Martes 16.1.2024
/Última actualización 16:19
Fui al teatro en Mar del Plata para ver, después de mucho tiempo, a Mauricio Dayub y , ante una sala llena, con espectadores que conocían la obra... o conocían al actor... o conocían el caminito al teatro sin ofertas de fin de temporada... o conocían a alguien que conocía algo de eso y los había incitado y, por tanto, el fenómeno ya estaba a punto de suceder. Faltaba la actuación y paf... la magia sucedió. Todo bien pero aclaremos algunas cosas.
“Amateur es un préstamo lingüístico tomado del francés (un galicismo). Se utiliza al referirse a un aficionado en cualquier área del conocimiento o actividad. También se dice amateur a la persona que está iniciando una actividad, como por ejemplo en las películas, cuando los personajes iniciales que no tienen mucho conocimiento sobre lo que van a hacer. Aunque frecuentemente se asocia el concepto amateur con el de hobby, la etimología, raíces, uso e historia de ambos términos tienen diferencias significativas. Amateur tampoco es equivalente de ‘pasatiempo’. Los expertos no tienen claro si definir la palabra como un aficionado especializado o como un iniciado en algún hobby en particular, sin embargo en las películas se utiliza más el segundo significado”. La obra más allá del significado.
Ver en escena a Mauricio Dayub no deja dudas, la certeza de la entrega es más que notoria, esa entrega, ese “lanzamiento”, eso de estar lanzado en todas las escenas, habla de una forma de actuar, que también es una forma de vivir y él cuenta, el Dayub entero, sin las luces de escena, muestra algo de eso al confesar su relación afectiva donde, aclaremos desde ya: confiesa su modo de vivir debajo del escenario. Su confesión aclara su actuación.
“Año 2000. Paula Siero hacía una breve participación en ‘Tiempo final’ (Telefe), ciclo del que él formaba parte. ‘Ella era tan bonita y tan codiciada que donde se sentara se hacía un rueda de gente alrededor. Y como a mí no me gustaba todo eso, seguía muy de lejos la conversación. Entretanto, la escuché decir que bailaba tango’, recuerda. ‘Y me metí’. ‘¿Dónde?’, le pregunté. Era el mismo lugar al que yo solía ir, conocía a los dueños y a varios de los profesores. Entonces, antes de que se disolviese el grupo, porque llamaban a grabar, le saqué día y hora. Y el viernes, a las 10, estuve ahí, impecable y con zapatos de bailarín bien lustrados”, cuenta. “Como hacía mucho que no iba por ahí, al llegar, me distraje saludando gente. No la vi. Sentí que la había perdido. Recorrí esa pista casi con desesperación hasta encontrarla. La noté incómoda, me dijo: ‘Hoy hay mucha gente’. Y me gustó, su perfil era tan bajo como el mío y así sigue siendo. ‘¿Nos vamos a otro lugar más tranquilo’, propuse. Fuimos. Bailamos. Lo pasamos muy bien. Y al llegar a su auto, le dije: ‘En este momento, agarraría con vos la Ruta 2 y no volvería más a casa’. Me miró como diciendo: ‘¿Qué querés?’. Y, lamentablemente, todo quedó ahí”, relata Dayub”.
“Al otro día, en el set, le pregunté cómo lo había pasado. ‘Bien’, me respondió. ‘¿Pero bien como para que volvamos a vernos?’, insistí. ‘Sí’, soltó. Como siempre me cuido del rechazo, rematé: ‘¿Sí como para encontrarnos en 10 días o esta misma tarde?’. Y nos vimos esa misma tarde, y todos los días hasta hoy’, señala. ‘Paula y yo somos muy distintos, pero nos parecemos demasiado’, define respecto el distintivo de esta pareja. ‘Hay algo esencial que, con ojos cerrados, te hace sentir que el otro te representa. No preciso ver para saber que si ella está cerca, todo va a estar bien’”. El texto es de un reportaje del que se toma este párrafo porque es, en si, una obrita de teatro.
Estamos más cerca de una de las facetas del actor y aclaremos, todo actor vive facetado, una cara al espectador, una al dolor de muelas, el ejercicio físico, las cuentas impagas, el amor, los hijos, el viaje. Condición positiva: si todas las facetas se corresponden con el mismo material “no hay papeles pintados y lucecitas para escena” y conviene aclararlo otra vez, eso es lo que pasa. Dayub es de carne y hueso.
“A 25 años de su debut en Buenos Aires, Mauricio Dayub volvió a reunir a gran parte del equipo original del suceso y, junto a Gustavo Lupiz, emprendieron “El amateur, segunda vuelta”, que tras dos años en capital, vuelve a Mar del Plata, para repetir el romance de la puesta con la ciudad “que le cambió la vida”. La obra realizará dos funciones, el 15 y 29 de enero, a las 21 en el Teatro Atlas.
En la obra emblemática de Dayub, el Pájaro y Lopecito, sus protagonistas, logran encontrar un objetivo común y arriesgan todo lo que tienen para lograrlo. Juntos producen un milagro: que el sueño de uno se transforme en el sueño del otro.
En esta obra, texto de Dayub, actúa junto a Gustavo Luppi, con escenografía de Graciela Galán, música original de Jaime Roos y dirección de Luis Romero”. Leímos este párrafo de un reportaje realizado que resuelve bastante los daos y el contorno y lo transcribimos.
No hay inocencia en la historia del teatro argentino sobre “El amateur”. Han pasado los almanaques. No hay distracción en el espectador. Fuimos los que necesitábamos ver qué había cambiado, los que la habían visto llegaron advertidos, esto es de antes de la peste y de ciertas quebraduras de la sociedad y justito cuando había otras quebraduras. Los que no la habían visto llegaban con “La Cruz de San Andrés”: Pare. Mire. Escuche. Cuidado con los trenes”. Asombra su vitalidad, hoy no es aquel muchacho, ya es este hombre. Eso pone en otro plano el esfuerzo físico que aparece en lo que hace. Claro que es una actuación y se va y sólo volverá el próximo lunes -en esta loca temporada de muchas quejas sociales, poco dinero y teatros llenos- con otra oferta. Aclaremos entonces: esta es lo que parece o, como dice el texto: “Lo que parece... es”. Hay que verlo. Ah... una confirmación: el teatro estaba lleno.
“‘El amateur’ es una obra de teatro escrita por el dramaturgo Mauricio Dayub que se estrenó en agosto de 1997 y en la que se basó la película homónima dirigida por Juan Bautista Stagnaro sobre su propio guión que se estrenó el 22 de abril de 1999 y que tuvo como actores principales a Mauricio Dayub, Vando Villamil, Juan Verdaguer y Cacho Espíndola. Mauricio Dayub (28 de enero de 1960 en Paraná, Entre Ríos). Debutó como actor en Buenos Aires en ‘El primero’, de Ismael Horowitz y ganó el Premio ACE al actor revelación por su participación en las obras ‘Compañero del alma’ y ‘A lo loco’”.(Wikipedia).
En la mochila está todo, las piedras blancas del aplauso y las negras piedras de meterle y meterle detrás de las propias ganas, lo aclaramos porque nadie debe olvidarlo.
“El autor contó en un reportaje que no creía que su obra pudiera tener aceptación pese a lo cual se la pasó al director de teatro Luis Romero y al actor Vando Villamil, que le propusieron representarla, por lo cual el paso siguiente fue contactar a la escenógrafa Graciela Galán, al director de teatro Mauricio Kartun para la supervisión actoral y a Jaime Roos para la musicalización. La pieza se estrenó en agosto de 1997, fue incrementando su difusión y tuvo cuatro nominaciones para el premio María Guerrero: mejor obra y actuación (a Dayub), escenografía (Graciela Galán) y dirección (Luis Romero)”.
Aclaremos una duda que acompaña a los espectadores avisados: será o no será, esta vez podrá o no podrá...
Vivir el tiempo del escenario es como muestra la puesta: terminar en el aire creyendo que se puede y acaso el mensaje es ese: vengan que todavía puedo ser ese muchacho un poco tonto, otro poco inocente y otro tanto ilusionado y la obra (su sustancia) muestra exactamente la suma de tontería, inocencia, ilusión que convierte al personaje en un fenómeno teatral que no envejece.
Aclaración final: el más directo mensaje apunta a la amistad y la fe que lo empecina (Discépolo). Dayub puede cantar a Julius Fucik: “Hemos vivido por la alegría, por la alegría hemos ido al combate, por la alegría morimos, que la tristeza nunca sea unida a nuestro nombre”. Fucik fue un durísimo militante. Yo salí con eso en la cabeza, junto al tema “La ballena”. Quiero aclararlo.