Sábado 7.5.2022
/Última actualización 11:42
La obra de Rocío Gal, cantante, compositora y artista visual de Buenos Aires, se inscribe en un universo que podría sintetizarse con el término “folktrónica”. Es que indaga tanto en la música latinoamericana de raíz litoraleña como en la experimentación electrónica. Tras una serie de adelantos, Gal lanzó su primer disco de estudio, “Inventario de ecos”, cuyo título está inspirado en la novela “Desierto sonoro”, de la mexicana Valeria Luiselli, que relata el viaje de un matrimonio en crisis con sus dos hijos pequeños desde Nueva York hasta Arizona. Ambos son documentalistas y cada uno se concentra en un proyecto propio. La placa fue grabada en 2021 en Estudio Espeis y combina lo analógico con lo digital.
Antes de llegar a “Inventario de ecos”, Rocío recorrió un camino que consistió en la presentación de tres singles. Consultada por este medio respecto a lo que significa en su carrera la posibilidad de un disco, aseguró que implica pensar una obra como un todo, con partes que se complementan, con intensidades y transitar un proceso de más preguntas sobre la mesa. “Tener más partes para contar la historia que se va armando. Más lugares para probar sin la presión de la pieza única, que es linda, pero me parece más divertido pensar en la familia de músicas que la rodean”, apuntó.
En el álbum, la compositora diagramó una combinación entre melodías con aires folclóricos y atmósferas electrónicas. Respecto al proceso que condujo a la unión de esos mundos, explicó que el propósito fue probar, a ver que trae la tradición y que trae la máquina. “Pienso que son territorios que se hacen bien entre sí. Se ablandan mutuamente al convivir. Y lo folclórico medio que no lo pienso, me sale solo. Lo electrónico es lo más nuevo para mí y lo exploro con mirada de niña”.
El disco fue grabado en 2021 en Estudio Espeis. Dentro del amplio collage de influencias, figuran las raíces de Rocío Gal en la música del litoral. “En realidad las raíces litoraleñas me vienen de fábrica, porque toda mi familia paterna es de Corrientes. Yo nací en Buenos Aires, pero escucho palabras en guaraní y chamamés desde chica. Así que no sé cómo se manifiestan en el disco pero calculo que ya son parte de mi genética”, aseguró.
Respecto a los músicos de esa región que incidieron en su formación musical, mencionó a Ramón Ayala y al “Chango” Spasiuk. Al primero, dijo, es a quien más sigo escuchando. Y el segundo porque el acordeón la apasiona desde siempre. “Pero la que más me influenció verdaderamente fue mi abuela de allá, de Corrientes, que tocaba el piano y cantaba de mañana a noche, jugando sin parar”, recordó.
En la visión de Rocío, la música tiene un vínculo profundo con la memoria. “Creo que todo lo que hacemos sonar trae una información de antes, un recuerdo sea explícito o implícito, homenajes, citas, capturas de lo que nos emociona. Hay algo de la memoria ahí, en un sentido amplio: memoria de las sensaciones, impresiones y sutilezas que viven en nuestro cuerpo desde hace toda la vida”, profundizó.
Gentileza Maru Rasdolsky D.RFoto: Gentileza Maru Rasdolsky
En relación a lo que vendrá luego de ese hito que, para todo artista, implica presentar el primer disco, Rocío adelantó que lo que se viene de aquí en más pasa por aventurarse a explorar los formatos en vivo, post-pandemia. “Ver qué sucede, cómo se transforma esto que hicimos dentro de una habitación. Y pensar en hacer un próximo disco, probablemente bien diferente porque ya tengo nuevas preguntas”.