Cristian Oliva
La serie, que constará inicialmente de seis capítulos, adapta la trilogía teatral “Las polacas”, obras escritas por Patricia Suárez. La ficción será una producción ciento por ciento rosarina dirigida por Damián Ciampechini.
Cristian Oliva
En el año 2002, muchísimo tiempo antes de que la trata de personas comenzará a instalarse como un tema firme en los medios de comunicación, la dramaturga rosarina Patricia Suárez estrenó en Patio de actores (un espacio ubicado en Buenos Aires con todas las características de un teatro independiente) la trilogía teatral “Las Polacas”.
Laura Yusem dio el puntapié inicial con la dirección de “La Varsovia” a la que siguieron “Historias tártaras” y “La señora Golde” dirigidas por Clara Pando y Elvira Onetto respectivamente. Las obras, que podían disfrutarse de manera individual o en continuado, reflejaban el calvario sufrido por muchas mujeres provenientes de Europa del Este víctimas de la captación y obligadas a ejercer la prostitución por la red mafiosa Zwi Migdal. Una apasionante parte de nuestra historia recreada con la presencia de más de 50 actores en escena caracterizados en consonancia con la década del ’30.
El boca a boca y los halagos de la crítica permitieron, en esta casi dos décadas, no solo el recorrido de la obra artística por distintos escenarios tanto locales como extranjeros (se presentó en Brasil, Perú, Bolivia, México y Washington DC, en una versión musical), sino el despertar de un interés genuino por aquellas “viejas historias de prostitución y mafiosos” de principios del siglo 20. Años antes de la exitosa telenovela de Polka, “Argentina, tierra de amor y venganza” toda una nueva generación comenzaba a interiorizarse en torno a esta realidad, constituyendo esto uno de los mayores logros de la autora.
Este año el éxito de “Las Polacas” intentará repetirse en formato audiovisual a través de una miniserie de seis capítulos producida en su totalidad en la ciudad de Rosario. Con la dirección general de Damián Ciampechini (que como director de teatro ya había versionado la obra) y un elenco ciento por ciento local, el producto buscará concretarse pese a las dificultades acontecidas por la pandemia.
Si bien en la producción se respetarán las tres piezas teatrales, lo cierto es que el traslado narrativamente trajo consigo una reescritura por parte de la propia autora. Patricia Suárez, con intenciones de alejarse de lo ya visto y en pos de proponer un producto diferente, frente a la ocurrencia de Ciampechini incluyó a parte de la mafia rosarina. Chicho Chico, Chicho Grande y su hija Ágata Galiffi se alejarán de lo expuesto por los libros y crónicas de la época y coquetearán finalmente con el mundo de la prostitución. Algo solo posible en el mundo de la ficción.
Desde Mirador Provincial charlamos con el director quien brindo detalles acerca del proceso de filmación, de la financiación del proyecto y de sus experiencias al llevar la consagrada obra al terreno audiovisual.
-¿Cuándo y cómo surge la idea de trasladar la obra a material fílmico?
-En el 2019 me fui a Madrid a hacer una maestría sobre artes escénicas en la Universidad Complutense de Madrid, luego vino la pandemia y volví repatriado al país. Siguiendo el cursado a distancia, que también se extendió a través de un doctorado, comencé a tomar conciencia de algo de lo que se viene hablando mucho en líneas generales, pero sobre todo allá. Europa está planteando la existencia de un nuevo público, de que los cánones cambiaron, los paradigmas del arte sí o sí cambiaron. El teatro no va a desaparecer, pero bueno, aparece todo esto del streaming que trae en principio un nuevo espectador. Un espectador que cuando pase la pandemia tendrá que ser estudiado para ver cuáles son sus gustos y sus formas de llegar hoy en día. Estando acá, si bien vengo desde el lado del arte escénico, no podía no aprovechar esto, el hecho de que hoy en día la tecnología invadió las casas. Antes uno tenía que salir a buscarlas, y hoy ya nos es natural compartir por ejemplo una videoconferencia. Aprovechando un poco este formato nuevo hablé con Patricia Suárez y decidí volcar todo el material que ya habíamos trabajado en escena y llevarlo en la actualidad al fílmico.
-Como mencionás, habías transitado el trabajo ya en teatro. ¿Qué te produce este traslado al terreno audiovisual?
-El arte es uno, es una comunicación áurica, una comunicación entre sentimientos entre dos partes, lo único que cambia son las formas. El contarlo ahora para una cámara o mejor dicho el poder contar y narrar a través de un lente tiene otras virtudes, pero seguimos hablando de arte en general. Lo que más se me complicó o lo más raro fue el trabajo del actor, el trabajar con ellos que durante toda su vida entrenaron para largarse al aquí y ahora, a la escena y teatro vivo, al estar con el cuerpo entregado. Y bueno ahora hay que filmar bajo protocolos de pandemia y esa cuestión de entrega del actor se ve recluida, se ve totalmente eviscerada por el estado en el que estamos. Bueno, entonces es muy raro, no poder arrimarse, respetar el protocolo. Creo que eso fue lo más duro. No obstante, el cine tiene una cuestión muy atractiva que se pierde en el teatro. El teatro nace y muere dentro de un escenario, no puede ser filmado porque lo que se acontece dentro de una sala entre dos partes no se vuelve a repetir. Se vuelve a repetir la historia, pero no lo que sucede, por eso es efímero. En cambio, en cine la cámara no filma, la cámara narra, entonces poder contar y ser más preciso en que el espectador vea puntualmente lo que uno quiere que vea, es cuanto menos seductor. En el teatro uno pone todo sobre las tablas y el espectador es el que ve lo que quiere y uno se centra mucho para contar en un todo y a veces se pierde lo particular. Acá uno hace que el espectador vea lo que uno realmente quiere contar. Pero después lo que más seduce del cine es la continuidad, lo eterno, lo que queda grabado, eso es un soporte técnico que nos permite volver a recrear, volver a ver.
-Es interesante la premisa de mezclar dos temáticas que en la realidad nunca parecieron tocarse. ¿Cómo llega la mafia rosarina a la historia?
-Es correcto, no hay un relevamiento histórico que diga que la mafia rosarina se cruzaba con la prostitución, eran como dos caminos mafiosos en paralelo. Pero bueno cuando hable con Patricia, teniendo en cuenta que su obra no aclara dónde se desarrolla, le propuse hacer un relevamiento sobre Rosario y que la historia tenga que ver, ya que somos todos rosarinos (desde el compositor musical, los actores, los técnicos e incluso ella misma como autora) con la ciudad. Le propuse meternos un poco en la historia de aquella época que tiene que ver no solo con la prostitución, sino con la mafia he identificarla con personajes míticos como Chicho Chico, Chicho Grande y Ágata Galiffi que también estaban dentro de ese periodo. Eso nos permitía también describir un perfil sociopolítico de la realidad de entonces.
-¿Los fondos para plasmar el proyecto de dónde salen?
-Para filmarlo en formato 4K como lo estamos haciendo el tema económico era, sin dudas, algo de lo que ocuparse. Inicialmente no sabíamos cómo resolverlo y lo que hicimos fue llamar y convocar a inversores privados. Paradójicamente nos encontramos con una muy buena respuesta, con mucha gente que quería apostarle a un proyecto económico artístico. Más allá del dólar, de la variación de la economía y demás hubo mucha gente interesada a sabiendas de que Rosario tiene muy buenos talentos artísticos. Solamente hay que encontrar las partes y hacer propuestas como hace sin ir más lejos Buenos Aires o como trabaja Europa en general. Allí los capitales centrales salen de inversionistas privados. Buscamos por ese lado y nos fue bastante bien.
-¿Dónde y cuándo podremos ver “Las polacas”?
-En principio son seis capítulos. La idea es que sean 25 minutos de la miniserie y 5 minutos documentales después de los créditos contando un poco el hoy en día, mostrando todo aquello de la década del ’30 que quedó y que persiste en la ciudad. Así cerrar y completar unos 30 minutos de metraje. La intención es exportarlo y salir de Rosario, no está pensado para comercializarse de manera local. Estoy trabajando con artistas de gran calidad en todos los sentidos, un equipo de producción muy interesante. El premio es que se nos hayan abierto puertas con distintas productoras. No puedo dar nombres porque estamos justo en la etapa de comercialización, pero la idea es esa, exportar el producto y mostrar la ciudad, su historia y los artistas rosarinos al mundo entero o hasta donde se pueda llegar.
Ficha técnica
“Las Polacas” cuenta con dirección de Damián Ciampechini y guión de Patricia Suárez. Su elenco está compuesto por Claudio Aprile, Alejandrina Banchio, Lucía Benítez, Hugo Bruschini, Gabriela Cantatore, Juan Carlos Capello, Pablo Carnicelli, Julio Chianetta, Gustavo Chinellato, Fabián Ciampechini, Armando Durá, Albertina Favario, Víctor Hugo Ferraro, Ixchel Lacroix Noirot, Nadia Lewandowski, Pablo Luscher, Alejandra Molina, Camila Pfeffer, Emilia Rodriguez Griñó, María Eugenia Sosa, Miguel Tessandori, Christian Valci y Sergio Valdano.
Las cámaras, iluminación y edición están a cargo de Gino Bellofatto y Javier Otaño. El sonido es de Guillermo Curutchet mientras que el vestuario y maquillaje responden al trabajo de Lucas Miró. La utilería es de Andrés Videla. Sus productores son Tatiana Ariza, Pablo Gentilcore y Enzo Franciscucci.
El director
Damián Oscar Ciampechini es director teatral y docente. Como actor se formó en la Escuela Nacional de Teatro y Títeres N° 5.029 de Rosario. Es también licenciado nacional en Artes Escénicas, título que fue otorgado por la Universidad Nacional de Rosario.
Su tarea como profesor no lo privó de participar en festivales nacionales y provinciales de teatro. Muchas de sus obras, como “Balada Malandra” o “Voyeur”, han sido declaradas de interés cultural por la Cámara de Diputados de la Nación, la Cámara de Diputados de la Provincia de Santa Fe y el Concejo Municipal de Rosario.
En 2007 logró repercusión con el estreno de la versión local de la trilogía teatral “Las Polacas” (“Casamentera”, “Varsovia” y “Desván”) donde movilizó una inusual cantidad de actores y una gran producción. En agosto de 2017 reestrenó ese trabajo en la cartelera rosarina.
En 2018 estrenó “Balada Malandra” obra que recrea nuevamente la historia rufianesca de la ciudad en los años ’30. Allí vuelve a trabajar con la rosarina Patricia Suárez quién adapta la historia de “La ópera de los tres centavos”.
Es también reconocido por sus trabajos como director en “Embovedados”, “Aquariam”, “Stéfano” y “Miguél Ángel sigue pintando” (con Miguel Ángel Tessandori como actor y autor).
Premios: Mejor dirección teatral “La Gordillo” en 2012, mejor dirección teatral “Biografías de Acá” en 2018, ambos en Argentina.