Lollapalooza 2024: fin de fiesta entre todas las latitudes
El colombiano Feid celebró ser el primer reggaetonero en coronar un festival. Jared Leto demostró que puede hacerse su película en el escenario, con Thirty Seconds To Mars. El irlandés Hozier compartió sus exploraciones, mientras que los californianos de Limp Bizkit demostraron que todavía juegan. La estadounidense-colombiana Jessie Reyez explicó por qué la llaman para componerle a Dua Lipa. La mexicana Ximena Sariñana, la colombiana Gale, el texano Dayglow y lo argentinos Bandalos Chinos pudieron poner en escena sus ideas.
Final de Feid. Crédito: Gentileza Lollapalooza Argentina
La tercera jornada de Lollapalooza 2024 comenzó definitivamente soleada, en un Hipódromo de San Isidro más poblado por mariposas y libélulas que por Aedes Aegypti, al parecer. El escenario Flow fue abierto por el cuarteto indie femenino de origen patagónico Fin del Mundo, mientras que el Alternative Stage fue inaugurado por el ecléctico Mat Alba.
“Esto es Joven Breakfast, desde Godoy Cruz, Mendoza: re la loma del orto”, se presentó Bruno Beguerie Petrich, al abrir el Escenario Samsung. El ex bajista de Perras on the Beach (hermano de Lucía, baterista de Usted Señálemelo), hoy relanzado bajo este nuevo nombre, llegó con una propuesta que suma las voces rapeadas y las bandejas con voces cantadas y una formación groovera en vivo, con teclado y trombón.
Bajo el ardiente sol de las 13:15 salió Abril Olivera (de vestido de corte irregular y botas altas), una de las voces femeninas de Nafta (la más angelical, si pensamos en An Espil como la más oscura), a mostrar su proyecto solista, plasmado en un álbum que lleva su nombre de pila.
Entre el R&B, el funk y la bossa nova, se apoyó en una formación de cuarteto. Comenzó con “Por el bien” y la bossa “Todo el tiempo”, siguiendo con “otra bossa, pero no tanto”: “MKOB”. Espil y Magamo (el cerebro de Nafta) fueron los invitados para “Cada vez” y, tras “Me fui”, la rapera Acus tiró unas rimas en “Con mi amiga”. Abril se despidió con “Toda la noche” y “En algún lugar”.
Fermín (Ugarte) llegó con su propuesta de canción techno pop, secundado por un DJ/programador, una tecladista y un percusionista electrónico/guitarrista acústico. Repasó “Menos mal”, “Berlín y “Parque de la Costa”, antes de hacer “Down” junto a “Six Sex” (de pollerita mínima y pantuflas de garras) como primera invitada, aportando su voz sugerente.
Fermín y Dillom. Crédito: Gentileza Lollapalooza Argentina
La cosa siguió con “Rotonda”, la uptempo Logos y luego “Botón”, con el últimamente pelirrojo Goyo Degano de Bandalos Chinos como segundo convidado. Dinamita pasó medio “de chill”, antes de compartir “Paraíso” con Dillom (con remera de Babasónicos) y redondear el set con la balada “Primavera”.
Chicas poderosas
La mexicana Ximena Sariñana ganó el Alternative para mostrar su actualidad como figura madura, si perder su aura de niña. Un presente bastante electrolatino, a juzgar por los ritmos de sus canciones y la sonoridad de su banda (todos hacen coros, y eso suma una identidad). Hasta su vestuario (corpiño, top desprendido y pantalones anchos) le dieron un look urbano, lejos de los vestidos a los que se asocia su imagen. “Si tú te vas” salió hitera, melancólica y tropical; “La vida no es fácil” pasó rumbosa, con Ximena recorriendo el escenario.
Ximena Sariñana. Crédito: Gentileza Lollapalooza Argentina
Minutos después la portorriqueña Gale (Carolina Isabel Colón Juarbe) llamaba desde el Escenario Flow con su electropop energético, mix de melodías compradoras y guitarras potentes. Abrió el set con "Inmadura y Problemas. Hizo subir a una fan para que filme “D Pic”, una canción que habla de las fotos publicadas sin consentimiento; y quedó shockeada cuando la invitada le mostró un tatuaje con su nombre. En “1+1” se metió con su autoafirmación y en Nubes con “el placer de la mujer”; cruzó la balada con el dembow de su tierra en “Ahora sí”.
Para ese entonces Sariñana estaba en el clímax, saltando con “No vuelvo más”. “Viva México”, tiró, sobre el comienzo funk de “Sin ti no puede estar tan mal”, con su riff a lo Arctic Monkeys. “Cortito pero delicioso”, dijo sobre su set, antes de despedirse con “Vidas paralelas”, mientras Gale lo hacía con “Nuestra canción”.
Muchachos al sol
A las 15.15 El Zar salió puntual, aunque las visitantes estaban tocando todavía. El dúo integrado por Facundo Castaño Montoya en voz (musculosa negra y pantalón de vestir amarillo) y Pablo Giménez en guitarra (pantalón de cuero sintético, poco recomendado para el calor) se amplió en banda mixta, en la que se destaca la corista Sasha Conte.
La lista recorrió Qué pasa”, “Lo que fuimos”, “Tarde o temprano”, “, Apasionado”, “Bandido”, “Tres días”, “Superstar”, “, Las voces” y “Perdiendo el control”. “Que lindo día tocó”, opinó Facundo, antes de “El momento perfecto”. En “La declaración” incitó a agacharse para dar todos juntos un salto final.
“¿Como están, Argentina? Esta es nuestra primera vez, espero que sea un show divertido”. El que habló en plural fue Sloan Struble, el texano autodidacta de 24 años conocido como Dayglow: quizás porque ve a su backing band como una extensión de sí mismo; hasta hace un tiempo eran los originales, pero ahora sólo queda el baterista Brady Knippa.
El rubio puede darse por hecho, al tener su primer “Olé olé” (algo que alguna vez dejó de tener onda pero ahora volvió: si el año pasado había que meter “Muchachos” en todo, ahora este fue “lo in” del encuentro).
Lo suyo son canciones de indie pop alegre como “Then It All Goes Away” y “Fair Game”. Recuperó “There She Goes”, canción de The La’s de 1991, como intro a “Like She Does”, y mostró su alma hitera en otras como “False Direction”.
A esa misma hora, León Larregui, vocalista de la banda mexicana Zoé se presentó en el Alternative, presentando “Prismarama”.
Primera cita
Dos manos gigantes abiertas coronaron el escenario en el que salió la canadiense de origen colombiano Jessie Reyez: una morocha de belleza natural, de largos rulos, sonrisa ancha, vistiendo corpiño al crochet y minishort de jean. Acompañada por un trío de teclados, guitarra y batería.
“Son muy dulces”, dijo en inglés. Hizo como que hablaba mal castellano, como muchos hijos de latinos; pero al final mostró su acento colombiano. Dijo que este primer encuentro con el público argentino era como “una primera cita”, como comienzo de la relación.
Jessie Reyez. Crédito: Gentileza Lollapalooza Argentina
Pasó por “Mutual Friend” y contó: “Con las parejas soy complicada: soy muy celosa y no quiero llegar a la cárcel”, disparó antes de “One and Only”: un slow tengo romántico, en el que le regalaron una camiseta argentina que decía Jessie y tenía el número 21, y se la puso enseguida.
Contó que Bob Marley era uno de sus ídolos, y que cuando la llamaron para grabar “Is this love” para la película “era una montaña”, pero a la vez una oportunidad. Así que procedió a interpretar su versión, que lució aniñada en los colores de su voz (con agudos muy souleros y una zona grave más nasal.
Siguió comentando sobre dar y recibir toxicidad en las relaciones. Trajo una canción de su primer álbum que hizo con Eminem, “Coffin”, y se la hizo cantar a una tal Micaela, presionándola: “No la cagues”. Contó la historia de un productor que le exigió sexo a cambio de cumplir sus sueños (“hijo de puta”, coreó la audiencia) que plasmó en la rapeada “Gatekeeper”; hablando de empoderamiento femenino, dejo que la guitarrista Heather Crawford (que ha girado con Billie Eilish) remate con un solo.
Habló de la friendzone, preguntó si alguien había logrado salir y asistir al festival con la persona, y levantaron la mano unos muchachos llamados Diego y Alejandro. A ellos les dedicó “Forever”, en la que recorrió el pasillo al mangrullo, haciendo cantar a fans que la sabían.
Dijo que quería bailar y puso “Que calor”, de los extintos Supermerk2. Invitó a sus padres, que estaban en bambalinas, a bailar. “La vida es muy corta pa’ no gozarla”, reflexionó. Contó que fue bartender y cajera, pero después escribió canciones para otros. Y que su primer número uno en Billboard fue “One Kiss”, en las voces de Calvin Harris y Dua Lipa: la banda tocó sobre un fragmento del tema, pero ella no tapó la voz de la albano-británica.
En el final, se sentó con la guitarra acústica para “Figures”: un mensaje a ella misma en tiempo de depresión, que la banda retomó en clave soul para que ella mostrase sus matices expresivos. Allí metió cada uno su solo, para ser presentado: el baterista Chino de Villa, el tecladista Mark James (lo hizo tocar con los ojos tapados) y Crawford.
Subidos a la montaña
Pierce The Veil fue recibido en el Alternative entre papelitos amarillos, con una propuesta de post-hardcore/emocore, que hubiera quedado más integrada en el Día 1.
Pero la mayoría se fue a ver, o a curiosear, al show de Bandalos Chinos, en un horario destacado de la tarde: un nuevo paso consagratorio en la carrera del grupo. Recorrieron “Isla”, la entradora “Mi fiesta”, “Una propuesta”, “Súper V”, “El club de la montaña”, “Paranoia pop” y “Sin vos no puedo. “Después de tanta lluvia, no era el día para quedarse en su departamento”, comentó Goyo (el Degano que no nada) para introducir “Departamento”.
“El que se la sabe, ¿me ayuda?”, preguntó: “Quizás fue demasiado/hablarte del pasado...” salió de centenares de voces en “Demasiado”; “Vos estás cansada de intentar es una frase calamariana, se pudo reflexionar, mientras sonaba un solo sentimental en la guitarra de Iñaki Colombo. Que se pasó a la acústica para “Vámonos de viaje”; pero termina de nuevo en la eléctrica, zapando con wah-wah: su sonido es tan característico del grupo como la voz del frontman o los teclados de Salvador Colombo, quien justo tiró: “Porque puedo: le mando un saludo a mi mamá”
Relajaron en el momento para “Nunca estuve acá”, apoyada en la percusión de Maxi Sayes, y enriquecida por dos solos de saxo de Pablo Vidal, seguido por un solo de Sayes.
“Tu órbita” mostraba los últimos pasos de baile de Degano por el ancho del escenario. Pero hubo tiempo para una más: “Dije tu nombre”, apoyado por la corista petisita Ine Maguire, que se sumó (ahora sí) los últimos pasos sobre el groove del bajista Nicolás Rodríguez del Pozo
Trovador
Con Hozier saliendo en el crepúsculo empezó el tramo principal de la jornada de cierre. Flaco, apenas barbado y pelilargo, luce como un Jesucristo urbano y posmoderno (lo que para un irlandés debe ser demasiado). El arranque fue con “Eat Your Young” y sus estribillos en falsete, con una formación que sumó violín (a cargo del guitarrista), cello, órgano, piano y coros femeninos.
“Han pasado diez años, así que gracias, es bueno verlos, sostuvo, antes de “Jackie and Wilson”. Anunció “Francesca”, que fue del colchón del órgano a la potencia de toda la banda.
“To Be Alone” arrancó blusera, pero se fue poniendo dark por momentos. Vino “Dinner & Diatribes” y pidió que canten con él en una altura imposible (pero la masa siempre afina, como en la cancha)
Se colgó la acústica, con la banda fuera del escenario. “Este es un lugar ruidoso, vamos a tratar esta canción suave. “Es un día especial para mí: es San Patricio en Irlanda, y además es mi cumpleaños”. Dejó que le canten el “Feliz cumpleaños”, antes de entrarle a “Cherry Wine”. Llamó de nuevo a la banda; intro de cello y violín cruzándola con coros gospel y palmas para “Work Song”. La electricidad volvió con “De Selby (Part 2)”.
De nuevo con la acústica, envuelto en las voces de todo el grupo y un beat en la batería, le dio sabor folk “Would That I”. Tocando la eléctrica con los dedos atacó “Almost (Sweet Music)”, acompañado por el órgano de Welcome Ryan Connors. Quien abrió los solos de presentación: Wenrich en violin y guitarra, Melissa McMillan on teclados y voses, Rory Doyle en batería, Larissa Maestro en cello, guitarras y voces; Kellen Michael Wenrich en guitarra y violin, Larissa Maestro en cello y Melissa McMillan y Kamilah en los coros.
Me gustaría escucharlos cantar en esta: era “Take Me to Church”, su mayor éxito, y la audiencia le respondo con creces. Él fue subiendo en intensidad emocional, con las voces de las como un muro sonoro. Ahí se fue a la valla a cantar la última vuelta, terminando en una explosión de la banda. “Esperamos volver pronto", esbozó antes de irse.
Performer integral
Instantes después, sin fisuras, el inefable Jared Leto corría por el escenario opuesto al frente de Thirty Seconds to Mars, de túnica y un solo guante, con su hermano Shannon en la batería: rubio como Ryan Gosling haciendo de Ken, y con un pijama de abejitas. Largaron con “Up in the Air” y “Kings and Queens”, con fuegos artificiales en el crescendo, y una no recomendable bengala en la mano del actor-cantante. Al costado, Stevie Aiello fungió como director musical y multiinstrumentista en las sombras.
Jared Leto de Thirty Seconds to Mars. Crédito: Gentileza Lollapalooza Argentina
El ganador del Oscar por “The Dallas Buyers Club” izo corear “This Is War”, para arrancar la canción de rock alternativo estadounidense post 90. Pero hizo parar a sus compañeros, para asegurarse de que el público estaba bien y que iban a agitar los suficiente, antes de seguir. Hubo una segunda parada, para pedir que se corran todos “un paso atrás”, y que si alguien se caía lo levanten. Terminaron en redoble de batería, con globos negros rebotando en el público en el cierre.
“¿Alguien quiere bailar en el escenario?”, preguntó Jared, eligiendo él quiénes subían: un chico y tres chicas, una de las cuales tenía una bandera con la letra de la canción: la densa “Rescue Me”, que detonó columnas de humo, mientras los invitados se turnaron para abrazar al carismático intérprete. Se sacaron una foto con el público de fondo, y Jared ondeó una bandera argentina. Mantuvieron la intensidad con “Walk on Water”, sumando una secuencia de percusión y coros.
Jared Leto de Thirty. Crédito: Gentileza Lollapalooza Argentina
Un sonido de teclado vintage llamó a “Attack”, con sabor de punk californiano. Hizo otro corte y preguntó: “¿Están listos para tener la mejor noche de sus vidas?”. Pidió que prendan las linternas de los celulares para una canción nueva: “Stuck”, bien electrónica, con Shannon tocando pads entre llamaradas de las que le gustan a los DJ. Invitaron a Patricio Sardelli de Airbag para sume su guitarra hard rocker en “Stuck The Kill (Bury Me)”, entre volutas de humo. Ahí el Leto más famoso se dio un baño de masas, con Pato “cantando” la melodía en el instrumento antes de meter su solo.
De regreso, sin la túnica, preguntó si conocían a Paulo Londra, quien se sumó con una remera de Nirvana bastante agujereada. Pidió coros para Jared, y lo dejaron elegir quiénes subirían a un corralito para vivenciar allí el último tema. El cantante titular pidió puños en alto, círculos de pogo, y “mil personas” a cococho. Ahí recién pudieron hacer sonar “Attack Closer to the Edge” para la apoteosis final, entre humo y papelitos. “Argentina te amo, nos vemos pronto”, se despidió el polifacético artista.
Aquellos pibes
“Soy de Limp Bizkit, es un sentimiento, no puedo parar”, al final fue el cantito más personalizado, luego del tramo inicial formado por “Break Stuff”, “Take a Look Around” (hecha para “Misión imposible 2”, en 2000: ahí anda Tom Cruise todavía saltando trenes) y “Hot Dog”.
El juvenil y atrevido Fred Durst, aquel que saltaba en bermudas, es ahora un señor de barba canosa, con gafas y vestuario de esquiador y sí: la gorrita de siempre. Wes Borland salió con una máscara de Cthulu/calaca, traje y guitarra pintados. Sam Rivers, el bajista cofundador, está pelado pero intacto, igual que su primo, el batero John Otto, a un costado: el fondo estuvo reservado para las bandejas del histórico DJ Lethal.
Fred Durst de Limp Bizkit. Crédito: Gentileza Lollapalooza Argentina
Arremetieron con un clásico como “Rollin’ (Air Raid Vehicle)” que terminó enganchado con Rollin' on the River de Creedence en las bandejas. “¿Quiénes ven a Limp Bizkit por primera vez?”, preguntó Durst (vio muchas manos). “Vamos a hacer como que es una fiesta en 1999”, y “My Generation” sonó como allá lejos y hace tiempo. Hubo un parate para atender a una persona (con pantallas pidiendo “un paso atrás”). Retomaron, con Borland zapando y DJ Lethal tirando scratches.
“Nadie sabe es como es ser el hombre malo...”: Fred arrancó en plan acústico “Behind Blue Eyes” (original de The Who); una interpretación emocional, que dejó a fanáticas llorando; algunas demasiado jóvenes para haber llorado cuando la versión era nueva e identificaba a una generación.
Anunció “Nookie”, emblema de aquel nü metal que rapeaba sobre bases intensas; en este caso con Wes en segundo bajo, tocando octavado y con distorsión, sobre la batería sincopada y los scratches de Lethal.
“Full Nelson” salió explosivo en la voz de Durst, que empujó a todos en esa dirección. “¿Demasiado heavy?”, preguntó después, antes de elogiar una barba excepcionalmente larga en la primera fila.
Destacó un momento importante para Sam, quien se hizo cargo de la base grooveada de “Re-Arranged”. Ahí clavaron un enganche con “Killing in the Name” de Rage Against the Machine, con Borland haciendo las guitarras a lo Tom Morello.
Les dijeron que los corría el tiempo, Fred aceptó, puteó un poco y fueron a terminar como empezaron, con Break Stuff. El DJ dejó sonando “Jump Around”, una canción de House of Pain, grupo que integró.
Conquistador
El show del colombiano Salomón Villada Hoyos, alias Feid o Ferxxo, comenzó con un show de drones lumínicos haciendo figuras tridimensionales en el cielo, de esos que usan los chinos en Año Nuevo. El artista y su banda salieron entre pirotecnia y humo, en una escenografía formada por una pista de Scalextric y un auto gigante.
Dron cuando tocó Feid. Crédito: Gentileza Lollapalooza Argentina
El solista recorrió ese espacio junto a Pedro Mejía, su guitarrista, productor y par escénico. Abrieron con “Fumeteo”, “Friki”, “Chorrera pa’ las ánimas”, “Perro negro” (colaboración con Bad Bunny) y “Castigo”, donde preguntaron “¿dónde están esas mujeres solteras?”.
“¿Cómo anochecieron?”, interrogó el protagonista, antes de agradecer por haber asistido, y recomendarles que disfruten como quieran, “si alguna canción les recuerda a alguien”.
De ahí partió hacia “Prohibidox” y “La inocente” (que hiciera junto a Mora). Una flauta traversa tiró unas escalas orientales, antes de “Normal”. Feid pidió ovación para Mejía, antes de sentarse para un momento de intimidad en “Porfa”, que supo grabar junto Justin Quiles. Volvieron al meneo con “El cielo”.
Feid y Pedro Mejía. Crédito: Gentileza Lollapalooza Argentina
A esa altura se escucha desde el Alternative el ritmo loco de King Gizzard & the Lizard Wizard, el grupo australiano de rock psicodélico liderado por el multiinstrumentista Stu Mackenzie.
Pero en el lado latino la cosa se puso más upbeat bolichera en “Luces de tecno”.Volvieron al reggaetón duro, bien dembow, con “Alakran”, blandiendo una bandera con ese bichito.; siguiendo con “Monastery” y sus referencias sexuales (“Comiéndote esa cherry / Eso allá abajito te sabe a blueberry / Cuando yo te quito la combi de Burberry”).
Celebró ser el primer reggaetonero en ser headliner de Lollapalooza, como una victoria para el género. Invitó a “De La Geezy” (De La Ghetto, Rafael Castillo Torres) para “Ultra Solo Remix”, con las voces enlatadas de Polimá Westcoast, Pailita y Paloma Mami, con quienes compartieron la grabación. Como homenaje a De La Ghetto de cuerpo presente (“crecimos escuchándolo”) compartieron “Fronteamos porque podemos” y “Tú te imaginas”. Pidieron “una bulla al DJ”, antes de cerrar el segmento con Caile (original de Revol, Bad Bunny, Bryant Myers, Zion & De La Ghetto).
Se envolvió en bandera argentina para “Ferxxo 100”; preguntó: “¿Alguien cumple años?”, antes de “Feliz Cumpleaños Ferxxo”. Entre ráfagas de pirotecnia y láseres encaró el tramo final del show, con Yandel 150, creada junto al ex socio de Wisin y jurado de “La firma”: “Dale hasta abajo que ese culo responde". Enganchó con otro feat: Hey mor, colaboración con Ozuna, la que dice: “Te pienso todo’ los día’ / Uno no cambia un Mercede’ por un Kia / Sé que cagué la relación, mala mía (...) Ando con culo’, pero pienso en ti / Lo que hicimo’ no lo quiero olvidar, lo quiero repetir, baby” (un mix así de sexo y autos merece su lugar en el panteón del género). Los drones volvieron a ganar el cielo en el turno de “Classy 101”, con Mejía sumándose a bailar con Ferxxo en la parte que se oye la voz de Young Miko.
“Todos soñamos con este momento. Algunos me escuchan hace mucho, otros un mes, pero lo logramos. Gracias por pasárselo chimba. Miren que linda que está para nosotros”, señalando el cielo: “Luna” era la canción elegida para terminar, mientras en el cielo las luces formaban unas gafas que decían “Ferxxo”. El final fue con fuegos artificiales, láseres, papelitos y cintas, como para que quede claro.
El silencio duró sólo segundos, porque en la otra punta se activó Meduza, el trío de producción italiano compuesto por Matt Madwill (Mattia Vitale), Simon de Jano (Simone Giani) y Luke Degree (Luca de Gregorio): las últimas figuras de la electrónica bailable en la edición 2024, para los que quisieran desafiar la dura promesa de un nuevo lunes.
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