Justin Timberlake, Alanis Morrisette, Foster the People, Mon Laferte, Ca7riel & Paco Amoroso, Los Ángeles Azules con Ángela Leiva, Lasso, Ana Mena y Darumas son algunos de los nombres de peso que participaron de la jornada inaugural de la primera jornada del encuentro de San Isidro que festeja sus diez años, y lo celebró con un show de drones.
Justin Timberlake Fue el encargardo de dar cierre a la jornada de conciertos, en su demorado debut en el país. Foto: Gentileza DF Entertainment
MilkShake, la propuesta de género urbano paraguaya (no podrían ser otra cosa, con esa tonada) con las voces y la presencia de Sabrina Montes y María José Maciel, acompañadas por un DJ pistero y un cuerpo de baile mixto (incluyendo una ostensiblemente embarazada), fue el número de apertura de la primera jornada del Lollapalooza Argentina 2025, la décima edición en el Hipódromo de San Isidro que realiza el festival ideado por Perry Farrell allá lejos y hace tiempo.
MilkShake: música urbana y folclórica desde Paraguay. Foto: Gentileza Lady Miru
Invitaron a la cordobesa Guada Casales para “Olvidándote”. Continuaron con “La cadena se rompió” y “Paraguarí”, con Nicola como invitado y sigo de folclórico en la base. Se despidieron con “Gata pandillera”; el DJ se fue con un remix reggaetonero de “All the Things She Said” de t.A.T.u.
Mientras la azulada La Cintia electrificaba el Perry’s Stage y Vinocio grooveaba en el Alternative, la española Queralt Lahoz presentó su fusión urbana-funk-flamenca, con su voz de cantaora sevillana (aunque es barcelonesa) y un trío de batería teclados y secuencias (con algunos problemas técnicos por el calor y el intenso, a los que se sobrepusieron), Metió perreos en “Tan rico”, uno de los hits del set, y pasó por una versión reducida de “Gypsy Woman (She’s Homeless)”, la de Crystal Waters; “El tiroteo” llegó en versión espesa y electrónica, con un solo de batería en el final.
En “QL” se preguntó: “No cambio mi vida por una perfecta / Si es que eso existiera, yo prefiero esta / Si no, ¿quién sería yo? / Seguramente no sería Queralt Lahoz” (un espacio para la autoafirmación). Se lució vocalmente en el bolero “De la cueva a los Olivos”, con “tumbado” de la pianista Anna “Kay” Bosch en su solo. Se fue agradecida con el público y “al borde de la lipotimia” por el calor.
“¿Como están Buenos Aires? Soy Pablopablo y hemos venido desde muy lejos, estamos súper felices”, dijo el cantante, guitarrista y tecladista hispano-uruguayo (hijo de Jorge Drexler), en su turno sobre el Samsung Stage. Junto al saxofonista Simeon May y el baterista, guitarrista y tecladista Lyle Burton (ambos británicos) y el resto en pista, mostró sus canciones melódicas, tristes y lánguidas en el falsete (con algunos colores de la voz de su padre).
“Esta canción acaba de salir ayer por la mañana, se llama ‘Vida nueva’”, anunció una de las más para arriba. “La mitad de mi familia es de Uruguay, y me siento cerca de casa aquí”, comentó. Se despidió con “Mi culpa” y “Eso que tú llamas amor”, otra de las nuevas.
Queralt Lahoz es barcelonesa, pero su interpretación vocal tiene una fuerte impronta flamenca. Foto: Gentileza Agustín Dusserre
A mover el cuerpo
Al otro lado del césped, la continuidad ibérica trajo a Ana Mena, sin músicos sobre el escenario, pero con un team de bailarines para menear sus ritmos latinos. La rubia arrancó lo primeros aullidos en el público de la tarde. Cantó “Música ligera”, una de sus preferidas para el vivo, desde arriba de los brazos de los danzarines: algo así como si Mecano reversionase una canción de Jeanette. Enganchó “Quiero decirte” (con la voz grabada de Abraham Mateo), y aparecieron las primeras chispas desde el borde del escenario.
A la misma hora, las Darumas mostraban su funk-disco-latino en el Alternative: el trío femenino (la cantante haitiana Vedala Vilmond, la guitarrista De Miami Ceci León y la bajista y directora musical argentina Aldana Aguirre) se amplía a quinteto en vivo, para un grupo de fieles. En la lista se destacó una versión muy propia de “Aprendiz” de Alejandro Sanz.
Mientras tanto, Mena pasaba un video de repaso de su carrera desde niña, antes de ir a “Se iluminaba”, con Fred De Palma haciendo dúo desde una grabación. “Se están convirtiendo en uno de mis públicos favoritos”, destacó. Hubo humo y cintas de papel para “Madrid City”, con coreografía sensual y acrobática al estilo Kylie Minogue. Terminó bien arriba con “Las 12”, y se despidió en la pasarela entre papelitos.
Lollapalooza 2025: la española Ana Mena arrancó los primeros aullidos en el público, y celebró con pirotecnia y papelitos. Foto: Gentileza Agustín Dusserre
Mientras tanto, Darumas se iban ovacionadas, regalando gorritos y presentando a la “DJ y tecladista Marge, de República Dominicana; e Ivette, de México en la batería”.
Como continuidad del groove, llegaron los australianos de Parcels, con su ritmo sincopado y sus armonías cantadas a cuatro voces, con y sin falsete. “Gracias por tenernos, es excitante estar aquí después de cuatro años”, comentó Patrick Hetherington (guitarra y teclados), parte de una banda que se completa con Louie Swain (teclados), Noah Hill (bajo), el carismático Anatole “Toto” Serret (batería y percusión) y Jules Crommelin (guitarra).
Un “olé olé” los celebró en el final “Overnight” tuvo una guitarra a lo Nile Rodgers para una pieza algo intimista, con un solo percusivo en el sinte. Hill cantó “Somethinggreater”, en un gran momento del set.
La cantante haitiana Vedala Vilmond, la guitarrista De Miami Ceci León y la bajista y directora musical argentina Aldana Aguirre forman la propuesta funk de Darumas. Foto: Gentileza Agustín Dusserre
Cumbia en el ocaso
Pero para esa altura de la tardecita, cuando el sol y la temperatura empezaban a perdonar, ya estaban largando Los Ángeles Azules, el mítico grupo de cumbia mexicana, actualizados por sus colaboraciones con artistas jóvenes de estas tierras (las banderas de ambos países decoraron el escenario), como Ángela Leiva, Lali Espósito y Nicki Nicole. De hecho “Otra noche” fue de las primeras de la lista, interpretada por la cantante María Belén, con potente sección de vientos, güira de madera y acordeón pequeña. Si todos los años hay un lugar para la música tropical y para una visita inhabitual, Los Ángeles entraron en ambos casilleros.
Después de “La cumbia del infinito”, el veterano bajista Elías “Doc” Mejía Avante presentó “Perdonarte para qué”, “que se la dedican a alguien, no sé a quién”: otro momento para la voz femenina. Invitaron a Leiva (“yo estoy lista para cantar siempre”) para una intensa interpretación de “El listón de tu pelo”. Mantuvieron el romanticismo con “El amor de mi vida”.
Los Ángeles Azules, encabezados por el veterano bajista Elías “Doc” Mejía Avante, invitaron a Ángela Leiva a compartir un par de canciones. Foto: Gentileza Agustín Dusserre
En ese turno de la tarde, en el tercer escenario, la morocha estadounidense Nessa Barrett arrancaba suspiros con canciones oscuras en su voz aniñada; trajinando el escenario de vestido largo y tacos negros, como para un velorio.
Mientras tanto los mexicanos seguían con “Amor a primera vista” y de nuevo convidaron a Ángela (de notorias botas plateadas) para “Y tú te vas”: la cantó como si la estuviesen dejando en ese instante. De ahí salieron a “Mis sentimientos” y “19 años” (todo en el marco de lo legal).
Ca7riel & Paco Amoroso Levantaron la vara en cuanto a la puesta de su show, acompañados de una potente banda. Foto: Gentileza Cata Almada
Dupla del momento
Una voz en off, en el otro extremo, dijo que para que Ca7riel y Paco puedan dar du show, tendrían que inflarse. Así aparecieron dos cabezas inflables realistas gigantes, y ellos con unos overoles pintados como cuerpos desnudos, sobre una plataforma con forma de frasco de “Papota”, en referencia a su más reciente trabajo; mientras las pantallas (una dedicada a cada uno, en general) pasaban las letras traducidas al inglés como subtítulos. Atrás la eficiente banda, con su look de camisa y shorts, para este segundo festival consagratorio en lo que va del año, después del Cosquín Rock.
Abrieron con “Dumbai”, “Baby Gangsta”, “Mi diosa” y “A mí no” (con su frase comida por la inflación: “No me llegan los Roca”). “Impostor” empezó jazzística y siguió funk, con apoyo en los coros femeninos y un unísono de guitarra y voz de Cato (algo bien progresivo). “Mi deseo” llegó como bossa nova, con subtítulos en japonés. Engancharon “Bad Bitch”, a partir de la línea de bajo de Felipe Brandy (de gafas oscuras cuádruples). Paco pidió las luces de los celulares para la canción más emotiva de nuestro repertorio: fue “Pirlo”, cantada por ambos a cococho de sendos “forzudos de circo” (barbudos y en shorts animal print). Desde los hombros hicieron el hit “La que puede, puede”, y remataron con “Sheesh”.
En cuero y solo, Ca7riel fue solo a la pasarela para interpretar “McFly” con todo su histrionismo, y cedió el escenario a Paco para que haga “Todo el día”. Se reunieron para “Ola mina XD”, “Ouke”, la disco “Cono hielo” y la flamante “#Tetas”, en la que se sumaron más de los musculosos a desfilar pectorales. Siguieron el segmento con “El día del amigo, y se deslizaron a “El único” con sus diferentes climas, incluyendo un destacable solo de teclado, lucimiento para los vientos y una apoteosis instrumental. “¡Hasta la próxima, hijos de puta!”, dijo Ca7riel entre fuegos artificiales, mientras de fondo sonaba “Spanish Flea” de Herb Alpert and the Tijuana Brass (la que usan los Humanos de Santa Fe para divertirse).
Mark Foster de Foster the People: nuevo disco y etapa vital. Foto: Gentileza Agustín Dusserre
Melodías de regreso
Ahí las opciones volvieron a dividirse: la alternativa era el venezolano Lasso, pero a las tablas principales subió Foster the People, el proyecto de Mark Foster (voz, teclados, piano, sintetizador, guitarra, programación y percusión) secundado creativamente por Isom Innis (teclados, piano, sintetizador, bajo, batería, percusión y coros); acompañados por una formación potente. Con nuevo disco (“Paradise State of Mind”) y estabilidad personal, Foster salió a recuperar el tiempo perdido, con una propuesta de indie pop, entre lo melódico y lo bailable (en la previa hicieron un side show propio en el Complejo C Art Media).
El setlist incluyó: “Helena Beat”, “Lost in Space”, “Miss You”, “Coming of Age”, “Imagination”, “Houdini”, “Call It What You Want”, “Sit Next to Me”, “Don’t Stop (Color on the Walls)”, “Lotus Eater”, “Time to Get Closer”, A Diamond to Be Born” y “Pseudologia Fantastica”.
Mientras Lasso homenajeaba al país con la intro del Himno Nacional Argentino, por recibir expatriados de su tierra, Foster se animaba a transitar la pasarela en “Pumped Up Kicks”, para luego irse con un saludo seco. Ya muchos se iban acomodando para el primero de los platos fuertes de la noche.
Alanis Morrisette: madura y en plenitud artística, con la fuerza de sus años de juventud. Foto: Gentileza Lady Miru
Madurez plena
Un video repaso imágenes de archivo de una Alanis Morrisette joven y de trenzas, portadas de revistas, apariciones en “Los Simpson”, hasta llegar al presente. Una voz inconfundible arrancó a entonar “Hand in My Pocket” sobre un teclado, hasta abrir el hitazo en el estribillo, sumando a la banda y la lluvia armónica. La canadiense salió radiante, de camisa azul eléctrico sobre remera negra y jeans, sonriente y moviendo su histórica melena.
Tras un rápido saludo fue a “Right Through You”, mientras en la pantalla central pasaban datos sobre desigualdad de género y violencia contra las mujeres. Un piano ligero abrió “Reasons I Drink”, un trabajo de madurez en el que puede mostrar su rango expresivo. Montada sobre un arpegio de guitarra pasó “A Man”, antes de colgarse ella misma el instrumento para “Hands Clean” (presentó a Jason Orme tras su solo de guitarra. “Can’t Not” aportó su crítica política sobre la guerra y el clima, conectada con “Lens” (ahí paso de la Fender Stratocaster a una Gibson Les Paul, tan dorada como la otra).
“Sorry to Myself” fue una exploración por el dramatismo vocal, como transición hacia la ya clásica “Head Over Feet”, compartiendo estrofa con el público y presentando a Julian Coryell en la otra guitarra. “Los amo mucho”, disparó, antes de in pedacito de “Forgiven” como aperitivo de “You Learn”. “Would Not Come” también sirvió como muestra de expresividad, y para marcar el clima a “Smiling”, de la que se despidió arrodillada, con el pelo sobre la cara, tras girar como un derviche.
Sólo acompañada por el piano desplegó “Rest”, para luego sumar a los músicos a una versión intimista, con escobillas en la batería, bajo de caja y guitarra clásica: le tocó el turno de presentar a Mike Farrell en teclados). El tramo acústico siguió con “Mary Jane”, en la que demostró el mix de soul y folk que tiene su forma de interpretar. En “Flinch” hizo un solo de flauta traversa (con Mike en el acordeón), y de ahí marchó a “Perfect”, mientras la cámara-grúa sobrevoló muchas cabezas con gorros de lana como los que usaba Alanis en el 97.
Volvieron la electricidad y aquellos tiempos con “Ironic”, mostrando fotos de viejos y recientes conciertos en todo el mundo en la pantalla (incluyendo uno con Taylor Swift). Caminó el escenario con “Not the Doctor”, y presentó al baterista Victor Indrizzo (puesto que alguna vez ocupó Taylor Hawkins, cuyo último concierto fue con Foo Fighters en este festival). Paso de “Are You Still Mad” a “All I Really Want”, subiendo la carga eléctrica.
Un trozo de “Sympathetic Character” anticipó la explosión con “You Oughta Know”, tras el que presentó al bajista Cedric LeMoyne. Un piano en tensión trajo “Uninvited”, una de sus canciones más oscuras (a Amy Lee le hubiera encantado escribirla), que terminó muy arriba. De yapa, y ya en el horario asignado a Justin Timberlake, se despidió con “Thank U”, proyectando tweets de gente que le contó sus razones para estar agradecidos. Gracias y cuídense el uno al otro, dijo antes de salir corriendo del escenario. No por miedo: es una sobreviviente de la música de los 90 tardíos, en plenitud artística.
Justin Timberlake llevó a su banda al frente de la pasarela varias veces, en este caso en la previa del final. Foto: Gentileza DF Entertainment
Entertainer sin vencimiento
De a uno fueron saliendo los músicos en el Flow Stage, hasta que salió el ex Mousketeer, el de Britney, actor y cantante, mientras el festival celebraba con un show de drones sus diez años, a cargo de Iluxman para Lumasky Drone Show (en el Alternative estaba Mon Laferte, una artista de peso para dar una alternativa, justamente). El comienzo del show fue con “Mirrors”, con Justin en el centro de la pasarela, como un boxeador, de sacó con brillos. “En Cry Me a River” explotó su potencial vocal y el de sus coristas, y terminó con estos y varios de los instrumentistas adelante. Bajó un cambio con “No Angels”, con mucho de disco setentoso, incluyendo los falsetes del solista, que mantiene bastante de aquella cara de niño con la que lo conoció el mundo.
Metió unos buenos pasitos de baile en el meddley “LoveStoned / I Think She Knows”, a tres voces; se puso más rockero en “Like I Love You”, empuñando una guitarra acústica enganchado con “She Wants to Move” (cover de N*E*R*D); y pegaron “My Love”, bien arriba todos. Se quedó solo, cambiado a una camperita blanca, haciendo gritar a la gente como director de orquesta, hasta que le tiraron un corpiño firmado, algo que le pareció raro como regalo. Le mostraron una estampa del Sagrado Corazón con su rostro, y comentó: “No soy tan santo”. “Vamos a cantar esta noche, vamos a bailar, nos vamos a enamorar”. Vino un segmento R&B con “Sexy Ladies”, “Señorita” y “Play”; en “Summer Love” Justin fue al piano Rhodes (auténtico, de lenguetas metálicas); hubo duelo de trompetistas y solo de batería.
Hizo mover brazos de un lado al otro, a miles de personas juntas, con “Suit & Tie”. En “Rock Your Body” bailó con las chicas, y mantuvo el clima festivo con “Can’t Stop the Feeling!”, llevando en su propio cuerpo el movimiento (otra cosa que no envejece).
“Gracias por venir a vernos. Sé que ha pasado mucho tiempo, pero estoy aquí ahora (mucho tiempo desde siempre, porque no había venido nunca). Soñé con esto viendo era chico y es verdad. Gracias por hacer realidad el sueño de un chico de Tennessee”. Solo con su guitarra (y los coros, encaró “Selfish”. En el mismo plan pasó “What Goes Around... Comes Around”, sumando flauta traversa y llevada hacia el gospel.
De nuevo en formación completa, la cosa se fue a los beats urbanos con “Holy Grail” (un tema que supo hacer con Jay-Z), seguido por “TKO”. El DJ Andrew Hypes llamó a un meddley de “Ayo Technology” (feat de 2007 con 50 Cent) “Chop Me Up”, “4 Minutes” y Let the Groove Get In”, Hypes pidió “some noise” para “SexyBack”, incorporando tuba en los vientos (de orquesta, pero tocada al hombro como una “margarita”) y congas latinas en la percusión. El rubio agarró una bandera argentina y se envolvió en ella (zafamos de las camisetas en la primera jornada) y terminó entre columnas de humo.
“¿Una más?”, preguntó tirando besos. Con el Rhodes en punta de pasarela, encaró “Until the End of Time”, frente a un mar de luces de celulares. Tras hacer los últimos corazones con las manos, se fue con su energía de entertainer querible.
El cierre de la noche quedo a cargo de la DJ belga Charlotte de Witte: a fin de cuentas, era viernes de un fin de semana largo... y con mucha música por venir.
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