La joven figura del folclore argentino y latinoamericano llegará en formato acústico, para presentar su disco debut “Canciones del viento”, que le valió su segundo Premio Gardel. Charlando con El Litoral, repasó sus orígenes, su presente artístico y su misión como transmisora de emociones.
Maggie terminó de definir su vocación en su paso por “La voz argentina”; y ganó su primer Gardel en 2023 con “Canto versos”, de Jorge Fandermole, como Mejor Canción de Folclore. Foto: Gentileza producción
Maggie Cullen, la nueva voz del folclore y la canción latinoamericana, se presenta por primera vez en Santa Fe en formato acústico. Este 2024 la artista confirmó el gran presente que atraviesa: volvió a Cosquín y otros festivales, ganó su segundo Premio Gardel, esta vez como Mejor Álbum de Folclore por su disco debut “Canciones del viento”, y se encuentra recorriendo gran parte del país con su música, agotando localidades. Las entradas están a la venta a través de Ticketway y sus puntos de venta (online y físicos).
El Litoral aprovechó la ocasión para adentrarse en la inspiración y la evolución de esta joven artista que conecta tradición y frescura.
Crecimiento
-Este 2024 fue un gran año para vos, incluyendo tu segundo Gardel. ¿Cómo te sentís al ver el impacto que está teniendo tu música en el folclore, pero también en la música argentina en general?
-Muy feliz y muy agradecida por ver cómo recibe la gente, cómo necesita la gente de la música, y ser instrumento de eso, herramienta, es una bendición. Este año me propuse viajar al interior y presentar el disco ahí; y me di cuenta las ansias que tiene la gente de algo lindo, de algo que alegre el corazón; que es el lugar que viene a tomar el arte, y sobre todo nuestro folclore para quien lo vive y lo siente así. Recordar un poco todo lo lindo que tiene nuestro país, toda la enorme riqueza cultural, y esto tan valioso que es la Argentina: ser instrumento para eso, no hay nada que me haga tan feliz.
-Yendo un poco para atrás: ¿Qué recuerdos te vienen de tu participación en “La voz argentina”, y cómo sentís que influyó ese programa en todo lo que vino después?
-Fue algo muy importante dentro de mi carrera, porque yo no sabía que quería ser cantante (risas); no sabía que quería y que podía. Fui al programa sin esperar mucho nada, fui un poco a conocer a la Sole (Pastorutti), un poco a divertirme y aprender en el proceso. Y bueno, resulta ser que cuando fue pasando me encontré con Abel (Pintos), me encontré con Lito Vitale cuando terminó el programa, con León Gieco. Y sobre todo con la respuesta de la gente; bueno con la Sole, claro; con Yamila Cafrune, con gente que fue abriendo puertas.
Entre eso y el sentir el alma plena y el corazón cada vez más grande arriba de un escenario, compartiendo la música, fue que encontré esta vocación. Por eso fue tan importante el programa en mi vida.
-A partir de ahí te vino una popularidad de golpe. ¿Qué estrategia tuviste para mantener la autenticidad y manejar la exposición mediática?
-Fue la parte que más me costó, porque al principio me asustó un poco todo: salir a la calle y que me salude mucha gente: no estaba acostumbrada, ni estaba buscando que me pasara. Soy muy familiera: me encanta estar en casa, tomar mate, con mis hermanas, con mis amigas; y al principio solo quería volver a eso. Me daba mucha ansiedad todo este tema; y después entendí. Soy muy creyente también, entonces fue como: “Si se me está pidiendo esta misión, si veo que puedo hacer un bien, y aparte a mí me hace feliz estar arriba del escenario, el resto va a ir saliendo”. Y de hecho así fue: de a poco fui aprendiendo el modo de llevarlo a mi manera.
Como recién decías: ¿cómo hago para mantenerme auténtica, o “bien Maggie”? Un poco respetar mis tiempos, seguir siempre en contacto con todas estas cosas que a mí me hacen bien: el campo, la naturaleza, mi familia, mis amigas; los lugares a los que fui y siempre me han renovado el corazón, no dejar de ir. Uno se da cuenta cuando no está haciendo fiel a lo que uno es: en general uno tiene noción.
Referentes
-Siempre destacas que tus padres fueron una gran influencia en tu amor por la música. ¿Qué artistas, géneros o referentes te han marcado en lo que sos como artista?
-Uh, son muchos (risas), pero algunos más de cerca, y hoy tengo la posibilidad de estar compartiendo, y eso es muy lindo. Hace tiempo que sigo mucho a Raly Barrionuevo: él es muy pero muy auténtico, es genuino y fiel a él mismo en sus elecciones; por eso y por el repertorio que elige, por todo, él es como mi gran referente hoy, que tengo cerca. Hace poquito fui a Unquillo a grabar con él, y le hacía preguntas: “¿Cómo decidiste esto? ¿Cómo hacés para elegir esto, lo otro? ¿Cuál es tu medida?”.
Después Mercedes (Sosa) siempre he escuchado, Jorge Cafrune, Dúo Coplanacu, Dúo Salteño; Los Chalchaleros los escuché toda mi vida. Fito Páez, Charly García, Sui Generis, me gustan Chabuca Granda, Violeta Parra, Silvio Rodríguez, Pablo Milanés. Son muchos artistas, pero cada uno me fue dejando algo distinto. Juan Quintero también, Nadia Larcher; te puedo seguir nombrando, tenemos gente talentosa en este país.
-Compartiste escenario o estudio con Raly, con la Sole y Abel. ¿Cómo es trabajar a la par de figuras que las veías como ídolos o referentes, y después hay que ponerse a la par para llegar a un producto en común?
-Se fue dando un poco solo. Recién me preguntabas por la autenticidad, por lo genuino: creo que hay que tener re claros los fines de uno. Como mi fin es musicales, claramente para mí es un honor: estar en concierto y vienen León de invitado; hoy estaba charlando con él, y es impresionante y fuerte. Yo lo jodo, le digo: “Vos no entendés que me sé “Desenchufado” de punta a punta?”. Soy fan, le mando fotos de los cuadernitos de guitarra con los que aprendí: de las canciones de León con acordes.
-Los libritos de Ricordi, que venía con una caricatura de Titi Albarracín en la tapa.
-Exactamente (risas). Es muy lindo y es una gracia enorme; es como una bendición, porque también te van ayudando: te zafan de darte contra algunas paredes, y te van dando una mano de verdad y con mucha generosidad. Pero son personas iguales que uno; hacen música, su fin es el mismo que el mío; y por eso puedo compartir con simpleza y cercanía.
Recibir y transmitir
-Hablabas de León, Lito Vitale, dijiste que te han dado consejos valiosos. ¿Qué aprendizaje te llevas? A veces de un consejo y a veces de ver a un artista como se mueve.
-Uy, creo que mucho: que de cada uno voy rescatando cosas distintas: con algunos en lo artístico es muy fuerte. Cuando la gente después de un concierto viene y te dice: “Maggie, no, porque yo te escucho y me pasa esto y lo otro”. Les digo: “Te creo. ¿Sabés por qué? Porque yo escucho a Juan Quintero y me pasa igual”. Qué bueno saber que uno puede generar eso.
En lo profesional puedo decir de algunos que a mí misma me hacen mucho bien, y que los admiro y les sigo la propuesta, como contaba recién de Raly. Pero en otros casos... La Sole es una madraza, es genial: es buena tipa, honesta, simple, siempre generosa. Un día me la encontré en la radio, creo que eran las 3 de la mañana, en (Nacional) Folclórica. “Sole, ¿qué hacés por acá? ¿Te quedás un rato?”. Y me dice: “No, yo ahora me vuelvo a Arequito porque mi hija me pidió que le haga la mochila, mañana empieza el colegio”. Me quedé helada, digo: “Eso es tener claridad absoluta en prioridades. ¿Qué saco de la Sole? Eso: la persona que es y la dedicación que tiene por su familia y sus seres cercanos. No quiero perder eso nunca.
Así te podría decir de cada una de las personas que sigo. De Nahuel Pennisi quiero su sonrisa siempre, porque la ves y te alegra el día; además de que es un genio total. Siempre te recibe con un abrazo, te pregunta cómo estás.
-Recién hablabas de la misión de la música, y en algún momento hablaste de que en el escenario sos un poco una médium. ¿Cómo es esa experiencia?
-Hay algo muy fuerte que pasa con el arte, con la música, que es esta capacidad de no pasar por la cabeza; algo te emociona porque estás escuchando. Esa capacidad creo que nos trasciendo a los músicos: se nos dio un don y lo estamos poniendo al servicio; somos médiums de la música y la gente lo recibe. A veces en el escenario tengo la sensación de: “Esto no soy yo”.
No es que no pueda hacer esto: estoy acá poniendo el cuerpo y el corazón, y dando todo para que salga. Pero me excede totalmente: cuando la gente te viene a dar la devolución después del concierto, escucho con un filtro que me dice “está perfecto, te agradezco, pero no soy yo: esto me fue dado”. Así lo vivo yo.
Colores propios
-“Canciones del viento” fue premiado y fue bastante aclamado por su enfoque nuevo sobre las raíces de la música argentina. ¿Cómo fue el proceso de armar el repertorio y abordar diferentes tradiciones o estilos?
-Un poco fue mi auto propuesta, cuando empecé a preparar este disco, que es casi todo de folclore; tiene alguna canción de (Gustavo) Santaolalla y demás, pero el resto es más propiamente tradicional folclórico: Atahualpa Yupanqui, Eduardo Falú, Violeta Parra, Chacho Müller.
Un poco lo que lo que me propuse a mí misma era pintar un mapita musical argentino: ir recorriendo las distintas zonas de nuestro país. Y tiene un desafío ponerme a estudiar un poco los géneros y descubrir cómo esto es tan distinto y característico de cada región: es tan distinta la música de Cuyo, del Litoral, del Norte, del Sur.
Pensaba: “Si voy a hacer una milonga, ¿cómo se toca bien?” (bien entre comillas: se puede tocar de mil maneras una milonga). “¿Cómo hago? Quiero que suene bien sureña, bien a (Alfredo) Zitarrosa”. “Si voy a tocar una chacarera, que suene norteña; si es cuyano, vamos a tocar con guitarrón, como se toca la tonada”. Era para mí misma un desafío.
Herencia
-Sos porteña, pero tu familia tiene raíces fuertes provincianas. ¿Cómo influyó en tu música ese equilibrio entre la vida urbana y el contacto con la naturaleza, fuera de la metrópolis?
-Elijo en general lo que a mí me emociona. Soy una mezcla de todo eso: de tango, de rock y de folclore; porque crecí en la ciudad, pero a la vez siempre decidiendo un estilo distinto: de parte de mi familia todos los veranos e inviernos se pasaban en Córdoba. Creo que estoy hecha de todo esto, y de esta forma lo que llega a mí me emociona por algún motivo.
A partir de eso elijo el repertorio. ¿Por qué escucho a Atahualpa Yupanqui y me emociona su poesía? No lo puedo explicar, tendrá que ver con fibras mías. Elijo lo que a mí me llega y a lo que creo que le puedo aportar algo. Recibí tanto de casa: una formación, amor a nuestro país; por eso me apenan tanto que tantos chicos se vayan afuera. Que me parece genial, porque hay oportunidades bárbaras en otros países, y es lindo que uno se pueda formar en el exterior y demás; pero la desesperanza en lo nuestro me entristece porque lo vivo de una forma muy distinta; y eso es lo que busco transmitir en conciertos: eso que recibí.
Apostar a más
-Vas a hacer un concierto en el Teatro Coliseo a fin de año. ¿Qué se puede adelantar de sorpresas y de cosas que va a haber?
-Estoy feliz: es la primera vez que hago un concierto así tan grande. El año pasado estuve en el Teatro Broadway, que fue relindo porque se llenó. Fue León a cantar, Nadia Larcher, Dos Más Uno; fue un conciertazo enorme y de mucha alegría para todos.
Pero este año es un desafío un poquito mayor: es un teatro en el que yo he visto actuar y cantar s muchas personas que admiro; entonces para mí es tanto alegría como desafío. Y van a venir invitados que adoro, que admiro: algunos te los nombré hoy, que van a venir a compartir ese día. Voy a estar con toda la banda cantando; ya estoy empezando con repertorio, luces, vestuario, escenografía, todo: sé que va a ser muy especial. El 13 de diciembre vamos a estar en el Coliseo.
En familia
-Armaste un grupo con tus hermanas, grabaron un material. ¿Cómo fue armar eso? ¿Hay planes de hacer alguna otra cosa más con ellas?
-Sí: tengo un grupo con mis hermanas que se llama Las Cullen, que lo hicimos más que nada para divertirnos; no es que tuvieran un fin profesional. Lo hicimos en pandemia, y a mucha gente le ha hecho bien: hace poquito en Mendoza fui a visitar una cárcel, y cantamos con los presos una de las canciones de ese de ese disco, que se llama “Avanzar”, que la escribió León Cuye, un compositor argentino muy tremendo. Me impresiona la capacidad de la música de llegar a rincones y de acompañar historias que uno hubiera imaginado. La letra dice: “Avanzar como se pueda, eligiendo la manera / La marea baja y sube, somos náufragos de arena / Avanzar no es pisotear lo que vivimos / Avanzar no es otra que vivir y avanzar”. Imaginate un grupo de presos cantando eso: era súper emocionante.
-No hay un proyecto de otro álbum con Las Cullen por ahora.
-Veremos: hay una que está en la escuela, y la segunda está estudiando Ciencias Políticas, nada que ver. No estamos pensando tan adelante; por ahora estamos compartiendo en casa, guitarreamos algunos días de semana que nos encontramos; mi hermana la tercera, Isa, sí estudia música. Pero sin ninguna presión de nada, porque lo hacemos por disfrutar y para compartir.
-Está bueno como contrapeso de la carrera “en serio”.
Sí, es lindo; la cosa es que nos llaman de muchos lados para tocar, y vivimos diciendo que no, porque hay que coordinar y porque no está en la prioridad de algunas. Es difícil sentirse cómodo con la exposición: no a todo el mundo le encanta o se siente tan cómodo haciendo notas o saliendo a un escenario de muchas personas. Entonces bueno, ahí lo vamos viendo de a poco.
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