Viernes 7.1.2022
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El grupo Les Luthiers retomará, a finales de este mes, la gira por España de su espectáculo “Viejos Hazmerreíres”. Es una actividad que se había interrumpido en marzo de 2020 por la pandemia de coronavirus. “Viejos Hazmerreíres” es un compilado que incluye versiones de algunas de sus obras más queridas como “Las majas del bergantín”, “Quién mató a Tom McCoffee” y “Loas al cuarto de baño”. Lo llamativo es que el grupo, que el 4 de septiembre de este año cumplirá 55 años, sigue entre los elegidos por el público. Y sus creaciones acreditan una vitalidad pocas veces vista, a pesar de que solo quedan entre los integrantes dos de los históricos: Jorge Maronna, que está desde 1967 y Carlos López Puccio, quien ingresó en 1971. ¿Cómo se explica la vigencia de este conjunto de “instrumentos informales” creado en 1967? En las líneas que siguen, ensayamos algunas posibles respuestas.
Archivo El Litoral / Manuel Fabatía Les Luthiers en 2014, durante la presentación en Santa Fe de Viejos Hazmerreíres .Les Luthiers en 2014, durante la presentación en Santa Fe de "Viejos Hazmerreíres".Foto: Archivo El Litoral / Manuel Fabatía
Desde sus comienzos, los integrantes de Les Luthiers demostraron una prodigiosa capacidad para modelar personajes que quedan en la memoria. La mayor creación es el célebre músico Johann Sebastian Mastropiero (a través del cual se satiriza a los compositores clásicos, como el propio Bach), que sirve como hilo conductor para muchísimos espectáculos. Pero son decenas los incluidos en los sketches que han logrado resistir el paso del tiempo. El folclorista Cantalicio Luna de “El explicado”; Celedonio Nicanor Compagnucci malevo y cantor de los arrabales que aparece en “Gloria de Mastropiero”; Daniel el seductor y el temible Escipión (“el asesino sanguinario”) en “La hija de Escipión”, el duque Sigfrido el Erguido de “Teresa y el oso”, el predicador de “El sendero de Warren Sánchez”; Günther Frager, compositor plagiado por Mastropiero; Huesito Williams; José Duval, el autor de los años veinte en “La hora de la nostalgia” y los políticos de “La comisión” son algunos. Lista a la cual se suman los grupos ficticios Collegium Armonicum, cuarteto musical que interviene en “Entreteniciencia familiar”, Los Honguitos, que interpretan “La gallina dijo eureka” y los Niños Cantores del Tirol de “La tanda”. Inolvidables.
Aprovechar la riqueza y la potencialidad del idioma español es otro de los aspectos que caracterizan al grupo y una de las particularidades que explican su repercusión en todos los países que lo hablan, o lo comprenden. Inclusive, sus creaciones han sido un estímulo frecuente para docentes en sus clases de Lengua y Literatura. Hay clásicos como “El rey enamorado”, “Payada de la vaca”, “Ya no te amo, Raúl” o “Cartas de color” que son especialmente representativos en su constante apelación a las inagotables posibilidades lúdicas del lenguaje. En un encadenamiento natural, este cúmulo de peripecias lingüísticas terminó originando un diccionario propio, al cual le dio forma el escritor Daniel Samper en 1991: “Les Luthiers de la L a la S”. Que, entre otras cosas, explica algunos vocablos que (como el “McGuffin” de Alfred Hitchcock) tienen un significado particular en la intimidad del grupo.
A lo largo de los años, Les Luthiers introdujo en sus puestas numerosas referencias a la literatura (las dedicadas a Shakespeare están especialmente logradas en “El desdén de Desdémona”), la mitología (“Epopeya de Edipo de Tebas”), la historia (“Cantata del Adelantado Don Rodrigo Díaz de Carreras”) y el cine (Ava Gardner es mencionada en el sketch “Kathy la Reina del Saloon”, que a su vez rinde homenaje a los arquetipos del western). Pero el pilar del grupo es la música. No sólo hay una reelaboración divertida de distintos géneros sino que se pueden establecer intertextualidades con obras de compositores tan variados como Gershwin, Rimski-Korsakov, Strauss, Mozart, Liszt, Dvorak, Verdi, Prokofiev, Mendelssohn, Beethoven, Strauss y Wagner. El tango también aparece parodiado en numerosas oportunidades, a través de alusiones a Julio Sosa, Aníbal Troilo, Alberto Castillo, Carlos Gardel (“El regreso de Carlitos”, una divertida sátira de los filmes que protagonizó el Zorzal Criollo) y Astor Piazzolla. A lo que se suman otras referencias como el Trío Los Panchos, Palito Ortega, los Bee Gees, Los Beatles y Vinicius de Moraes.
Si la música y la palabra son los insumos fundamentales del grupo, la elaboración de instrumentos informales es una marca registrada que mantuvo desde sus orígenes. De hecho, es esta arista la que originó el nombre. El grupo posee más de cuarenta instrumentos que, como rasgo común, se crearon con materiales de la vida cotidiana. Los mismos sirven tanto para parodiar a otros ya conocidos o para producir sonidos que están fuera de lo habitual. Entre los más conocidos figuran el bajo barríltono, que parodia al contrabajo con la incorporación de un barril; la manguelódica pneumática, una melódica conectada a dos globos de cotillón; la guitarra dulce, construida con dos latas de dulce de batata; la mandocleta, una bicicleta munida con una mandolina; el bolarmonio, con varias pelotas de vóley colocadas en forma de teclado y la gaita de cámara, construida con la cámara de una rueda de tractor. Entre los más extraños, aparece la exorcítara, un bastidor, con forma de arpa con cuerdas realizadas con tubos de neón. En el sketch “La princesa caprichosa”, del espectáculo “Bromato de armonio”, se ven varios instrumentos típicamente “lutherianos”.
Reconocimiento internacional
Fueron muchos y variados los galardones que Les Luthiers recibió a lo largo de su historia, desde que en 1974 la Dirección Municipal de Turismo de Mar del Plata le concedió el Premio Enterprise. Pero fueron los otorgados a nivel internacional los que, sumados al talento y la capacidad de trabajo, abrió las puertas del mundo. En 1989, el grupo recibió una mención especial de la Embajada de Francia; en 2001 el Premio Max Iberoamericano de las Artes Escénicas de la Sociedad General de Autores y Editores de España; en 2007 la Encomienda de Número de la Orden de Isabel la Católica; en 2011 el Premio Grammy especial a la Excelencia Musical; en 2012 la concesión especial de la nacionalidad española, por carta de naturaleza; en 2017 el Premio Princesa de Asturias y en
2019 un homenaje del Instituto Cervantes.
Los gags y los chistes de Les Luthiers tienen una característica que los unifica: no pasan de moda. Inevitablemente convocan a la risa porque no dependen de la coyuntura, sino de la representación de arquetipos. Los propios integrantes del grupo se han encargado de remarcar en más de una ocasión que nunca cayeron en el humor agresivo ni realizaron alusiones a personajes concretos de la actualidad, a la vez que evitaron expresar en los espectáculos sus convicciones políticas. Si bien en algunos casos juegan en los límites, siempre han respetado esas premisas. En una entrevista concedida en CNN a Marcelo Longobardi en mayo de 2018, el propio Marcos Mundstock explicaba la vigencia del humor “lutheriano” a través de un ejemplo concreto. “El número de los políticos que modifican el himno nacional se hizo en el año 1996, cuando en la Argentina el presidente era Carlos Menem. Y los políticos son los que se ven ahí. Lo estamos haciendo ahora (por el año 2018), en otros países de Latinoamérica y en España y no ha cambiado nada. Lo cual es una mala noticia, porque los tipos son unos corruptos y unos tramposos. Pero los chistes funcionan. Cómo humoristas estamos contentos, como ciudadanos, dudamos”.