Jueves 26.1.2023
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Si el litoral y sus paisajes están en el ADN de la poesía de Julio Migno y los suburbios porteños son inescindibles de los versos de Evaristo Carriego, la obra de Juan Carlos Dávalos está ligada profundamente al norte argentino, en especial a la provincia de Salta, donde nació y murió. Este poeta argentino, considerado como uno de los más influyentes en las letras sudamericanas en la primera mitad del siglo XX, consagró la mayor parte de su obra a la geografía y la cultura salteña, acervo que se ocupó de difundir desde su rol de literato hasta el día de su muerte, el 6 de noviembre de 1959.
A principios de octubre de 1937, Dávalos estuvo en la ciudad de Santa Fe y brindó una conferencia que generó profunda satisfacción ante el auditorio. La misma, que se concretó en la sala de la planta alta del Museo Rosa Galisteo de Rodríguez, fue patrocinada por la Asociación Amigos del Arte. El título fue “El Norte Argentino y su expresión literaria. Los collas, costumbres, vida, canciones, leyendas y fábulas regionales” y demuestra la intención de Dávalos de profundizar su condición de “glosador de las costumbres, creencias y supersticiones populares de Salta”. Que lo convirtió en poseedor de una bibliografía estimada por los estudiosos de la materia.
Foto: Archivo El Orden / Hemeroteca Digital Castañeda“En el acervo del saber popular, en lo que el pueblo canta o cuenta el literato halla campo propicio para cultivar las aptitudes de su inteligencia cuando el destino le fuerza a permanecer lejos de las corrientes que más interesan y apasionan al espíritu del hombre de hoy”, expresó Dávalos para abrir su exposición.
Seguidamente, explicó que “para la mejor captación de la disparidad de ritmo con que sienten pasar la vida la gentes de pueblos del Norte argentino, contemplativas por excelencia, y la de los pueblos del litoral, arrebatadas por el vértigo creciente del progreso y dueñas apenas de pocos y preciosos instantes, cuando un anhelo de paz y de expansión espiritual las embarga, nada mejor que penetrar en el sentido de las leyendas, cuentos y fábulas de las que existe en el Norte un rico venero y con las que se ha dado origen a un arte y a una literatura peculiares”.
“Es esencia del arte sustraer al hombre del devenir incontrarrestable. Por virtud del arte, el tiempo se detiene, fjando para la eternidad, en un gesto, en una actitud, en una expresión o en una nota de color. El alma del pueblo, en medio de la opaca y vulgar existencia diaria, capta esos momentos excepcionales en que Ia gracia de lo divino roza con sus alas doradas la frente sudorosa y ruda de los mortales”, aseguró Dávalos en su histórica conferencia.
Llegado a este punto, apeló a una metáfora muy potente: desde su óptica el poeta es una antena ultrasensible inserta en el corazón de las multitudes. “Comprenderéis entonces cómo toda mi obra no es sino un fenómeno de resonancia: lo que en mi pueblo suele estar en potencia, es expresión y forma en mi verso y en mi prosa”, remarcó.
Foto: Archivo El Litoral / Hemeroteca Digital CastañedaRecitado de obras propias
Durante su exposición, Dávalos se refirió también a las cuatro grandes divisiones que los folcloristas han establecido en el estudio y glosa del saber popular: narraciones tradicionales; costumbres; supersticiones y creencias y lenguaje popular. “De cada una de estas divisiones el conferenciante dio bellos ejemplos con la lectura de algunas páginas más representativas de su producción en prosa, como asimismo con el recitado de diversas composiciones en verso, entre ellas el “Guía blanco”, poesía de acertados toques descriptivos y de una penetrante emoción”, escribió el cronista de El Litoral en su edición del 8 de octubre de 1937.
Foto: Archivo El Litoral / Hemeroteca Digital CastañedaA través de la conferencia de Dávalos, “la Asociación Amigos del Arte, patrocinante del acto, sumó un lauro más a los muchos que lleva conquistados desde la fecha de su incorporación al campo de las actividades artísticas e intelectuales de nuestro medio”, afirmó Diario El Litoral al hacer un balance de la exposición del escritor. Al mismo tiempo, se escribía una página más en la destacada bitácora de visitas culturales ilustres que tuvo Santa Fe. En agosto de 1939, Dávalos volvió a la capital de la provincia. Esta vez, ofreció una conferencia en el Círculo Italiano. Habló sobre “Relato de la selva” y leyó poemas de