositivo: hubo un grupo de los compositores más el productor de ese disco, Mariano Fernández. Tenían Zooms, semanalmente se conectaban y ahí mostraban sus canciones e iban dando opiniones; desglosando y aportando, fue un proceso largo de varios meses.
Pablo: -Habrán sido cuatro o cinco meses, en plena pandemia.
-Igual tenías tiempo libre.
Pablo: -Habíamos hecho “Sonido subtropical” y después fue empezar a girar: la banda todos los años crece, entonces era mucho desafío. Y siempre la sensación de “queremos hacer otro disco; pero, ¿cuándo vamos a ponernos a componer? Porque no tenemos nunca tiempo”. Y la vida fue como: “Ah, ¿querés tiempo? Tomá”; fue un baldazo de tiempo por la cabeza.
Ahora que estamos empezando un nuevo proceso, les digo a los compañeros que tengo un recuerdo muy lindo y al mismo tiempo muy traumático: el desgaste emocional que me generó ese disco como compositor fue alto. Porque está muy metido, muchas horas de laburo, todas las canciones que me quedaron afuera las sufrí. Y ahora al tener menos tiempo es como que todo se va haciendo más enfocado.
Agustina: -Después en un momento el grupo le compartió al resto de les compañeres todo lo que habían hecho, que era un montón: estaban súper desarrolladas las canciones.
Agustina: -Para mí recibirlo fue un flash, “ah, buenísimo”. También la pandemia de 2020 era la incertidumbre: en los primeros meses era el fin del mundo. Fue la luz en el camino: están estas composiciones, vamos a grabar; era una esperanza.
Tuvimos pocos ensayos, porque todavía había mucho protocolo. Hacía frío, pero ensayábamos en el patio, con las partituras que no se vuelen, y conectando los instrumentos afuera.
Pablo: -Después de casi siete meses de no tocar nos reencontramos en una sala al aire libre que armamos: contamos cuatro y empezamos a tocar música nueva. Nos reencontramos con todo el equipo, con la técnica.
Cuando estaba componiendo no sabía qué iba a pasar en el futuro, pero sí que algunas de esas canciones por lo menos se iban a grabar, iban a tener un sentido, iban a llegar a alguien. La orquesta misma durante la pandemia fue como un gran motivo para levantarse y hacer cosas. Aparte era muy loco levantarse a la mañana silbando canciones que conocíamos cinco o seis, y que después tenías la sensación de que las iba a conocer mucha gente. Hoy esas canciones las vamos a tocar a muchos lugares y las canta la gente.
Las grabamos casi sin ensayarlas, nunca habíamos hecho eso; a lo largo de la presentación del disco y todo este laburo van tomando como otro sentido, otro peso en el tocar; vamos entendiéndolas. Porque las canciones y los arreglos van madurando: vamos entendiendo cada sección, cada instrumentista entiende: más fuerte. “Esto lo tengo que tocar más fuerte, esto es más suave, con esta intención”. Se van puliendo los temas, y cuando empezás a ver cómo reacciona la gente empezás a entender nuevos sentidos que tienen las canciones.
-Mucho de eso pasó en la gira y en la ruta.
Pablo: -La Delio es una banda de gira y de ruta: todo toma sentido en el escenario.
Convites y climas
-“La gira y la serenata” tiene varios invitados. ¿Cómo se fue dando?
Agustina: -Lo del Luna Park el año pasado, fue un placer enorme: estuvimos con el Chango Spasiuk, Karina, Nahuel Pennisi, Richard de Ráfaga. Después nos animamos también a hacer algo que que era El Patio de los Méndez: un momento del show donde cambia la la instrumentación, donde hay un clima intimista, hasta incluso más acústico; y ahí permitirnos tocar un repertorio que obviamente es de cumbia, pero con otra coloratura. Con Black y Mambo Méndez, que son otra generación: tienen de 50 años para arriba.
Y frenar: hacer eso en el show de La Delio fue arriesgado: nosotros estamos todos los músicos parados menos las percus...
Pablo: -Y la orquesta sonando a pleno todo el show.
Agustina: -Haciéndote bailar, y todo enganchado. Con orgullo, música de baile. Pero nos permitimos animarnos a hacer estas cosas.
Pablo: -Eso fue algo bien de la gira: no es que tiene que ver con el disco “El tiempo y la serenata”, sino que es un aditivo que encontramos cuando empezamos a montar el show de presentación; es algo que teníamos ganas de hacer hace mucho.
Este viernes va a pasar algo especial en ese momento del show, que es algo nuevo que sumamos para este año; y que por lo menos yo estoy muy manija de que pase.
-¿Por algún invitado en particular?
-Es un invitado en particular y es un momento que estamos generando dentro del Patio; que te abre un mundo entero. Funciona un poco como un falso intervalo: bajás la energía, se descansa un poco, pero la música continúa; y después vuelve la orquesta.
Con los años aprendimos que algo que siempre te dicen los maestros en la música: las dinámicas se escuchan cuando exagerás. Un momento de mucha dinámica y mucha energía se va a lucir más cuando venís de la quietud. Este momento genera eso: como bajás la orquestación, pasás a una guitarra acústica, dos tres instrumentos; cuando volvés a la orquesta pega el doble.
Un amor oriental
-Este verano salió la versión de “Cumbia de los dos” con Natalia Oreiro, y combinando los vientos con una sección de cuerdas. ¿Cómo se armó eso?
Pablo: -En algún momento hubo un contacto a través de nuestro manager: a Natalia le copaba la banda, y tenía interés de hacer algo; y fue “sí, claro”. Natalia es una artista que representa mucho el espíritu cultural del Río de la Plata: como cantante, como actriz como persona artística en general, por su carrera y todo. Entonces era un honor poder hacerlo con ella.
Se fue dando; con artistas así, que tienen una agenda complicada, tenés que ir adaptándote; y nosotros felices de eso. Armamos un video que salió re bueno: siempre sumar perritos levanta el amor...
-Claro. Hay algo que hace muchos años que Diego (Knoblovits), nuestro manager (que es parte de la cooperativa) dijo una cosa que se sigue profundizando: La Delio construye todo con capas de sentido. No es que vos escuchás o ves y ya está todo; sino que a medida que vas escuchando las canciones o viendo el show te encontrás con una capa, y atrás hay otra cosa más.
Tratamos en esto de que una letra que tal vez uno se la imaginaría por un lado, buscar en el video “también podría ser esto”. Quedó súper. bueno: es el tercer videoclip que sacamos de temas de “El tiempo y la serenata”; estamos trabajando en el cuarto, que va a salir en unos meses. Es la primera vez que hacemos videoclips con guión: es un desafío re lindo, y es otro lenguaje que adquirir artísticamente.
-El arreglo de cuerdas es de Mariano Fernández.
Pablo: -Sí: buscamos otra textura, otra coloración, para el relanzamiento del tema, porque entre que salió el disco y salió el videoclip había pasado un tiempo. Entonces dijimos: “Aparte de darle al público un videoclip de esta canción, está bueno que lo que escuche también tenga algo nuevo”: la voz de Natalia, claramente. Y buscamos terminar de saborizar esto, de darle sazón; y surgió esta idea de las cuerdas.
Pensar en canciones
-¿Qué se viene para el futuro del grupo?
Agustina: -Por un lado los viajes, y por otro lado ya estamos tramando algunas cosas, ahí en la sala, en lo que es el estudio de La Delio Valdez, con lo que serían las nuevas composiciones. Con muchas ganas de poder gestar un disco nuevo. Así que metidos en lo que sería el laboratorio de La Delio.
-¿Cómo se compatibilizan ambas cosas?
Pablo: -Complicado (risas).
Agustina: -El Tetris de la agenda.
Pablo: -Estuvimos todo este periodo con muchísimo tiempo para componer, para laburar las canciones. Después salió el disco, empezamos a salir a tocar, laburar mucho en el armado del show, otra pata a la que le venimos dando cada vez más trabajo. El armado escénico: el vestuario, los movimientos, lo coreográfico, lo teatral.
Fue pasando el tiempo, teníamos el mojón adelante: “Para esta época deberíamos estar empezando a laburar temas nuevos”; y veías que el mojón se acercaba y no habíamos hecho nada. Y hace poco empezamos a abrir de vuelta lo que nosotros llamamos “el escuchadero”, que es la carpeta donde vamos subiendo maquetas y van apareciendo cositas lindas. La situación es: “Bueno, tuve poquito tiempo para laburar y puedo traer esto”; y se va armando así.
Ahora vendrá un tiempo de combinación entre gira el fin de semana y laburo en la semana, porque tampoco tenemos la posibilidad de decir bueno, “no tocamos por seis meses”, porque somos un montón de gente. Entonces hay que trabajar.
-Se puede hacer un mix entre el trabajo de sala y el trabajo que tuvieron que aprender a la fuerza, en casa.
-Sí, un poco sí; igual ahora las ganas eran “vamos a juntarnos en la sala, encerrarnos y ver qué pasa; de lo otro ya tenemos bastante”. La idea es un poco más trabajar la música en la sala. Una frase interna de La Delio es que “la sala habla”.
Cooperativa cultural
-¿Cómo se logra sostener la dinámica de un grupo tan grande, que además de ser una una orquesta ejerce diferentes tareas o roles en la estructura de producción, en este formato de cooperativa?
Agustina: -Desde el inicio todos tuvimos que hacer todo. Hay algo de tener esa doble o triple tarea desde el principio: no es que solamente somos músicos, sino que siempre estuvimos ocupados de: en dónde tocar, con quién; cómo tocar, cuándo; cómo vestirnos, cómo nos gusta trabajar, a qué ambientes apuntamos...
Agustina: -También. Y siempre todo en plena discusión y en pleno debate: una orquesta que tiene un diálogo impresionante. Mis recuerdos de los primeros ensayos eran mucho tiempo: todo un tiempo de tocar en la sala, y una vez que terminaba el ensayo nos sentábamos afuera en el patio; y era una hora y media mínimo, hablando de todo lo que es la producción. Lo que se nos vino después es cómo delegarlo.
Pablo: -Y aparecen nuevas cosas. El proyecto crece todos los años, y (toco madera) espero que por muchos años más sea así. Entonces cada nuevo año es distinto, hay nuevas posibilidades y nuevos desafíos. Muchas tareas fuimos aprendiendo, y desde un principio hubo una cosa de reinversión, ir contratando profesionales para ciertas tareas: sonidistas, asistentes de escenario; alguien que hiciera representación.
Hoy hay un equipo de profesionales tanto en el área de la producción y la gestión como de lo artístico, los escénicos. Pero claro, nosotres tenemos nuevas tareas por hacer, y el objetivo es que cada socio de la cooperativa ocupe ciertas tareas que es necesario que la haga un socio. Y que todo lo que se pueda tercerizar a un profesional formado en eso, y tengamos la posibilidad económica, hacerlo.
Hay una sensación de que las cooperativas inventamos de manera aislada la pólvora todo el tiempo: hay algo con respecto a cómo se organiza el trabajo, las discusiones; y más en las cooperativa culturales, que hay menos antecedentes. Entonces hay mucho debate sobre cosas que tala vez en el mundo laboral por fuera está muy resueltas; porque hay un patrón que dice “esto es así”; de última negocia con cada empleado.
Acá todos los socios nos podemos a discutir cuánto vale el trabajo, cuantas horas trabajamos, cómo nos organizamos.
-Es una exigencia mayor en lo convivencial.
-En un punto sí, pero también es un concepto de trabajo muy superador. No es un trabajo donde decís: “Voy, hago lo que tengo que hacer; después vuelve a mi casa, hago mi vida; ya cobré, le di la plusvalía al patrón, y listo”. Acá el trabajo se entremezcla con tu proyecto de vida, con el proyecto de vida de tu compañero y tu compañera; donde el trabajo se adapta a tu proyecto de vida: nosotres decidimos cómo queremos trabajar. Las condiciones de trabajo las generamos en la cooperativa, por acuerdo entre los socios.
En el mundo laboral por fuera de las cooperativas es más “una cosa es lo del trabajo y otra cosa es mi vida”. Te aliena un poco esta cosa de “hay ocho o 10 horas de mi vida que las dedico a algo que no es mi vida”; si dormimos ocho te quedan cinco o seis horas para hacer algo.
Acá hay un nivel de intimidad y familiaridad en lo laboral; y de solidaridad, porque estamos todos atados con la misma soga: si se cae uno, nos caemos todos con esa persona. Entonces tratamos de ayudarnos y de sostenernos.