Viernes 15.12.2023
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“Acá abajo hay sótanos” es el título de un libro que editó Contramar y que está compuesto por cuentos de terror escritos a cuatro manos por Analía Giordanino y Florencia Ordiz. Los textos tienen como marco de contención al género, pero las autoras se reservan un margen para jugar con los límites y disfrutar así el proceso de la escritura. La ciudad de Santa Fe es el escenario y el insumo es una mezcla de hechos reales que funcionan apenas como disparador para construir mundos ficcionales sugestivos, con personajes y atmósferas que envuelven al lector con habilidad: “el aire acondicionado refrescaba el olor a encierro que parecía emanar de la estética mezquina del lugar: paredes de un color oscurecido, indefinido por la mugre del paso de los años”.
Gentileza ContramarGiordanino y Ordiz accedieron a una entrevista con este medio en la cual repasaron los orígenes del libro y la experiencia de escribir juntas. Todo arrancó hace algunos años cuando Florencia compartió en redes sociales una noticia con aristas bizarras, sobre un niño con máscara de payaso que salía a asustar a la gente. “Lo más interesante no era el hecho en sí, sino los comentarios que se desprendían de ella”, explicó. Una de las personas que se hizo eco fue, precisamente, Analía. A partir de allí, surgió la inquietud compartida de recolectar noticias de tales características para que puedan servir como insumo para poder generar ficción. Esto, en cierto modo, funcionó como una columna vertebral para trabajar en tándem.
Gentileza Contramar“Fue un trabajo muy fino y lento. Primero tuvimos que conocernos, ir probando qué tipo de escritura queríamos, proponiendo distintos ejercicios”, explicó Giordanino. Hay que señalar que las dos autoras tenían experiencias previas en esta vertiente de la construcción conjunta de textos. En el caso de Ordiz, producto de su experiencia en el teatro, donde la construcción colectiva es uno de los ejes centrales. Y en el de Analía, por su predilección por un formato, que está atravesado por la premisa de pensar la escritura siempre con alguien, nunca en soledad. “Es una práctica común en mí”, expresó.
Gentileza ContramarTemores bien santafesinos
Además de las noticias elegidas como disparador, el “territorio” pesó mucho en la gestación y el crecimiento de “Acá abajo hay sótanos”. Es decir, esa “Santa Fe terrorífica” (de hecho, ese el título elegido previamente) que brinda el marco para los relatos. “El lugar es importante, para agregar a qué le tiene miedo el santafesino. Encontramos una constante, que le teme al otro, al que no pertenece a la urbe. Esto, que es como un clásico en general de todo el planeta, tiene como un microclima en Santa Fe, donde se expulsa al que no está en el centro. Es algo que atraviesa distintas épocas”, expresó Analía.
Gentileza ContramarPara lograr una conexión más profunda con los lectores, las escritoras realizaron recorridos por la ciudad en busca de inspiración, al modo de los artistas del impresionismo. La idea fue tomar imágenes y a partir de allí imaginar personajes y situaciones. “Hubo muchas charlas respecto a qué nos pasa a nosotras con Santa Fe, a partir de anécdotas y vivencias”, expresó Flor. Que también están contenidas en los relatos.
Tal como señala Carina Radilov Chirov en la contratapa, “en tiempos de new weird y narrativas extrañas, los cuentos de este volumen entraman realidad y ficción en una serie de actos reivindicatorios de las memorias populares. En ese gesto, ‘Acá abajo hay sótanos’ se vincula con otras publicaciones recientes de la editorial como ‘Febriles’, Germán Ulrich, que se esfuerzan por entretejer memorias de Santa Fe a 450 años de su fundación y a 20 años del episodio más trágico de los últimos tiempos: la inundación de 2003”.
Gentileza ContramarAntes de finalizar, tanto Giordanino como Ordiz valoraron la experiencia de trabajo con la editorial, donde hallaron no sólo una lectura atenta de sus trabajos, sino también una publicación acorde a las expectativas previas.