La todavía flamante solista, con 25 años en la actividad musical, se presentará el viernes en Demos Comunidad Cultural Emergente, con entrada libre y la participación de Candela Fernández como artista invitada. En la previa, El Litoral conversó con la visitante sobre su mundo creativo.
Gentileza producción Siempre estuvo como al costado, acompañando a alguien o siendo guitarrista de la banda. Estar al frente es algo nuevo , afirma Patané.
La guitarrista, compositora y productora artística Lucy Patané, se presentará en Demos Comunidad Cultural Emergente (9 de Julio 2239) el viernes 11 de marzo a las 21, en formato set solo. El show se realizará en el marco del ciclo Lunas de Marzo (que reivindica la presencia de mujeres y disidencias en los escenarios) y contará con la santafesina Candela Fernández como artista invitada. La entrada será libre y gratuita.
Lucy Patané es guitarrista, compositora y productora artística. Con más de 30 producciones para otros artistas y haber sido acompañante y arregladora para múltiples solistas de relevancia, en 2019 editó su primer disco. Ese álbum solista homónimo fue galardonado en 2020 con el Premio Gardel 2020 a “Mejor disco de Rock Alternativo”. Ese mismo año editó el EP “Ramón” y en 2021 el EP “A dos pianos”, ambas experiencias novedosas para su perfil: son dípticos de músicas enfocadas en el piano. En 2021 editó otro EP de dos caras, pero esta vez en vinilo. “Nevada / La del avión” (2021, Deseo Discos). Fundó y fue parte de bandas como Las Taradas, El Tronador y La Cosa Mostra, y realiza música para TV y cine para Argentina y el exterior.
Para conocer más sobre este proceso, El Litoral charló con la artista, entrando en su universo personal.
Canción al desnudo
-Llegás el viernes 11 en el formato de sola set, que desarrollaste en este contexto pandémico. ¿Cómo fue pasar a esta modalidad?
-No fue desarrollado por la pandemia: ya hice un montón de shows sola prepandémicos. Es una manera también de conectarse con las canciones, y es mucho más fácil para viajar (risas). Aunque igual llevo dos guitarras: voy con la de 12 cuerdas y con la de nylon. Es otra manera, por lo menos para mí, de conectar con las canciones: las versiones son un poquitito diferentes en algunas cosas. Es el formato más “pocket”, más viajero: por suerte puedo salir también así a tocar, y no depender de tener una banda. Es una versión “pocket” de las canciones, pero no dejan de ser poderosas.
-Es un set de voz y guitarra, no hay cosas extra.
-No, solo las cuerdas y yo, bien acústico.
-Hay una conexión diferente con la música, porque estás tocando vos sola, no hay otra cosa sonando que no seas vos; hay una conexión hacia adentro. ¿Qué conexión además te da con la audiencia esa intimidad?
-La banda es medio una topadora: somos un montón, hay gente con mucha actitud: Lucy Patané en Banda es una cosa más espectáculo. Y creo que cuando voy sola con las guitarras es una situación un poco más íntima, en la cual creo que se conecta mucho más directo con la canción, no tanto con los arreglos y con la performance. Con la canción directa de la voz y las guitarras, y lo que la gente escucha directamente de eso. Es un poco más no sincera pero sí mucho más cruda.
Hay conciertos sola que me los acuerdo mucho, porque sentís el silencio total y el placer de estar tocando con la gente escuchando atenta. Se han hecho conciertos muy lindos de esta manera, por eso sigo impulsando hacerlos: siento que son muy bien recibidos.
-Es la música más desnuda, y la artista musical más desnuda; no tanta la performance escénica que es pararse al frente de una banda.
-Sí, que es otra cosa y está buenísimo. Ahí me relajo un poco más con respecto a que hay otras personas arriba del escenario, pasan otras cosas. Con respecto a la guitarra es otra cosa, porque en la banda toco la guitarra eléctrica, cuando voy sola las acústicas. También me conecto de otra manera con las guitarras, es otro viaje.
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-En 2019 habías sacado tu disco solista, que terminó ganando el Premio Gardel, y después vino la pandemia a cortar la presentación. ¿Cómo fue ese momento de cambiar el chip y ponerte a producir tres EP y hacer algunas colaboraciones?
-La verdad que nos cortó bastante: el disco ganó el premio, con lo que se supone que trae de manija de tocar a full. Tampoco es que un premio cambia la vida: es un reconocimiento que es lindo recibirlo; pero sí era un empuje grande como para salir a romper todo. Y la pandemia no dejó que sucediera; entonces por eso lo estamos haciendo ahora. Estamos medio atrasados: como que recién ahora estamos saliendo con la banda a tocar a full.
Hay un imaginario de que los artistas nos pusimos a crear en la pandemia, pero a mí no me inspiró para ponerme a crear. Entonces lo que hice fue sacar unas cosas mías que tenía, que nunca encontraba el momento para sacarlas. El EP “Ramón” son dos canciones de piano; después filmé en el Auditorio de la Ciudad dos canciones “A dos pianos”, y eso quedó tan hermoso que también lo quise editar.
Pero para componer no me encontré inspirada en la pandemia, pero tengo muchas ganas de hacerlo este año.
-Pensaste obras para el piano, siendo históricamente guitarrista. ¿Cómo surgió en su momento esa búsqueda en ese instrumento?
-Con el piano siempre tuve un vínculo bastante cercano, porque fue como lo primero que detecté de chiquita, junto con la batería: son dos instrumentos percusivos, para un niño o niña llaman mucho la atención, porque los golpeás y suenan. No lo domino, no me considero pianista, pero sí cercana al instrumento. No tengo piano en mi casa, entonces cada vez que voy a un lugar y hay un piano me siento y toco. En esas oportunidades me puse al día con ese tema que se llama “Provincia de Mercedes”, y después el tema “Ramón”, que hice para un perrito que pasó al otro plano.
El Estudio Cosentino de Capital estaba por cerrar, teniendo uno de los mejores pianos de Latinoamérica. Conseguí que me den el último día; no tenía nada armado, pero lo reservé, y fui con unos amigos a improvisar un poco “Ramón”. Así lo registré, y fue en 2018: ese material lo dejé en mi compu, nunca lo saqué. Me pareció en la pandemia un buen momento para mostrarlo.
Algo muy importante es que saqué el vinilo con dos canciones que sí son nuevas. Las compuse casi cerrando el disco “Lucy Patané” y sentí que no eran canciones para ese disco, sino que ya hablaban de otra cosa, merecían otro tipo de producción. En Deseo Discos (un sello que está sacando ediciones más boutique) me propusieron hacer algún vinilo, y me pareció que era una buena excusa para grabar estas dos canciones: una se llama “La del avión” y otra se llama “Nevada”. Primero salieron en vinilo y después en las plataformas.
-“Nevada” es más compleja en los arreglos, “La del avión” es más acústica. El vinilo te permite tener dos caras diferentes entre sí.
-Claro. El abordaje fue bastante caótico, como me suelen pasar los procesos. “Nevada” en verdad era solo guitarra y voz, como “La del avión”; pero me aburría, no me llegaba a conmover. Entonces la dejé abandonada bastante tiempo, hasta que con Carola Zelaschi, que es quien hizo los arreglos de las cuerdas, empezamos a decir: “Hagámosle cuerdas a ver qué pasa”. Somos muy fans de Danny Elfman, que hizo música de cine, y empezamos a ver pelis que cuando era chica me conmovían mucho, como las dos “Batman” de Tim Burton, “El joven manos de tijera”. Soy muy fan del cine casi cómic.
-Mucho Tim Burton.
-Hicimos una búsqueda en los arreglos de cuerdas desde ese lado, me parecía que necesitábamos un final bastante caótica. La canción fue preproducida durante todo el 2020, la grabé en enero de 2021. Estuve un año arreglándola.
“La del avión”, que parecía bastante sencilla (porque era solo guitarra y voz), me pasaba que grabándola me aburría, necesitaba tocarla con alguien en vivo. Convoqué a Licina Picón en piano y la grabamos en vivo, a la vez. “Nevada” también fue grabada en vivo: las cuerdas, la voz y la guitarra en el mismo lugar; después se agregaron los vientos.
Las dos canciones son bastante excéntricas, por eso también merecían una atención aparte, y un formato aparte, boutique. Por eso también están tan producidas, son únicas.
Reconectar
-Ahora estás pudiendo salir por el país. ¿Cómo estás viviendo ese encuentro con públicos que a lo mejor para vos son nuevos pero que venían siguiendo tu carrera y ahora podés estar tocando para ellos?
-Es muy extraño todo, porque hay muchos artistas a los que la pandemia les aumentó las ganas de tocar; a mí me las disminuyó mucho. Dejé de tener ganas de tocar en pandemia, como que lo anulé; y cuando volví a tocar me costó un poco al principio y lo dejé de hacer automáticamente, apenas se abrió la posibilidad de tocar. Toqué poquito y no la pasé muy bien, así que no lo hice más.
Con el (Teatro) Coliseo, que fue una locura, donde hice todo: “Lucy Patané”, los EP de piano, con dos pianos, “Nevada”, todo. Ahí fue un poco volver a encontrarme con la gente real que quiere escuchar. Porque una cosa son las redes, y lo que la gente te puede escribir, y otra cosa es tocar y encontrarse con la gente.
Tanto en el Coliseo como en el Konex que hicimos hace poco, arriba del escenario uno no ve bien, por las luces. Me toca en algunas canciones conectar con las personas. Por eso también este formato sola es más directo para conectar con la gente. Me entusiasma viajar, salir de lo que es Caba, de lo que uno conoce; poder ir a lugares a los que nunca fui. En Santa Fe nunca toqué, entonces quiero ver quiénes van a disfrutar de las canciones.
Joven experiencia
-Hablábamos de este momento solista, pero en noviembre celebraste 25 años en la música, tanto en bandas como acompañando a otros solistas. La primera vez que saliste en una revista tenías 12 años, tocabas en una banda de niños.
-Sangre Azul se llamaba la banda.
-¿Cómo se ve todo este viaje creativo en retrospectiva, y cómo se renueva la energía para que no pese eso a la hora de seguir creando música nueva y salir a mostrarla?
-Sé que suena un montón que celebré los 25 años, también era gracioso, por eso lo hicimos y le pusimos “Festilucy”: hay mucho humor alrededor de esas cosas. Es un montón, empecé arriba de los escenarios a los nueve años. Pasé todo ese tiempo acompañando a otros artistas, formando bandas como Las Taradas, La Cosa Mostra, El Tronador. Pero siento que con mi disco, que salió en 2019, empezó otra cosa. Entonces no me pesa tanto, porque siento que de alguna manera mi voz comenzó en 2019. Me siento nueva en algún punto, con una exposición diferente: siempre estuvo como al costado, acompañando a alguien o siendo guitarrista de la banda. Estar al frente es algo nuevo. Si bien ya pasaron cuatro años desde 2019 no deja de ser muy reciente. Es un terreno que todavía voy conociendo: hasta dónde me gusta hacer ciertas cosas, cuáles no. La verdad es que tengo más ganas que cansancio. Después sí me siento un poco vieja en algunas cosas: cargar un equipo me da un poco de cansancio (risas), cosas que ya en el oficio por tanto tiempo te cansan o te aburren. Pero mientras haya un escenario y ganas de querer tocar, por ahora no lo voy a dejar de hacer.
-¿Cuáles son tus planes para este 2022?
-Creo que la pandemia nos enseñó un poco a no planear. Pero me gustaría mucho hasta mitad de año poder hacer lo máximo posible; hasta marzo es bastante lo que pude hacer: voy a estar en Rosario, en Puerto Madryn, en Rawson y algún lugar más en Buenos Aires.
Me gustaría intentar entrar en algún proceso creativo: empezar a pensar en un disco nuevo. No lo sé, nunca lo planeé: el disco “Lucy Patané” nunca fue un plan. Ahora estando en otro lugar me resulta muy raro. Pero sí tengo ganas: me gustaría hacer bastantes conciertos hasta mitad de año y después meterme en la cueva a componer.