Miércoles 28.12.2022
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Hoy el nombre de Irene López Heredia no dice mucho, pero hace un siglo era garantía de calidad artística. Es que esta actriz de origen español está considerada entre las más importantes de las primera décadas del siglo XX. Tanto es así, que su fama excedió largamente las fronteras hispanas, para extenderse hacia otras latitudes, en especial Sudamérica.
Formada con María Guerrero, integró una compañía con Ernesto Vilches junto a quien llevó a los escenarios puestas escénicas basadas en la obra de Oscar Wilde, como “El fantasma de Canterville”, “Un marido ideal” y “El abanico de Lady Windermere”. También trabajó junto a Vilches a partir de textos de dramaturgos de su tiempo como George Bernard Shaw y Jacinto Benavente, entre los años 1915 y 1930.
Foto: Archivo El Litoral / Hemeroteca Digital CastañedaMás adelante, en sintonía con Mariano Asquerino, interpretó personajes nacidos de la pluma de Ramón del Valle Inclán, Jean Cocteau y Pirandello. Se mantuvo en actividad hasta los últimos años de su vida y hasta tuvo un paso por el cine, que sin tener el peso de su labor teatral, incluyó títulos como “El golfo” (1917), “Doce hombres y una mujer” (1934), “Buenos días amor” (1958) y “De espaldas a la puerta” (1959).
Mientras disfrutaba de su etapa de mayor éxito, entre las décadas de 1920 y 1930, la actriz considerada al nivel de otras de su misma época y nacionalidad como Margarita Xirgú, visitó la ciudad de Santa Fe para mostrar sus trabajos. Los archivos del Diario El Litoral y El Orden registran al menos dos visitas, aunque la forma en que López Heredia habla de la capital provincial, permite intuir que fueron más.
Foto: Archivo El Orden / Hemeroteca Digital CastañedaEl jueves 1 de septiembre, El Litoral publicó una entrevista con Irene López Heredia, que esa noche tenía previsto subir a escena en el Teatro Municipal. El periodista que escribió la nota, la describió como “la actriz del perfil griego y el porte elegante”. En un tramo de la entrevista, le preguntó a la artista hispana cómo veía a Santa Fe. Ante lo cual ella respondió: “Igual a como la conocí. Linda y limpia. Pequeña y aseada, como un chiche al que se cuida con cariño. Se advierte en seguida que están ustedes enamorados de su ciudad”. Y añadió: “Viendo a Santa Fe, tan cuidada, recuerdo a una de esas pequeñas ciudades europeas, igualmente higiénicas y también bonitas”.
Algunos años después, en una nueva visita a la ciudad, Irene López Heredia se refirió a la complicada situación que se vivía en su patria. Era agosto de 1938 y la Guerra Civil teñía de sangre a una España partida en dos. “Aquello es un caos, hasta los niños participan en la guerra”, le dijo la actriz a un periodista que la entrevistó para el Diario El Orden. No fue una buena época para la actriz: al estallar la Guerra Civil, se tuvo que marchar a Italia. Y cuando volvió a su país, había perdido buena parte de su patrimonio.
Foto: ArchivoEn esa misma entrevista con Diario El Orden, la actriz se refirió también al fenómeno que suponía, en ese entonces, el desplazamiento de varias figuras vinculadas con el teatro hacia el universo de la cinematografía. Para la actriz, tenía que ver con las mejores perspectivas de esa disciplina y con la mejor calidad de las salas, que hacía que fuera mayor el público asistente a los cines que a los teatros.
En los años de posguerra, prosiguió con su carrera de primera actriz con “Seis personajes en busca de autor”, “Así es, si así os parece”, “Campo de armiño”, “La princesa Bebé”, “Rosas de otoño”, “La escuela de las princesas” y “La noche del sábado”. “La sombra”, de Darío Nicodemi, fue uno de sus éxitos más resonantes. Luego estrenó “Hedda Gabler”, de Ibsen. En la década de 1950 representó “La Celestina”, “El regreso de la vieja dama”, “Los intereses creados” y “Don Juan Tenorio”. Falleció el 10 de octubre de 1962.
Foto: Archivo