Llega desde Madrid otra increíble historia sobre Ariel Ramírez
Esteban Borzone cuenta que su abuelo Rodolfo recibía todas las tardes en su casa de barrio Sur a un joven Ariel entusiasmado por tocar su piano de cola. Por allí pasó también Atahualpa Yupanqui, entre otros.
Archivo El Litoral Registro. En el centro de la imagen, Ariel Ramírez en la casona de Borzone. La foto es del 25 de julio de 1942, en ocasión de un homenaje a Armando Discépolo. Aparecen también en la imagen, entre otros, los pintores Enrique Estrada Bello, Sergio Sergi y Libero Fridman.
Era la esquina sureste de General López y 1° de Mayo. Un rincón con mucha historia del antiguo barrio Sur de la ciudad de Santa Fe. Allí había una casona con un gran ventanal siempre abierto, desde donde al pasar a bordo del tranvía o caminando por la acera se solía escuchar el armonioso sonido de un piano de cola. La casa museo del doctor Borzone, la llamaban. Pero también del escritor, el artista y el anfitrión de muchas personalidades. Es que por ese enorme living con paredes tapadas de grandes obras de arte, de Quiquela Martín y otros artistas, pasó un joven llamado Ariel Ramírez. Como pasó también un tiempo antes otro joven, Atahualpa Yupanqui.
La familia Ramírez vivía en barrio Sur, sobre calle Buenos Aires 235, muy cerca de la casona de los Borzone. Ariel estudiaba en la escuela Normal y tomaba clases con una profesora del barrio, Angélica Velardez. Habrá sido quizá la cercanía en el vecindario y la posibilidad de tocar ese piano de cola, sumada la generosidad del doctor Borzone, lo que llevó a Ariel a disfrutar de la música en un ambiente lleno de arte.
Archivo El Litoral Testimonio. Roberto Chavero, más conocido como Atahualpa Yupanqui, con la guitarra que le obsequió al santafesino en mano, en la residencia de Borzone.
Testimonio. Roberto Chavero, más conocido como Atahualpa Yupanqui, con la guitarra que le obsequió al santafesino en mano, en la residencia de Borzone.Foto: Archivo El Litoral
Esta fascinante historia llega unos días más tarde de la publicación de El Litoral del documental transmedia sobre la vida y obra del pianista y compositor Ariel Ramírez, el "Paisano santafesino", que el pasado sábado 4 de septiembre hubiese cumplido 100 años. Ello fue motivo de celebración. Y el especial promete nuevas emisiones de podcasts y capítulos de una serie documental apasionante, hasta fines de diciembre en El Litoral.
"Hola, mi nombre es Esteban Borzone, soy santafesino pero vivo en Madrid", comenzó el mensaje que cayó vía web a esta redacción. "Quiero contarles que mi abuelo Rodolfo le prestaba su piano de cola a Ramírez cuando era joven", agregó. Y tras una videollamada, el cocinero y emprendedor radicado en España relató los detalles de esta increíble historia, con el aporte de documentación y fotografías de gran valor.
Archivo El Litoral Atahualpa Yupanqui. Con su primera guitarra, en la casa de Rodolfo Borzone en Santa Fe. Dicha guitarra fue donada por Yupanqui a Borzone y se conserva en esta ciudad, según cuenta el nieto de Borzone, Esteban Borzone.
Atahualpa Yupanqui. Con su primera guitarra, en la casa de Rodolfo Borzone en Santa Fe. Dicha guitarra fue donada por Yupanqui a Borzone y se conserva en esta ciudad, según cuenta el nieto de Borzone, Esteban Borzone.Foto: Archivo El Litoral
Rodolfo Amadeo Borzone fue un médico microbiólogo santafesino que además de la ciencia era un apasionado por el arte y las letras. Junto al poeta salteño Juan Carlos Dávalos fundó en 1923 la Cofradía de los Caballeros de la Orden del Poncho. Según cuenta hoy su nieto Esteban, trabajó junto a Salvador Mazza en la lucha contra el mal de chagas y la lepra, con Esteban Laureano Maradona, fue profesor de Ernesto "Che" Guevara, "un alumno muy cercano", dice su nieto, quien además asegura que recibió en su casa de barrio Sur a Albert Einstein en su paso por Santa Fe y al poeta español Federico García Lorca, entre otros sorprendentes vínculos. También viajó por el mundo para exponer sobre medicina y sobre folklore.
"Ariel pasaba mucho tiempo tocando el piano en la casa de mi abuelo", cuenta Esteban desde los recuerdos de su familia. Fue en una de esas noches de veladas musicales santafesinas cuando Ramírez quedó asombrado al escuchar una interpretación de Arturo Schianca. "Esa noche que lo escuché tocar el piano me cambió la vida -contó alguna vez Ramírez-. Me enteré de lo que era la música. Tendría sesenta y tantos años y un dominio de los ritmos folklóricos tradicionales sureños que me volvió loco -dijo entonces el Paisano santafesino-. Cuando tocó su Danza de las espuelas yo no podía creer lo que estaba escuchando". Cabe consignar además que Ramírez ya conocía a Schianca porque éste era inspector de Música y solía visitar su escuela, la Normal.
Juventud. Ariel Ramírez sentado en el piano de cola, en casa del Dr. Borzone, en 1938. Foto: Colección AR - Museo del Teatro Municipal 1° de Mayo.
La guitarra de Don Ata
También revela Esteban un secreto familiar. Dice que la primera guitarra de Don Ata, el músico y poeta de "los caminos del mundo", se conserva guardada "bajo siete llaves" en esta ciudad. "Fue un regalo que le hizo Atahualpa a mi abuelo, y ello está documentado en el libro autobiográfico de Yupanqui", cuenta Borzone.
El libro al que refiere es "Este largo camino", una autobiografía de memorias rescatadas por Víctor Pintos, en la que Yupanqui relata: "Abandoné un día esa muy querida provincia de Entre Ríos y crucé a Santa Fe. Creo que nunca fui tan pobre de toda pobreza como en ese tiempo. Llevaba conmigo la guitarra primera, la de mi adolescencia. Me gritaban en la memoria las viejas canciones de la pampa (…) Mis deseos de leer y de informarme acerca de los trabajos literarios del mundo pude lograrlos gracias a la gentileza de un médico, Rodolfo Borzone, que poseía una enorme biblioteca y mucha bondad para la gente que camina (…) La vieja guitarra quedó para la colección del doctor Borzone en Santa Fe".
Archivo Museo Ramirez Municipalidad de Santa Fe. Juntos. Atahualpa Yupanqui junto a Ariel Ramírez, un tiempo más tarde, en 1962.
Juntos. Atahualpa Yupanqui junto a Ariel Ramírez, un tiempo más tarde, en 1962.Foto: Archivo Museo Ramirez Municipalidad de Santa Fe.
Sabido es contado de boca de Ramírez que los caminos del "Paisano santafesino" y de Don Ata se cruzaron azarosamente durante una peña musical una noche en la ciudad de Córdoba, cuando Yupanqui ya era un músico que comenzaba a ser reconocido y Ramírez comenzaba su viaje exploratorio en busca de nuevas melodías por el país, el continente y más tarde gran parte del mundo.
Birri Pravisani. Colección AR - Museo del Teatro Municipal 1° de Mayo. Ariel Ramírez, Argentino Valle y Rodolfo Borzone en casa de este último, en 1938.
Ariel Ramírez, Argentino Valle y Rodolfo Borzone en casa de este último, en 1938. Foto: Birri Pravisani. Colección AR - Museo del Teatro Municipal 1° de Mayo.
Aquella noche fue Atahualpa, asombrado por los dotes musicales de Ariel, quien le pagó un pasaje en tren para que vaya a descubrir el noroeste argentino en busca de sus melodías. Desde entonces ambos perduraron cruzados en el tiempo. Y cobra una atmósfera mágica saber ahora que algunos años antes ambos pasaron por la casona de Borzone en Santa Fe, sin saber nada el uno del otro. Como una preparación del destino.