Desde que la conductora volvió al vecino país, su vida se vio alterada. Cuando llegó se encontró con que su cocinera, su mucama, el casero y el jardinero se habían ido.
Captura de pantalla
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Luego de cumplir con los días de aislamiento necesarios, el domingo pasado Susana Giménez armó las valijas, se subió a su auto y su chófer la llevó al aeropuerto de San Fernando. Allí, 15:45 abordó un avión privado que aterrizó en Punta del Este. Un poco más tarde llegó a La Mary, la chacra de su propiedad a la que suele ir a descansar. “Me voy a la naturaleza. El brazo lo tengo bien. Me dolía mucho el yeso, así que me pusieron una codera, que me lo sostiene mejor”, marcó y agregó: “En Uruguay voy a hacer fisioterapia, descansar, leer y estar con mis perros”, había contado la diva.
Sin embargo, todo lo que se propuso, no salió del todo como lo esperaba. Lejos de descansar, tendrá que ponerse las tareas diarias al hombro. Apenas llegó a su propiedad, se encontró con que ninguno de sus empleados estaba en la propiedad. Primero se enteró que su cocinera pidió licencia porque fue operada de la columna. Si bien va a regresar a su puesto de trabajo, aun no sabe la fecha estimada en la que lo hará. Lo que si le anticiparon a la conductora, es que pasarán unos cuantos meses, pero le dijeron que la van a esperar.
A raíz de esto, en las últimas horas se la pudo ver a la diva intentado hacerse de comer. Su hermano la filmó queriendo pelar una cebolla, sin lograr su cometido. “¿Cómo se saca el coso este, la cáscara?”, dijo, y mientras Pato se reía, acotó: “Boludo, no ves que lo tengo que cortar así, no se puede. ¿Cómo se saca la cáscara marrón?”. Luego de varios intentos logró pelarla y cortarla, pero se encontró con que estaba podrida y la tuvo que desechar.
Acto seguido, ya frustrada, se enojó y dijo: “No hago más nada”. Enseguida Patricio Giménez, aun sin parar de reírse, le preguntó si pedía comida y ella le dio el visto bueno. Nada de seguir intentando con algo que no iba a llegar a buen puerto. Le pidió por favor que llamara la delivery y prometió no volver a meter sus manos en la cocina. “A mí no me gusta andar cocinando. Te queda olor en el pelo…”.
Saliendo de este entretenido episodio, las complicaciones no quedaron solo en eso, en no tener quien le cocine un rico plato y se encargue de esas tareas. Susana también se topó con la renuncia de su casero. Esto la tomó por sorpresa. El hombre es el marido de la cocinera y, al parecer, habría dejado su puesto de trabajo para cuidar a su pareja, que no se puede mover y hacer demasiados esfuerzos.
El tenor y la complejidad de las situaciones referidas a las personas que la abandonaron fue en aumento: la mucama tampoco forma parte del plantel, que fue despedida y que no trascendieron las causas. El hermetismo, en este caso, llama la atención de la prensa uruguaya.
Sin embargo, lo más complicado y confuso viene por el lado de uno de sus jardineros. El encargado de mantener el césped de la chacra, desapareció de un día para el otro debido a que enfrenta una causa judicial. El portal indicó que se trata de una persona de 30 años que fue apresado por la justicia el 10 de septiembre. Según el medio, está imputado por presunta comisión de reiterados delitos de abuso sexual agravado.
El caso comenzó luego de la denuncia de una mamá de una nena de 12 años en una comisaría del departamento de Maldonado. La señora comentó que esta persona, que era su pareja, habría abusado de su hija desde los 10 años y que tomó conocimiento, gracias al relato de la menor, el 8 de septiembre. Según Amalis Martínez, abogada de la familia, la señora trabajaba de noche y la menor quedaba a cargo del acusado. Según información extrajudicial, las pericias médicas habrían dado crédito a la denuncia. Inmediatamente se dispuso el protocolo dispuesto para este tipo de casos, que consta de la atención de un gabinete multidisciplinario para la menor.