Miércoles 21.12.2022
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Eugène Ysaye, David Oïstrakh, Yehudi Menuhin, Isaac Stern y Jascha Heifetz integran la lista de los violinistas que tuvieron más influencia a lo largo del siglo XX. Pero a esa nómina se debería sumar Joseph Szigeti, intérprete húngaro de violín que demostró desde muy temprana edad su predisposición genética hacia ese instrumento. De hecho, con muy corta edad, tuvo la posibilidad de estudiar en Budapest con Jenő Hubay, considerado el mejor maestro de su época. Alcanzó tal nivel, que durante su debut recibió elogios de Joseph Joachim.
ArchivoEntre 1920 y 1960, Szigeti actuó y grabó en diversos países y fue receptor de obras de compositores contemporáneos. Para él se escribieron, entre otras, el Concierto para violín de Ernest Bloch, la Rapsodia n.º 1 de Bartók y la Sonata para violín solo n.º 1 de Eugène Ysaÿe. Después de la guerra visitó varias veces la Unión Soviética, donde presentó el Primer Concierto para violín de Prokofiev. También se presentó en el Carnegie Hall de Estados Unidos en 1925, y recorrió el mundo durante la década de 1930 antes de establecerse finalmente en los Estados Unidos en 1940.
Mantuvo una amistad con el compositor Béla Bartók, junto a quien brindó un concierto en Washington que contó con la mencionada rapsodia para violín de Bartók. El violinista ruso Nathan Milstein, quien fuera contemporáneo de Szigeti, afirmó que “era un músico increíblemente culto. De hecho, su talento surgió de su cultura. Siempre lo admiré y los músicos lo respetaron”. Szigeti se retiró definitivamente de los escenarios en 1960 y se dedicó a la enseñanza falleció en 1973.
En julio de 1936, “el virtuoso académico” (así lo apodaron sus pares) realizó un concierto en la ciudad de Santa Fe, a instancias de la Asociación Amigos del Arte. La audición, que según consignó el Diario El Litoral había generado gran expectativa desde los días previos, se realizó el sábado 25 de julio de ese año en una de las salas del Museo Rosa Galisteo de Rodríguez, ubicado en 4 de Enero 1510 . Szigeti estuvo acompañado por el pianista André Petri.
Archivo El Litoral“Pocos, muy pocos socios de han perdido la oportunidad de escuchar al sobresaliente intérprete, que ofreció un programa musical a propósito para ser apreciado así en el aspecto meramente técnico, como en su valor de artista. El público comprendió desde los primeros compases de la primera pieza que estaba frente a un violinista de los que atraen la atención meritoriamente”, explicó El Litoral en la crónica publicada el domingo 26 de julio de 1936.
“La Follia” de Arcangelo Corelli, la “Sonata a Kreutzer” de Ludwig van Beethoven, “La Gavotte” de Bach y una obra de Paganini le sirvieron al húngaro para conquistar al público. “La sala no cesaba de aplaudir y Szigeti tuvo una deferencia: brindó inmediatamente un Rondó de Schubert que dio lugar a una ovación”, escribió El Litoral. Luego vinieron obras de Bloch, Szymanowski y Stravinsky.
Archivo“Terminado el concierto con la danza de Petrushka, los insistentes aplausos recogidos por el artista valieron una Czarda de Hubay, ‘El Zephyr’ del mismo y ‘Le vol du Baurdon’ de Rimsky. Un concierto que ha dado lugar a que los socios de Amigos del Arte conocieran a un violinista de los grandes. La asociación ha conquistado nuevas simpatías. Resumiendo diremos que Szigeti se distingue por la expresiva sonoridad y la cálida atmósfera de arte que crea. Es de los violines que con cada pieza despiertan una nueva y profunda emoción”, expresó el vespertino en el final de la crónica. Una página más para la rica historia cultural de Santa Fe.