La jornada final del festival realizado en el Hipódromo de San Isidro convocó a las más diversas propuestas; con muchas presencias femeninas, como María Becerra y su intenso show. Pero la protagonista excluyente fue Billie Eilish, que cautivó a todo el predio. En el adiós, el californiano Skrillex invitó a Bizarrap a compartir las mezclas, en otro reconocimiento al productor argentino.
El domingo, tercer día del encuentro, prometía lluvia; pero los arribados a la apertura de puertas lo hicieron bajo el influjo del astro rey. Mía Zeta fue la encargada de abrir el escenario Flow con su voz sensual y sus canciones con espíritu soul/R&B, apoyada en banda y triple coro femenino. En paralelo, Mora Navarro hacía lo propio en el Alternativo.
El otro escenario de los centrales, el de los teléfonos coreanos, lo abrió Camilú, otra joven revelación oriunda de Puerto Madryn, que salió en plan minimalista: ella en guitarra española y Francisco Azorai en piano y demás teclas, arrancando con “Modo avión”.
Lanzada en pandemia con un EP (“Tiempo de espera”), presentó la balada con la que lanzó su primer disco, “Dejarte ir”; seguida por la “chacapop” “No me frenes”. La tristeza siguió con “No vuelvas” y “Se me quiebra la voz”; la primera canción que la puso orgullosa: y cerró con “De a poquito”.
Helena Massuco, más conocida como Odd Mami, arribo con su aspecto se personaje manganimero: (pelo rojizo con mechas y rodetes, look de colegiala hot, con los colores del orgullo en la correa del bajo) paso por temas como “Salem” (“Ayer me escribió mi ex novia y me pidió que se lo dedique así que: para vos, Marta”), “Invierno” y “Ya no”, compartida con la ascendente Saramalacara (que en realidad es bonita y simpática) en la pasarela.
Retomó el bajo para “Nollie” (“el mensaje es que salgan con gente piola”) con el sabor del rock alternativo estadounidense post 90.
Las voces femeninas se multiplicaron en el día coronado por Billie Eilish: en el Perry’s atronaban las rimas de Soui Uno, y en el Alternativo la rojiza y vegana Connie Isla mostraba sus canciones con tintes latinos y urbanos. Vestida de blanco, con banda y bailarinas, le puso entusiasmo (siempre parece contenta) y crítica social y feminista al mediodía de San Isidro.
Provincias Unidas
A esa hora ya pisaba las tablas León Cordero (realmente se llama Lautaro León Cordero Silva) compositor, productor y cantante nacido en Santiago del Estero... en 2002. Acompañado por el DJ y productor Santi, disparó un repertorio que fusionó reggaetón y trap, prestando mucha atención a la cuestión vocal (llegando al registro de falsete). Expresó su orgullo por representar lo que pasa fuera del “micromundo Amba”, y se movió cómodo por el espacio ganado, con su micrófono decorado por una araña metálica. Saludó al Chango Farías Gómez en el cielo, levantó la bandera provincial, con la leyenda “Santiago del Estero en la casa” en la pantalla, y se llevó el primer “olé, olé” del día. “Mirá un santiagueño laburando en la siesta”, diría un tucumano malicioso.
“Gauchito Club de Mendoza para el mundo”, fue el saludó, “a la salida nos tomamos un vinito”. Abrieron con una estructura de dupla rapera masculina (los hermanos Gabriel y Sasha Nazar) y corista femenina (la también trombonista Agustina Romano) sobre base soul-funk. Con canciones de su disco "El camino de la libertad como “Bar en la playa”, demostraron que pueden festivos pero “de chill”, bien relajados. “Encendedor” cambió a guitarra acústica y clarinete.
Ahí se pusieron cumbieros a lo Bersuit, con matices funk en “El visto”, fueron al huayno serio en “La pibita”. Volviendo al groove en el remate, y de ahí se fueron a “Lowcost”.
Un grupo de fieles se fue a ver a la andaluza Judeline, una exponente de la fusión urbana con voces castizas autotuneadas, de las que dicen “olvidao” y “destrozá”, con émulas de este lado del Atlántico.
Créditos: DF Entertainment
Continentales
Los canadienses de Mother Meter plantearon una propuesta interesante: voz masculina cantada en estilo indie rocker y por momentos rapeada (como en la inicial “Verbatim”) a lo Beastie Boys. entre dos voces femeninas en plan B-52s (algunas guitarras recuerdan a “My private Idaho”, por cierto), sobre una base post grunge con distorsión en las guitarras Mosrite (la marca que popularizó Johnny Ramone y los teclados dibujando arriba. Está formada por Ryan Guldemond como guitarrista y voz principal, Molly Guldemond y Jasmin Parkin como vocalistas y tecladistas, Ali Siadat como baterista, y Mike Young como bajista.
Pasaron “O My Heart”, “Bit by Bit”, “Body of Years”, que pegaron a una especial versión de “Creep” de Radiohead cantada por Molly, que se pudo punk en el final. “Ella es mi hermana”, disparó orgulloso Ryan, antes de pegar “The Stand”, “Back in School”, “Burning Pile” y “Oh Ana”.
El cantante vio un cartel que decía “Hoy es mi cumpleaños” y saludó: “Feliz cumpleaños, estamos muy felices de que hayas nacido”. Y a la multitud: “Gracias por recibirnos, es un sueño hecho realidad”, antes de colgarse la Gibson Firebird para el enganche de “Hayloft”, “Girl Alone” y Hayloft II”
Colorada, maquillada en estilo Björk y muy bailarina, con look fitness, entró la chilena Cami, con algo de cante jondo en la voz, en “Mía” y “Monstruo”; cambiando de color en “Pena negra”, “Carne y oro” y “Luna”. “Venganza” fue un bolero machazo, cantado en la pasarela. “Poca fe” tuvo color de pop ibérico, pasando de ahí a una performance corporal sobre el poema “Ser” (grabado), que enganchó con “Un lugar”, con el micrófono en un pie escenográfico con algo de hospitalario: la letra habla de “un lugar para sanar”.
Muy emocionada pidió un aplauso para su equipo. “Soy una convencida de que el folclore tiene que ser parte de nuestra raíz, la música se está perdiendo en los algoritmos, y se nos están perdiendo las cantoras latinoamericanas”. Citó a Violeta Parra y Mercedes Sosa, y encaró “Volver a los 17” (que compuso la primera y cantó la segunda) acompañada por la guitarra”, en una versión que reafirmó cuánto le gusta Björk; paseando su figura delgada por la senda central en pasos de baile etéreo.
Presentó “Querida Rosa”, diciendo que la discográfica no quería impulsarla por su sabor folclórico, pero que terminó movilizando a la población. La cantó con una bandera (la suya y la nuestra) en cada hombro, besándolas por turno.
Cambió a un clima más rockero con “El peor” (podría ser un tema de Avril Lavigne), con un pie de micro con cámara adherida. “Al seco, Buenos Aires”, tiró y se mandó un shot de una bebida blanca. Cerró con “Trip”, yendo de lo sutil a lo explosivo, mientras se pintaba el cuerpo con pintura azul.
A esa altura seguían tocando los Hot Milk en el alternativo, pero fueron los primeros en ser alterados por el parate climático: una breve suspensión hasta que pasara la nube.
Después del chubasco
El estadounidense Conan Gray debutó en el país con su figura andrógina y glam, de chaleco, mitones y pantalón turquesa y botas con taco y plataforma; en contraste con la austeridad del atuendo de su banda (cuatro mujeres, todas de negro). “Gracias por esperar que pase la lluvia por mí. Lo vamos a pasar buen, pero no tanto, porque algunas de las canciones son muy tristes”.
Algunas fueron “Fight or Flight”, “The Exit” y “Wish You Were Sober”. “¿Quién está con su mejor amigo? Denle un abrazo esta es una canción sobre mejores amigos”, afirmó antes de “Best Friend”. Tomó la guitarra acústica para “People Watching”. “Esta es mi primera vez en la Argentina. Gracias por cantar tan fuerte”. Para “Jigsaw” ya varias veces había preguntado si estaban todos bien, y el tema terminó antes mientras atendían a alguien de la audiencia.
“Esta es una canción que escribí mientras crecía en la high school”: fue la muy coreada Heather”, yendo para lo bailable en “Maniac”. En la despedida, “Memories” abrió con piano y se fue para arriba.
Mientras los Modest Mouse de Isaac Brock arrancaban en el Alternativo, Diego Torres subió al Flow para demostrar que en general los “raros” de la grilla (por veteranos, como León, Lito Aznar o Caetano, o por ser de “otro palo”, como la Mona o Damas Gratis) dan shows celebrados.
Arrancó con “Por la vereda del sol”. “¿Cómo está mi gente del Lollapalooza?; venida de lugares distantes para ver artistas tan diversos. A gente joven como yo”, y buscó la complicidad de un canoso entre el público De chaleco, gafas y melenita, la verdad es que aún luce bastante juvenil. Estuvo apoyado en gran banda, con vientos, percusionistas y coro mixto.
“Ustedes que tienen tanta vida por delante, deben pisar bien firme la tierra: de esto se trata esta canción”, comentó antes de “Sueños”: muchas manos se levantaron para cantarla.
La lista (sacó un par de canciones, por el reacomodamiento) pasó por “Andando”, “Que no me pierda”, “Amor correspondido” y “Usted”. “Tratar de estar mejor” llegó en versión reggae: a esa altura ya tenía al público en el bolsillo y caminaba la pasarela en confianza. Se apoyó en la pared de guitarras y saxo para “Déjame estar”, con rap del corista cubano Alex Batista y coloraturas de la ya célebre Magalí Bachor (la de la melena ensortijada). Cerró con “Color esperanza”, apurado desde el otro escenario.
Tiempo de perreo
Porque para ese entonces ya había salido la colombiano-estadounidense Kali Uchis, con un atuendo revelador, en el que lo más extenso eran sus botas de piel. Su estilo se mueve dentro de la galaxia R&B/neo soul, y tiene la voz para hacerle justicia. La gira la trajo con pistas, así que arrancó sola, trajinando el escenario. “Saben que he sacado un disco”, dijo al pasar ahí salió el cuerpo de baile mixto para dar otra química, pasando por “Rica y apretadita” (de El General).
El que salió a cantar envido desde el Perry’s fue Callejero Fino, uno de los nombres que pintaban convocantes para ese espacio en los tres días. De chaleco antibalas con el número 723 pintado, y una cinta de capitán en el brazo derecho, salió acompañado por dos DJ, una segunda voz y después seis bailarinas perreadoras. Así contó historias de la calle, del coraje en la noche, y de chicas picantes que no son “milipilis” y se la aguantan (raro comentario para el Lolla, pensó alguno), en canciones como “Mission 10”, con frases como “la pongo, la saco”.
“Se dice que la gente del domingo es más picante, ¿verdad? “Me pidió que la agarre la pegue”, cantó en “Castigo”, pegada a “Tamo Chelo”.
Uchis redobló la apuesta con “Not Too Late” (“Esta figura es una dulzura (dulzura) / Vea mi cintura y este culo natural / Me quieres comer el pussy, se nota”) en su propuesta bilingüe. Pero a esa altura una buena parte de los asistentes eligió ese momento pata recuperar fuerzas antes del tramo final.
Créditos: DF Entertainment
Cómo creció la Nena
Que arrancó cuando la banda eléctrica y el cuerpo de baile le dio la bienvenida a la pequeña gran “Nena de Argentina”, María Becerra: de top y pantalón negros vinílicos y mangas transparentes; con unas gafas que se sacó en seguida, para revelar sus ojos claros y sus cejas distintivas.
“Perreo furioso” la tuvo súper aplomada, y en “Animal” Perreo en cuatro patas, con todos en la pasarela todas y fuegos artificiales. Con los bailarines hombres atacó Mandamientos”, actuando para la cámara móvil como Rosalía el viernes.
“¿Cómo están esta noche? Está lindo para el perreo. ¿Están listos para el show de la Nena de Argentina?”, se despachó, antes del hit “Ojalá”. Con esta canción muchos y muchas de ustedes me conocieron espero que la disfruten antes de “High” y uno de los bengalazos de la pirotecnia.
“Esta canción se la escribí a Juli mi novio se la dedico todos los días”: así presentó “Cuando hacemos el amor” entre llamaradas. La canción creció con los músicos en vivo, y ella creció subida a la escalera central, donde hizo un baile de rodillas, sin dejar nada a la imaginación con respecto al tema.
Un interludio instrumental con solo de guitarra le permitió cambiar de vestuario (toda de jean: campera, pantalón, mitones y vincha). A solas con el pianista encaró “Desafiando el destino”, dedicada “a papá y mamá”. Sumó guitarra acústica y coros “Doble vida”
Ya sin la campera (en chaleco también de jean) dijo estar “feliz de iniciar el tour en este escenario, compartirlo con Billie Eilish”; recordó almuerzos familiares escuchando Ráfaga y de inmediato apareció el grupo para compartir Mentirosa, jugando con el cantante Ariel Pucheta. Con ellos hizo también “Adiós”.
“¿Quieren más cumbia, mi gente?”, preguntó, pero en cambio llegó la reggaetonera Tranquila, con la voz en off de FMK. Ahí nomás disparó “Miénteme”, mayor éxito, también con Tini en la pista.
Baile tribal, fuego y coreografía con sogas animaron “Cazame”. “Esta canción se la quiero dedicar a todas las nenas de Argentina: Tini, Lali, Cazzu, Emilia, La Joaqui, que están representando al país afuera: así pasó “La nena de Argentina” entre una lluvia de papelitos.
“Vamos a ponerlo en ‘Automático’, me parece, queda poco tiempo”, anunció, con gran dominio de la audiencia masiva. Invito a saltar y vacilar “Berlín”, la canción bien electrónica que hizo junto a Zion & Lennox, y tocó percusión electrónica en un Octapad. En “Discoteka” presentó a Lola Índigo, con quien compartió perreos y chirlos en la pasarela. Enganchada y ya sin la española remató con “¿Qué más pues?” (creación junto a J Balvin), entre pirotecnia y más papelitos. Pidió “aplausos para los dancers, los músicos y el staff”, antes de la foto final.
Puesta escénica
En una escenografía propia de Dalí, Lil Nas X salió con trenzas azules y un vestido armado al estilo de “Las meninas”; pero sus bailarines pantaloncitos con flecos y botas lanudas se lo sacaron y quedó en musculosa y pantalón metalizado, con una serpiente metálica que anunció la puesta escénica que vendría; sobre ritmo dancehall pasó “Montero (call me by your name)”. “Quiero mostrarles una nueva canción se llama “Batty Boy”; de ahí a “Scoop”, colaboración con Doja Cat, quien salió desde una grabación, y “Dead right now”.
“Rodeo” vino con un pony gigante, con una intro del “Misirlou” de Dick Dale, “la de ‘Pulp Fiction’” (o “Pump It” de The Black Eyed Peas, según se mire) y una cita a “Something In The Way” de Nirvana. Después de “Sun goes down” hubo un corte de baile (con temas de Anitta, Rihanna, J Balvin y Beyoncé), para que el solista se cambie de ropa (taparrabos azul metálico y botas). Pero a esa altura ya la gente ya lo estaba abandonando, preparándose para el show de los hermanos O’Connell.
La más esperada
Seguramente fue el show del festival, con casi todo el predio mirando hacia el mismo escenario. Su hermano, productor y multiinstrumentista Finneas ganó el escenario junto al baterista Andrew Marshall y ella (Billie Eilish Pirate Baird O’Connell) salió de un salto desde una trampilla. Explotó con “Bury a friend”, con su look de gorrita, trenzas, remera de fútbol, americano, short y calzas, y por supuesto “altas llantas”. Arrancó con sus saltos, desafiando sus lesiones articulares.
Se la vio seductora en la pasarela en “I Didnt Change My Number”, Ovación y coros en “NDA”, recorreindo los caminos laterales mientras la rampa central de la escenografía simulaba una ruta. “Therefore I Am” fue celebrada por la masa, con Finneas acercándose con la guitarra y su hermanita (a esta altura con una imagen más sexualizada) se debatió entre el beboteo y “pudrirla”.
“Esta es mi primera vez aquí, ustedes van a tener alguna diversión hoy”, antes de atacar “My strange addiction”. Hubo aullidos ante los primeros acordes de “Idontwannabeyouanymore”, que mutó en “Lovely”. Ese clima siguió en “My future”: la nacida en Los Ángeles comenzó sentada, haciendo caritas antes de la parte bailable. Vino un “olé, olé” y la solista se dejó ovacionar.
Antes de “You should see me in a crown” hizo ensayar un grito por sectores y al final todos juntos (también pidió que se cuiden y no se aprieten contra las vallas), para repetirlo en medio de la canción, cuando una araña atravesó las pantallas de derecha a izquierda.
En “Billie Bossa Nova” se acercó a juntar banderas de distintos países que le fueron tirando, y en “Goldwing” hizo cantar de nuevo a la multitud, oscureciendo el clima con “Xanny”, en tiempo de balada espesa. De ahí al tribal denso y la voz susurrada (una marca registrada) para “Oxytocin”, enganchada con “Copycat”. Se acostó en la rampa teñida de azul para interpretar totalmente seria “Ilomilo”, dejando ver las infaltables cintas kinesiológicas en su pierna derecha.
Introdujo a Finneas, que dijo “hola” en castellano y se llevó su “olé, olé”; sentados con la acústica, como en la habitación en la que empezaron. Ella también agarró guitarra para “Your power”, pero pararon para rescatar a alguien y al rato retomaron donde dejaron, con una serpiente moviéndose en la pantalla. Se puso los anillos de nuevo y anunció “TV”, que sumó la batería para un formato de balada rockera clásica.
Sobrevino la subida con “Bellyache” y los hermanos en la pasarela, aunque rápidamente él se fue a las teclas para “Ocean eyes”, con un mar de luces de celulares que tornaron en día la noche.
Sonó el piano para “Bored”, que interpretó desee la rampa viendo a todos los presentes. Sentada con las piernas colgando desde uno de los bordes, imágenes de la niñez de ambos, abordó la melodía entradora de “Getting older”: “Canten conmigo”, convocó. Vino “Lost cause” con Finneas en el bajo; ahí Billie se puso a tirar pasitos como si ese fuese su lugar en el mundo: como si hubiera nacido en un escenario y no en una casa de clase media con inquietudes artísticas.
Se sentó en una banqueta y tiró: “Antes que nada, gracias por tenerme”, se desarmó las trenzas y sólo con eso se ganó otro “olé, olé”. Pidió una respiración profunda para “When the party’s over”, con piano y armonías vocales.
Una lluvia de televisor de tubo en las pantallas anticipó “All the good girls go to Hell”, principio del tramo final, con el rubio al frente con el bajo. “Debemos apoyarnos entre nosotros”, dijo la pequeña demonia, antes de “Everything I wanted”, que terminó en la punta, recibiendo el calor de la gente.
“Antes de irme hagan ruido para mi increíble baterista Andrew Marshall, y por supuesto mi hermano Finneas; también para mi equipo y la gente que hizo posible que estemos aquí”. Pidió que enloquezcan con “Bad guy” y finalizó con todo el Hipódromo cantando “Happier than ever”, en su crescendo desde la balada acústica a la explosión eléctrica final, entre fuegos artificiales. Saludaron los tres, pero ella se demoró tirando los últimos besitos”.
Bandeja para dos
Ya cuando la petisa daba sus últimos saltos, Skrillex salió con un set bien upbeat (con guiños a la Argentina, como el “Gracias a la vida” de Mercedes Sosa, y ritmos bailables de acá y allá), para convocar a los festivaleros de alma, los que no querían despedirse hasta el año próximo De yapa, la visita de Bizarrap para compartir las mezclas de algunas de sus sesiones con el californiano, en un paso (otro más) en su consagración como figura global.
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