Sábado 5.6.2021
/Última actualización 3:26
“A veces regresa en el día, en la inmóvil luz del día de verano, aquel remoto estupor”. Esta cadena de palabras, cuyos eslabones fueron unidos alguna vez por el italiano Cesare Pavese, es la elegida por la escritora Gabriela Schuhmacher como epígrafe de su último libro “Golpe de frío” que publicó Ediciones UNL de Santa Fe. Y funciona como síntesis del contenido de las páginas que vienen después, que son esencialmente una evocación, tal vez autobiográfica, de aquellas vivencias y sensaciones de la infancia que dejan marcas que volverán a aparecer a lo largo de la vida.
“Golpe de frío” incluye poemas que la escritora concibió en 2019 y a los cuales les dio la edición final a lo largo de 2020. Pertenece a la colección “Itinerarios breves” y tiene el privilegio, destacado por la propia autora, de estrenar nuevo diseño y formato. “Este libro es particular porque no sigue la línea de escritura que tuve en los anteriores. Es la primera vez que tomo mi voz y no recurro a una reconstrucción de voces de otros. Me instalo en un momento, que tiene que ver con un pasado que corresponde a la infancia”, expresó en una entrevista concedida al programa “A sala llena”, que se emite a través de Radio Eme.
Para Schuhmacher, lo que caracteriza fundamentalmente al libro es una atmósfera, un tono que recorre, al decir de Pavese, ‘aquel remoto estupor’. “De hecho, el libro arranca con un epígrafe que a Pavese, porque a su vez me gusta la escritura que relee y reescribe. Por eso en este caso está atravesada por ‘Trabajar cansa’ del propio Pavese. Hay algunos de sus poemas que impregnan estos otros que construyen o van entramando ‘Golpe de frío’”, remarcó la escritora.
Lo anterior es ostensible en esos versos que pertenecen, justamente, al poema que da nombre al libro: “La muerte pasa cerca, si sentís un raro escalofrío que te atraviesa el cuerpo, dijo Doña María mientras ofrecía los lotes de verduras al borde de la ruta. Le creímos, cómo no hacerlo, esa sensación aparecía seguido”.
Pese a la evocación de un tiempo, no hay en el libro un aire de nostalgia respecto de ese pasado. “La escritura fue el mejor lugar que encontré para poder ver lo que no vi en el pasado, convocar voces que alimenten mi voz y a su vez, desde ese lugar, poder vislumbrar mi futuro ‘Golpe de frío’ apunta más que nada a esta cuestión de lo que provoca la pérdida como punto crucial en la etapa infantil. Y cómo ahí está la información para continuar”, sintetizó.
Gentileza de la autoraFoto: Gentileza de la autora
Algo de eso está reflejado el tramo en que la autora escribió: “Un día papá entró y nos dijo: Javier se accidentó, está en coma. Nunca más caminaríamos una tarde sobre el lecho del viejo río, nunca diría lo que vio”.
La costa, el paisaje elegido
Consultada respecto a las motivaciones para escribir, Schuhmacher asegura que en su caso son diversas y caóticas. “Tengo varios puntos de escritura que no logro resolver hasta que un día todo está claro. Entonces surge la pregunta: ¿Cómo no lo ví antes? Eso ocurre. Entonces, viene la necesidad de ir cerrando lo que se fue, de algún modo, visualizando. Creo que la escritura es una cuestión de etapas que no siempre se disfruta o sirve para evocar o recordar”, aseguró.
Apuntó también que le gusta experimentar. “Nunca un libro continúa la experiencia del otro en forma directa. No sigo la misma línea de escritura. Pero sí hay un paisaje que los caracteriza. Y en este caso, es la costa santafesina. Recurrí a mi paisaje, en este caso toda la poética está ubicada en San José del Rincón y Arroyo Leyes, lugar amado donde transcurrió gran parte de mi infancia. Un lugar al cual siempre se vuelve a través de los recuerdos, pero al cual tuve necesidad de volver a través de la palabra”.
Este escenario tan concreto está presente en esos versos que dicen: “La casa se levantó en el último lote antes de llegar a la avenida de arena. Para un lado estaba el pueblo, para el otro, el campo de gladiolos, melones y sandías. Los quinteros, con un pañuelo en la cabeza y el torso descubierto, tiraban detrás del alambrado las plantas malformadas”.
Ediciones UNLLas nuevas instancias de convivencia que impuso la pandemia, fueron atravesadas por Gabriela de diferentes modos. “Al principio fue un gran desconcierto que no me permitía organizar absolutamente nada. Sin embargo, después ocurrió algo que nunca me había sucedido, que es tener una estructura y un lugar de trabajo reorganizados. Creo que escribí más que en tiempos normales, lo cual es una novedad. Fue un tiempo de repensar situaciones y la propia práctica de la escritura. De trazar nuevas líneas. Algo necesario”, finalizó.